Nombres propios
martes 7.oct.2014 por Ricardo Olmedo 1 Comentarios
Álvaro tiene 25 años y unas ganas de vivir que no le caben en el cuerpo. "Cuatro vidas me harían falta para mis proyectos", me cuenta en la cooperativa que preside. Jóvenes con ilusión, con ganas de trabajar, de hacer cosas. Eso que en España llamamos ahora emprendedores. A ver si nos quitamos la crisis de encima aunque sea con palabros. Pues Álvaro, en un país en perpetua crisis como esta Nicaragua, no es más que un joven que suda la camiseta que le puso la vida. Se formó en uno de los centros de educación rural que he visto. Luego, título de agrónomo. Especialista en apicultura. Ahí lo tengo. Delante. Feliz. Si no llega a ser por alguien que le dio una oportunidad, ya no viviría. ¿Porqué? Porque estuvo tonteando de adolescente con las pandillas. A un paso del abismo. Ahora muy lejos.
El que está lejos es Melvin. Paso una hora y pico en un coche, dando tumbos, hasta llegar a la comunidad de Mikilse. Los profes de educación rural le han enseñado cosas nuevas y puesto nombres y verdades a las que ya conoce. Melvin echó los dientes entre milpas y frijoles. Las manos viejas de un joven. Muy cerquita, la frontera con Honduras. Pasada esa cascadita que ve usted ahí. Ay, Honduras. Tierra herida por los narcos, las maras, altísimos grados en la escala de la violencia. Muertos a diario. Aquí no, mire usted, los nicas somos amables. Y lleva razón. Sueña con quedarse, alejar la amenaza de la emigración, cultivar nuevas cosas, ver crecer la vida. Y me lleva a ver la feria del maíz donde hay una reina y todo. Coronada con mazorcas.
De eso me habla doña Gladys. De espantar la miseria, de que no hay derecho a que estos campesinos se tengan que ir a trabajar otras tierras. Y a pasarlas canutas. Doña Gladys hizo la revolución en su día. Y cuando se acabó la siguió haciendo a su manera. Los ideales bien vivos. Ahora dirige el Instituto de Promoción Humana (INPRHU). Decenas de jóvenes como Álvaro y Melvin, bien formados, se convierten en nuevos agricultores, microempresarios, con ideas. Espantando fantasmas de miseria y espíritus tristes que anidan en esta tierra nicaragüense. En crisis, claro, pero también llena de nombres propios que rezuman esperanza.
Estela dijo
Gracias chicos por dejarnos compartir la experiencia con vosotros. Ha sido un verdadero placer. Pórtense bien. Nos vemos en España.