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Los temblores de Konadi

    lunes 27.ene.2014    por Ricardo Olmedo    4 Comentarios

IMG_6093Konadi llegó en brazos de su madre. Desmadejada. Le salía un quejido de desasosiego y de no poder con su alma. Caía un sol de plomo sobre Mandeké Kawo, un pequeño poblado de unas cuatrocientas personas a media hora larga de Bouaké. La gente a la sombra esperaba paciente, con la paciencia que sólo crece en estos rincones de África. Esa paciencia de quien sabe que no puede luchar contra el tiempo, ni contra las adversidades, que son muchas y muy gordas.

Bueno, pues Konadi apareció con su madre en la pequeña construcción que hace de consulta en Mandeké. Habíamos venido con los enfermeros formados y apoyados por los maristas y por su ong SED.  Y por el empeño de Javier Salazar, que en los últimos veinte años trae un grupo de voluntarios, entre ellos algún médico, cuyos corazones han echado raíces en esta tierra del pueblo baulé.  La habitación donde pasan consulta y la pequeña capilla, salón multiusos, también lo han levantado los voluntarios con sus manos y muchos sudores. Los mismos que tenía la pequeña Konadi, que lo mismo se quejaba, lloriqueaba o temblaba en brazos de su madre. 

Koffi, el enfermero, le dio los antipalúdicos que los maristas consiguen en Valencia y traen por kilos cada verano. A ver si hay suerte. A ver si a Konadi no le pasa lo que a cientos de miles de criaturas en el mundo pobre y caliente donde el puñetero mosquito hace estragos. A ver si es verdad que el doctor Alonso en Mozambique está a pique de un repique de sacar la vacuna. Eso sí que será algo grande. 

A Konadi se la llevó su madre con la esperanza en los labios y el temor encogido en  un pliegue del corazón, para que la pequeña no lo note mucho. Muchos pequeños en Mandeké y en tantos poblados pasan por el mismo trance de Konadi, deficientemente nutrida, como esos miles de criaturas -repito- que caen cada año. El jefe del poblado, un anciano enjuto, elegante, envuelto en su tela baulé azul y blanca, me habla de lo agradecido que están por estos maristas que desafían las estadísticas y la condena a muerte que pesa sobre esta gente abandonada a su suerte. Lejos de todos y de todo.

Suenan los tamtanes. Las mujeres danzan y nos traen de regalo varios racimos de plátanos, ñames...y una cabra. Contentos por la visita de los enfermeros, de los maristas, de los extranjeros blancos que llegaron con una cámara grande, micrófonos y ganas de conocer estos mundos de Dios. Estos últimos somos nosotros, afortunados testigos de lo que pasa en este rincón de África. Donde viven los baulés, donde los hijos de Champagnat comparten su vida con ellos. 

Ricardo Olmedo   27.ene.2014 23:13    

4 Comentarios

Como siempre sin palabras y con el corazon encogido me dejan tus cronicas.Buenas noches, que descanseis ,seguro que mañana os espera otro durisimo dia.

martes 28 ene 2014, 00:18

Pues, la verdad, es que sí. Bonitas palabras las que salen de tu pluma (la pluma del plumilla, se entiende, ;P).

Como tú bien dices en tu post anterior, están los periodistas que viajan pero pasan de largo y sin detenerse. Y luego, hay periodistas como tú.

De esos que viajan pero también saben vivir el viaje. Que miran pero, a la vez, observan; Y observando, algo siempre encuentran. Esos que caminan y que se fijan más en las huellas que dejan otros antes que en las suyas propias. Periodistas que saben mirar con el corazón y con los mismos ojos de esa niña enferma o de esa madre preocupada. Esos que se ponen en su piel. En la de ellas y en la del voluntario, enfermero, hermano Marista o anciano jefe del poblado.

Dicen que África te cambia por dentro... Que una vez que vas, ya no regresas. Que aunque vuelvas a Madrid o a otro lugar... tu mente, allí se queda.

Se nota que África te mueve y te conmueve. Yo aún tengo ese viaje pendiente... pero te leo y por un momento, creo que me teletransporto.

Así que gracias por regalarnos tu pluma y, con ella, tu mirada y un 'billete especial' a ese pequeño rincón de Costa de Marfil.


Un abrazo grande para todo el equipo. Y, para el barbas, un beso gigante, ;)!!

P.D. Espero que, en la medida de lo posible, podáis esquivar a los terribles mosquitossss!!

martes 28 ene 2014, 02:43

Amigo Ricardo:
Me satisface leer tus crónicas tan bien descritas y detalladas. Que el Nazareno de la Isla y su Stma. Madre, la Virgen de los Dolores estén contigo y te ayuden a culminar con éxito la misión que llevas a cabo.
Un fuerte abrazo.

martes 28 ene 2014, 16:14

Qué emotivo, se queda una cruzando los dedos... a ver si Konadi tiene suerte... qué lejos parece todo esto.

lunes 3 feb 2014, 18:49

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