Un par de ases
viernes 31.ene.2014 por Ricardo Olmedo 7 Comentarios
La tarde cae deprisa, muy deprisa sobre el barrio de Camounoukró. El sol tiene prisa por echar el telón en estas tierras africanas. Como si pensara que ya está bien de calor y de sopor, que ya vale por hoy de castigar sin clemencia a esta gente sufrida y resistente. Con el atardecer tenemos que tener cuidado. Más pronto que tarde nos quedamos sin luz y los de la tele tenemos que recoger los bártulos. Y a otra cosa.
Digo que la tarde nos caía encima camino de la casa de la familia de Martin y Zoubga, un matrimonio cuyas familias vinieron en su día de Burkina Faso, sangre de los pueblos mossí, la aristocracia burkinabé. Zoubga parió con muchos dolores y muchos problemas. Y se le quedó una anemia de las que hacen época. Los hermanos maristas le echaron todas las manos que hicieron falta para que saliera adelante. Conclusión: ahora hay dos criaturas sonrientes y espabiladas. Abraham y Ester, de 5 y 8 años.
Los dos van al colegio de los maristas de Boauké. Una maravilla de colegio que los frailes se empeñaron en levantar contra viento y marea. A los dos días de abrirlo, estalló la guerra, lo ocuparon los rebeldes y luego vino la ONU para repartir comida. Volvieron los maristas. Erre que erre. Y ahora allí van Abraham, Ester y otros quinientos y pico de alumnos. Algunos, como estos dos, reciben una beca gracias a la ong SED. ¿De qué estamos hablando? De 150 euros por curso. Sí, lo han leído bien: 150 sencillos y simples euros. Ya ven.
En su casita del barrio de Camounoukró, los peques se sientan y se ponen con los deberes. Uno con una pizarra pequeñita escribe una y otra vez la m, la m, la m. Ester lee con ese acento marfileño, con sangre burkinabé, de ancestros mossí. Cóctel africano. Su padre les echa una mano y la mamá cocina fuera un poco de pasta con algo de tomate. Las vecinas se hablan a gritos y, aunque el sol hace un rato que se fue, hoy parece que el calor se ha quedado pegado en los cuerpos, colgando de las nubes bajas que amenazan lluvia.
Martin me habla de sus dos hijos, la alegría de la casa. Y se le quiebra la voz cuando habla de estos maristas con coraje y de la buena gente que se acuerda de que estos africanos existen. De quienes comparten unos cuantos euros que no vean cómo le vienen de bien para que sus niños estudien. El sueño de cualquier padre y madre en estos trópicos tan llenos de hambre como de vida. "Son nuestra esperanza" me dice Martin con una sonrisa que no le cabe en la cara.
Abraham y Ester ya devoran la pasta con tomate mientras nos despedimos de la familia. Una familia con dos ases que no tienen en la manga sino en la palma de la mano, a la vista, a pecho descubierto, orgullosos de enseñarlos. Dos ases en la partida de la vida que, en este rincón, más que en ningún otro del mundo, pasa por la educación.
Por cierto, hoy ha sido un día de esos que uno se siente orgulloso de trabajar con gente como Fernando, Juan y Carlos, hoy especialmente ingenioso. Con la ayuda del santo Champagnat.
Felipe dijo
Gracias, Ricardo, por contarnos con tanto cariño y con tan buena letra las alegrias y penurias de los que menos tienen. Un abrazo para todo el equipo.
jose suarez dijo
Qué tal equipo? Aquí estoy fiel a mi cita diaria , como siempre Ricardo tus cronicas llenas de ternura acaban emocionandome y casi sintiendome un poco culpable por las muchas cosas superfluas que podemos llegar a tener y no encontrarnos satisfechos .Leyendo la historia de esta familia tan feliz con tan poco algo se remueve por dentro, aunque mañana como seres imperfectos que somos seguro que todo volverá a ser igual.Besos para ese gran equipo que ya formais parte de mi dia a dia, ademas de Juan, cuando volváis echaré de menos estos ratos de charla conmigo misma, por cierto a mi nadie me contesta eh?.Cuidaros mucho. Besos malagueños de los Cabrera Suarez.
jose suarez dijo
Que foto tan bonita, los niños son preciosos.caritas de inocencia y felicidad.
Claudia Carlos dijo
Hola soy colaboradora Marista desde hace casi 6 años, que orgullo pertenecer y colaborar en esta hermosisima misión, gracias por compartir esta historia de vida, nos da fuerza y alegría para seguir adelante. un abrazo desde Guadalajara Jal.
Ricardo dijo
Hola Jose Suárez, todos los días comentamos con Juan que eres la más fiel de nuestras lectoras. Creo que la principal motivación para escribir es esperar tu reacción diaria. Muchas gracias por seguirnos. Juan se porta muy bien. Se ve que es un chico bien educado, jeje.
Idoya dijo
Qué bonita la crónica y qué preciosos los niños. 150 euros por curso! Y aquí gastando millones en aeropuertos fantasmas y esculturas monumentales que yacen oxidadas
Carmen dijo
Qué foto tan bonita! Desde Madrid quiero hacer llegar la importancia de que haya familias coraje que siguen trabajado, riendo, esforzándose,... aún a pesar y por encima de todo.
Estamos vivos!.