Mercedes y punto final
jueves 9.oct.2014 por Ricardo Olmedo 1 Comentarios
"Yo sé lo que es pasar una infancia marcada por la pobreza. Y ser una niña obligada a trabajar. Obligada a sobrevivir", me lo cuenta Mercedes Chávez. Mujer valiente donde las haya, decidida, fuerte, entregada, de esas personas a las que conoces y en diez minutos confías en ella. Confianza nada ciega, porque a su alrededor Mercedes crea buen rollo, generosidad, fraternidad...
"Se acabó la revolución y en mucha gente quedó la sensación de fracaso, de un gran fracaso colectivo. Una sociedad desilusionada", recuerda. Entonces, para nadar a contracorriente, creó la ong Jóvenes y niños con esperanza (JYNCE). Esperanza, a grandes dosis. Lo único que no le faltó a Mercedes que se metió en el fango de los asentamientos de Managua. Lugares ocultos tras los barrancos, tras el verde trópico nicaragüense, tras la indiferencia de tantos.
Convencida de que la salvación viene por la educación, levantó un centro en uno de esos lugares, en Las Lomas de san Judas. Apoyo escolar, servicio de psicología, escuela de familia, etc. Algunos de los niños y niñas en los que nadie creía ahora son universitarios o ya terminaron sus estudios y trabajan. Se ganan la vida dignamente. ¿Milagro? No, muchos sudores, mucha ilusión. Y llorar con los que lloran. Y reir con los que ríen. Y una fe que mueve montañas. O si no las mueve, al menos recupera la dignidad que la miseria arrebata a tantos.
Hoy estuvimos con Mercedes por esos asentamientos de lata, donde tiene su asiento la pobreza que asusta, que desarma, que encoge el alma. Ella se emociona cuando habla de estas víctimas, de estos niños y niñas que comen cuando pueden, duermen donde pueden y van al colegio como pueden porque la lluvia llena de miedo los barrancos: el año pasado murieron un par de pequeños. Pero Mercedes sigue adelante, junto con un grupo de voluntarios y con la ayuda de Manos Unidas, la ong española. Parece que no conoce el desánimo o, si se lo encuentra en una esquina, lo espanta. Como hace con los matones del barrio, con los que ya se perdieron por los caminos oscuros del pandilleo.
El viaje a Nicaragua toca a su fin. Una vez más, el esfuerzo de los compañeros del programa hizo posible la aventura. Sin Roberto, Alberto y Félix, de lo mejor de TVE, no lo podría haber contado. Y sin la logística de Javier Mármol, de Manos Unidas, tampoco. Lo que nos llevamos de Nicaragua no cabe en una maleta.. Lo mejor para estos casos es un corazón bien abierto.
Marta Carreño dijo
Ricardo, como me gusta lo que has escrito.
Gracias