Nadie es ilegal

“¿Pero cuándo se van a enterar de que las personas son lo primero?”  Esta pregunta, con interrogantes y todo, estaba escrita en una gran pancarta durante la vorágine de indignación pacífica que sacudió nuestro país el 15 de mayo del 2011. Casi desde entonces la tengo a la vista de todos en una de las redes sociales donde comparto inquietudes, filias y fobias.

El 15M no sólo me dejó esta hermosa frase en la que se concentra la esencia de un mensaje certero y crucial, también me hizo ver lo cercanos que se encontraban los anarquistas de la CNT y los católicos de a pie.

Me viene todo esto a la memoria con motivo de la redada policial contra los inmigrantes que ha emanado de la Unión Europea. La cosa ha sido bautizada como “Mos maiorum” que, traducido macarrónicamente del latín, sería algo así como “las costumbres de nuestros mayores”, lo que viene siendo la cantinela del “como dios manda”, aunque Dios no mande estas estupideces sino más bien cosas del tipo: fui inmigrante y me acogisteis, estuve en la cárcel y me visitasteis, lo que hicisteis a uno de estos miserables a mí me lo hicisteis. Y tal.

Pues bien, resulta que durante los días que van del 13 al 26 de octubre, la policía de los países de la zona Schengen participarán en una macrorredada, oficialmente con la finalidad de recoger información sobre las mafias que trafican con seres humanos. Esto significa que habrá más controles racistas, más personas inocentes encerradas en los CIES, más vuelos de deportación masiva y más asesinatos en la frontera sur y en el Mediterráneo. Sólo en la frontera sur mueren ocho personas cada día intentando alcanzar el sueño europeo. O sea, básicamente comer.

La actual política de cierre y control de fronteras ejercida por el Ministerio del Interior dirigido por Jorge Fernández Díaz - y amparada por Europa- obliga a los refugiados y a los migrantes a elegir rutas cada vez más peligrosas con el fin de que se mueran antes de llegar a la valla. Dice el ministro de la cosa que hay 40.000 subsaharianos en Marruecos y otros 40.000 en Mauritania esperando para invadirnos. No cuenta este señor que 2.186.795 personas han emigrado de España desde que comenzó la crisis. En busca de un futuro mejor. Como los que se juegan la vida para llegar a nuestro país.

Grabando por esos pueblos de Dios me decía un sudanés que había entrado ilegalmente a España por tercera vez que “si me hubiera quedado en mi pueblo ya estaría muerto”. 

Y nuestras conciencias estarían tranquilas. Sería un muerto legal. Uno de los 10.000 que mueren cada día por falta de alimento. Y nosotros no tendríamos nada que ver. ¿O sí?