La hermana de los nivaclé
miércoles 11.mar.2015 por Ricardo Olmedo 3 Comentarios
Nadie regresa del Chaco tal y como fue. Se lo aseguro... porque acabamos de volver. Más allá del río Paraguay se abre otro país, el mismo en los mapas pero muy distinto en tantas cosas. El Chaco. Los del Oriente hablan de esta tierra con una mezcla de leyenda y desdén. El Chaco. El infierno verde, el territorio inabarcable y excesivo, el del calor abrasador en estos días, el del viento del norte frío cuando llega el invierno y las nubes de polvo blancuzco se meten hasta el alma. No hay piedad para los chaqueños... ni para los que vamos allá. Por ejemplo, luchar contra los mosquitos -grandes como leones- es una dedicación que te lleva gran parte del día y de la noche.
Al fondo del Chaco a la izquierda, es un decir, vive el pueblo nivaclé. Uno de los 17 grupos indígenas del país. Me salto las fatiguitas de muerte para llegar hasta allí porque los protagonistas no somos nosotros sino los nivaclés y la gente que hemos conocido. Ha sido en Fischat y en San José de Esteros, lugares donde los misioneros oblatos llegaron en los años 20. Que ya hay que tener moral para llegar... y para quedarse.
Ayer tarde hice en Fischat una de las entrevistas más emocionantes que recuerdo. Fue a la hermana Hermelinda, que compartió con nosotros su vocación por vivir entre los nivaclés, gente que no cuenta para nada ni para nadie, olvidados en este rincón del Chaco, pobres entre los pobres. Hermelinda entró en su congregación porque tenía misiones entre los indígenas chaqueños. Le mandaron hacer de todo, menos ir al Chaco. Y cuando por fin puede ir, la Congregación decide retirarse de allí, tras 75 años misionando entre los nivaclés. Vaya tela. Pero Hermelinda lo tenía más claro que estos cielos inabarcables que cubren ese lugar. Ella se quedaba. Y se quedó. Y me lo dice entre lágrimas porque este es su lugar en el mundo, me lo dice sin un ápice de soberbia, ni de creerse salvadora de nadie, me lo dice con esa emoción que te abarca por completo cuando ves la mano de Dios posándose en tu vida.
Hermelinda acoge cada año a los voluntarios que manda la ong marista SED, que también tiene ha apoyado a las escuelas que lleva la hermana y la formación de los profesores indígenas. Estos maristas siguen mandando jóvenes llenos de ilusión a pasar una temporada en el Chaco, echando una mano en los colegios y, de paso, dándose un baño de una realidad tan apabullante, enigmática y desconcertante como es la de los pueblos indígenas. Indígenas como León, el chamán; Marta, la anciana nivaché y Roque, el profe, que nos ayudaron contándonos cosas de su vida y su historia.
Termina el viaje. Gracias a Ángel Domingo y el hermano Javier Salazar, de la ong SED, que nos guiaron por esta tierra. Y claro, las alegrías y las tristezas, los malos y buenos momentos los compartí esta vez con Juan, Félix y Roberto. Son de esos profesionales que nutren la plantilla de TVE y cuyo trabajo dignifica y llena de sentido la existencia de la televisión pública. Un equipo con el que se puede ir al fin del mundo. O, al menos, al Chaco, que es lo más parecido. Hasta pronto. La siguiente cita será delante de las pantallas, cuando podáis ver el fruto de estos días en Paraguay.
jose suarez huerta dijo
Como siempre me has emocionado y me quedo sin palabras, solo os puedo felicitar por vuestro trabajo y desearos un buen viaje de vuelta a casa.Besos malagueños para todos. Hasta la próxima aventura.
Rubén dijo
Muchas gracias por descubrir y mostrar la otra parte de la realidad no muy tangible de Paraguay. Este país que se esconde detrás de los follajes o a la orilla de sus grandes ríos... y que entre mucho "guerrear" va surgiendo de las hecatombes de la dictadura y enfrentando otras realidades más aceptada por un mundo globalizado y sigue siendo tan agresivo y cruel (monocultivos, depredación ambiental, la leyes compradas, empresas multinacionales sometiendo y exterminando todo aquello que no le favorece, gobierno ultra derechas...) pero hay "truenos, relámpagos, silbidos, sabios enterrados entre las hojas y el agua serena y potente de las cataratas y crecidas". Gracias por lo compartido.
Zunilda Silva dijo
Conozco a la Hermana Hermelinda a través de la vivencia de una amiga que la admira mucho.
Este relato parece de una novela pero, una novela basada en hecho real.
El leerlo me hace sentir mal, porque nosotros los paraguayos siempre nos hemos desentendido de la cruda realidad que viven los indígenas que nos dieron la tierra.