Los 200 pozos de Hortensia
miércoles 13.may.2015 por Santiago Riesco 3 Comentarios
De Dakar a Sanghé la carretera está asfaltada casi en su totalidad. En poco más de hora y media se recorren los 80 kilómetros que separan esta pequeña localidad rural de la capital senegalesa.
Sanghé tiene entre 4.000 y 5.000 habitantes repartidos en nueve barrios diseminados por una tierra seca y árida donde los baobabs son el único freno capaz de desafiar el avance del desierto. Aquí viven tres Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castres. Una fundación francesa que este domingo verá canonizada a su fundadora y que está formada por dos senegalesas y una española.
Estas tres mujeres se multiplican para atender el dispensario, la maternidad, la escuela infantil, el taller de costura que funciona como sastrería y el de jabones. Pero es que, además, son las animadoras y el motor de las 900 mujeres organizadas en la Asociación "Las Amazonas" que tiene presencia en los nueve barrios para acometer pequeños proyectos financiados con microcréditos. Y hasta tienen tiempo de dinamizar un mercado abandonado.
Llegamos hasta aquí porque Manos Unidas respondió a la llamada de sor Hortensia. Una española que lleva casi 50 años en Senegal y que sólo en esta región ha construido más de doscientos pozos. Le digo que, a partir de ahora, entrará a formar parte del grupo de super héroes del programa con el nombre de "Hortensia la pocera". Y se ríe con unos ojos claros y el pie hinchado y amoratado porque ayer se le cayó una máquina de coser al cargarla en el coche. Ni una queja. Sólo buenas palabras para que no nos preocupemos.
Le damos una bolsa de hielo mágico de nuestro botiquín y una crema antiinflamatoria. Y nos explica que la Providencia siempre le sale al paso. Y que primero lo va a meter en agua con sal porque, a sus 73 años, no es muy dada a pastillas, inyecciones y medicamentos convencionales. Que sortea la malaria con las hojas del árbol que tiene en el patio y que no ha cogido un catarro en su vida porque duerme con una cebolla cortada en la mesilla.
Para Hortensia todo es sencillo y en todo ve a Dios. Disfruta con su trabajo de promoción de la mujer. Viviendo el progreso junto a ellas. Alegrándose con sus alegrías y compartiendo las penas "para tocar a menos y que pasen cuanto antes". Hortensia anda ahora empeñada en ampliar la escuela, pero no sabe cómo hacer para que económicamente se sostenga. Cree que la solución puede pasar por construir un albergue donde voluntarios, cooperantes y turistas paguen por alojarse y, de este modo, el dinero sirva para pagar a los profesores de los niños. Aún es solo un sueño. Pero la Providencia no descansa.
Un vecino ya le ha regalado el terreno. Y las mujeres de Manos Unidas se van con el proyecto para estudiar su viabilidad. Quien sabe si dentro de nada recibe un cheque y levanta este albergue que haga su sueño realidad, que sirva para que funcione la escuela y la pocera buena siga haciendo milagros en mitad de la aridez de Sanghé.
Alejandra Escalada dijo
¡Qué maravilla de mujer! Admirables su entrega y su fuerza. Todo un ejemplo a seguir y debería ser esto lo que enseñaran en las escuelas.... ¡Qué pena que no haya más como ella! Pero qué suerte habéis tenido de conocerla :)
Ana dijo
Hola! Estoy en Senegal y quisiera conocer a Hortensia, hay algún modo de contactarla? Gracias!
santi riesco dijo
Hola Ana, te acabamos de contestar a tu correo electrónico. Ojalá puedas pasar un rato con ella. Le das muchos besos de nuestra parte. Y compra jabón, que es buenísimo.