Dos tortillas, una, media
lunes 6.oct.2014 por Ricardo Olmedo 3 Comentarios
Esta Nicaragua, como cualquier país centroamericano, no se entiende sin la tortilla. Masa de maíz pasada por el comal bien caliente una vez palmeada, torteada. Círculo sagrado, alimento básico, espantador de hambres durante siglos. Millones de tortillas se comen cada día desde el río Grande para abajo. Todos hijos del maíz.
Pienso esto en la cocina de la familia de don Buenaventura, en las afueras de Jinotega. Aquí cenan a las cinco de la tarde. Las tortillas ya las hicieron por la mañana. Ahora aguardan en un balde, tapaditas con un trapo, para darles un golpe de calor en el comal. Con poquita leña, que anda escasa. Doña María me confiesa: dos para los varones, una para las mujeres y media para los niños. Y un huevito. No hay para más. Con esa mirada de siglos de resignación, doña María medio sonríe, medio llora. A veces los chavalitos se quejan un poco. Les damos un poco de cafecito. Y vuelve medio a sonreir, medio a llorar. Nueve hijos y catorce nietos. Algunos se fueron y otros rondan por la cocina, sobre todo a la hora de la cena. Dos, una, media...
Don Buenaventura me enseña los silos donde ahora pueden guardar mejor los pocos frijoles y hacer bancos de semillas. También hay una laguna artificial que le permite recoger el agua para regar. Le hace menos dificil la vida. Proyectos con ayuda de la ong Manos Unidas. España solidaria. Pero tiene que llover. a cántaros. Y maldita agua que no llega. Charlamos en la cocina, mientras se calientan las tortillas. Dos, una, media...
Y mirando la breve llama, a don Buenaventura se le espabila la memoria. Una memoria de hambre. Y de hombres como su padre que se dejaban la piel por llenar estómagos en su casa. Igual que ahora. Don Buenaventura sonríe con amargura cuando recuerda esos días malos, en los que no llegaba nada y su padre buscaba unas hierbitas con las que hacía un cocimiento. Los días buenos había, claro, tortillas. Dos, una, media...
Ahora en el lenguaje de ongs y demás se habla de seguridad y de soberanía alimentaria. Que se lo digan a los chavalos que corretean por la cocina. Inseguros y escasamente soberanos. Pero bueno, la lucha continúa. Hay esfuerzos, hay pequeños grandes éxitos que se están dando en esta Nicaragua profunda. Mañana los contaré. Me voy porque esta familia tendrá que cenar. Dos, una, media...
Carlos González herrero dijo
Perfecta descripción de una situación. Me hace ver la escena de esta familia nicaragüense. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, a veces, unas palabras te sugieren mil imágenes, dos, una, media...
Idoya dijo
Muy buena descripción, qué sensación de tristeza.. A veces con pocas palabras bastan.
Héctor Palma. M.D dijo
Durante el viaje escuché: "Como Ricardo no vamos a encontrar dos", ahora sé a qué se referían, habla poco, pero escribe como todo un poeta,saludos, lo felicito por su trabajo.