Desde Marajó: por tierra, mar y aire
martes 22.may.2012 por Santiago Riesco 0 Comentarios
Llegar a la gran isla de Marajó, en la desembocadura del Amazonas, es toda una aventura. Nuestra grabación ha comenzado en la localidad brasileira de Salvaterra. Salimos el lunes, 14 de mayo, desde Madrid en avión hasta Lisboa (55 minutos), otro avión hasta Fortaleza (7 horas y media) y un tercer despegue com su correspondiente aterrizaje hasta Belen, en el Estado de Pará (2 horas más). Allí embarcamos para cubrir los 65 kilómetros de río Amazonas que nos separaban del puerto más cercano a Salvaterra (3 horitas de barco). En el puerto nos recoge una furgoneta y recorremos los 40 kilómetros hasta nuestro primer destino en media hora. Llegamos a las diez de la manyana del 15 de mayo (con cinco horas más en Madrid) y nuestro cuerpo tiene las tres de la tarde y una noche sin dormir.
Los agustinos recoletos nos reciben con los brazos abiertos y comenzamos nuestra grabación en el Centro Comunitario, las comunidades del interior, la moto, la bicicleta, el coche, un transbordador que cruza otro inmenso río que apenas es un canal de la desembocadura del imponente Amazonas.
Los misioneros son españoles. Tres sacerdotes que superan los 70 años de edad y que se han dejado la vida en esta tierra por los más pobres. Pedro, Salvador y Cleto recuerdan el naufragio del año 1981 en el que uno de sus Hermanos perdió la vida salvando las de los demás. Visitamos el lugar del hundimiento, el monumento que recuerda las 40 almas que se trago el Amazonas, el cementerio donde descansan los restos mortales de Fr. Román...
Al día siguiente, ya 16 de mayo, nos muestran la riqueza de la flora y la fauna. Grabamos manadas de búfalos bañándose en las inmensas charcas que han dejado las ultimas lluvias. Árboles repletos de murciélagos, troncos de formas imposibles, manglares, pantanos y ciénagas en las que podría vivir Sreck, garzas, cobras, cangrejos y los vistosos y espectaculares guarás. Unas aves de un intenso y fosforescente plumaje rojo que se alimentan de cangrejos y marisco.
Hoy hemos regresado a Belén (otras tres horas de barco sobre la desembocadura del río más inmenso y chocolateado imaginable) para esta noche volver a embarcar. Serán 11 horas de barco para llegar a Breves y Portel, otras dos ciudades de la islã de Marajõ donde los agustinos recoletos llevan casi un siglo promovendo la justicia, la dignidad y proclamando la Palabra de Dios.
Acompanyamos a su obispo, el navarro José Luis Azcona. Un héroe anónimo que vive cerca del Pueblo y en contacto directo con Dios.
Sus denuncias sobre el tráfico de personas para la prostitución em Europa, el tráfico de armas, el de drogas, la depredación de los recursos naturales y otras causas a favor de los más vulnerables le han valido varias amenazas de muerte. Viaja sin escolta. Solo. Encomendándose a Dios. Sabiendo que en cualquier rincón de la selva le pueden ametrallar, que en las calles donde se encuentra con su gente, le pueden eliminar. Pero esta es otra historia que os contaremos cuando volvamos a tener conexión a internet y los misioneros nos presten su ordenador.