Lágrimas espesas
domingo 27.ene.2013 por Ricardo Olmedo 6 Comentarios
Llegamos. Se escribe pronto y se dice rápido. Pero tardamos un día entero en arribar a nuestro destino: la misión de St. Paulou, una escuela veterana (tiene 52 años) de primaria y secundaria que fundaron los Hermanos Maristas en el corazón de Zambia. El complejo educativo impresiona en medio de una zona espesamente arbolada y de gran belleza.
El hermano Raimundo Puente, "Mundo" a partir de ahora para todos, lleva toda su vida en esta tierra zambiana y energías no le faltan a la vista de la vitalidad y el buen rollo que desprende. Va a ser nuestro guía en estos días zambianos, cálidos y lluviosos. Días de trabajo intenso y, como siempre, días de experencias no menos intensas.
El colegio de los maristas atiende a algo más de 600 alumnos. Una parte de ellos son becados gracias a las gestiones de la ong SED, gran invención de los maristas españoles para financiar proyectos y concienciar sobre la importancia de la educación.
Esta mañana hemos visitado a algunos de los alumnos becados y que viven en los alrededores de la escuela, en chozas desperdigadas a la vera de los caminos de tierra que rodean la zona. En dos familias, la misma historia. Una historia de vida dura marcada en mayúsculas por la pobreza y la muerte que vino a lomos del virus del sida. Los niños se quedan sin padres y la abuela se queda a cargo de las criaturas.
Una de ellas me enseñaba esta mañana los pantalones gastados, los zapatos rotos de los niños. Otra abuela no me enseñaba nada. Se limitaba a saludarnos sentada a la puerta de su cabaña. Agradecida por la visita y hondamente preocupada por la vida. No por la suya, que se asoma ya a sus últimos días, sino por la de sus nietas, de 13 y 18 años. Una ya ha terminado sus estudios de secundaria. Otra los va a comenzar mañana.
La abuela se echó a llorar cuando recordaba la muerte del padre de las chicas, de su único hijo. Lágrimas espesas como nunca ví. Lágrimas escasas pero condensadas de dolor, llenas de razones, compactas por la pena grande como una de las nubes que carga el calor zambiano. lLuego cambiamos de asunto. Esperanza porque la pequeña va a poder estudiar. Y contempla con una sonrisa el uniforme, la falda negra, la camisa azul claro con las arrugas aún del envoltorio.
Viviremos muchas cosas los próximos días. Pero va a ser difícil que olvide las lágrimas de la abuela. Hay muchas lágrimas que son como la tinta, que aguantan el paso de los años sobre el pergamino de la vida.
(8) AUM dijo
(8) AUM,darse cuenta ;)!!! dijo
Con Ciencia Indígena
ESTOY LLORANDO
Estoy llorando sentada aquí en esta piedra.
El llorar aquí vale la pena, se llora bien:
mis ojos ya están hinchados.
Todos lloramos por algo; unos poco, otros mucho,
hoy, lloro sin dejar de mirar a través de mis lágrimas.
A veces no quieres llorar, pero te hacen llorar,
el llanto nos persigue y morimos con él.
No hay día especial para llorar.
por eso, hoy lloro, mientras puedo,
mientras sé llorar,
mientras mis ojos no se han secado.
El llanto no se vende,
el llanto es sagrado para aquel que lo llora,
y una lágrima bien llorada merece respeto por aquel que no la llora.
Angélica Ortíz
Poeta Wixárika
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Silvia dijo
Gran artículo, Ricardo. Me has hecho imaginar el dolor de esa abuela como si realmente yo estuviese hablando con ella. Lágrimas como las suyas son lágrimas de verdad, sentidas y sinceras... capaces de hablar por sí solas y contarnos toda una vida.
Estoy segura de que el hermano "Mundo", con ese apodo tan peculiar, también guarda más de una experiencia digna de ser contada.
Me consta que estáis bien y en buenas manos así que disfrutad del lugar, de la hospitalidad de su gente, de la sonrisa de los niños y, por supuesto, de esa magia que dicen que África desprende.
Yo seguiré pegada al blog para no perderme detalle del viaje y de todas vuestras andanzas por las tierras zambianas.
Un saludo para todos desde Madrid... ;)!!
Silvia.
Santi Riesco dijo
Como siempre, genial.
En el despacho ha habido más de un nudo en la garganta.
Esperamos más historias en el blog.
El viaje a Israel se confirma. El 7 de febrero salimos.
Cuidaos mucho. Un fuerte abrazo.
Valentín dijo
Lloro por desconsuelo
lloro por más y no puedo
tampoco si quiero
Querer llorar es expresar
amor por un mundo entero
porque todos somos parte de uno
y de ese uno un todo
Lloro por desconsuelo
lloro por más y no puedo
Tampoco si quiero
Querer llorar es querer amar
amar bajo el cielo azul
en esta inmensa tristeza
que me descoloca y me vuelve loca
Lloro por ti que eres mi hermano, mi hermana, mi padre y madre , mi hijo y mi vecino , lloro por todo el dolor que hemos sufrido y de la alegría que está por venir.
Lloro por desconsuelo
lloro por ti y no muero, mi triste anhelo.
Idoya dijo
Muy emotivo. Lo leo con un nudo en la garganta.
Besos desde Madrid.
Jose Suarez Huerta dijo
No hay nada mas triste que las lagrimas de una abuela en cualquier situacion,pero esta supera con creces la tristeza que se siente cuando ves a una anciana al final de sus dias cuidando de sus nietas en la mas absoluta pobreza y si saber que pasara cuando ella ya no este.Tremendo,y nosotros nos quejamos....