Una mujer de raíces. De agua
jueves 1.oct.2015 por Santiago Riesco 0 Comentarios
Merece la pena comerse siete horas de viaje y atravesar dos estados brasileños si, al llegar a destino, uno se encuentra con un ángel disfrazado de campesina. Una mujer identificada con su tierra y con su gente. Una cristiana de base con una fe enraizada en que la voluntad de Dios se haga en la tierra como en el cielo. Aunque no llueva.
Porque Ivanete vive en la región del semiárido, en el sertao, en la caatinga, en esa especie de sahel brasileño que recuerda al lejano oeste de las películas de vaqueros con sabor nordestino.
Este peculiar ecosistema mataba de sed campos y ganado. Impedía llevar una vida adecuada. La falta de agua era incompatible con el ser humano.
En la parroquia de Ivanete, Cáritas quiso hacer algo. Y montaron un "Grupo de agua" que más tarde encabezó el comité municipal que abordaba este asunto vital. Fue en 1997 cuando empezaron a construir los primeros aljibes e impluviums para recoger el agua de lluvia. Al poco, Cáritas Nordestina consiguió la ayuda de Manos Unidas para poner en marcha el proyecto "Raizes". Era un plan integral para abordar la falta de agua desde su recogida y tratamiento hasta el uso para el consumo y la producción.
Ivanete se convirtió en animadora rural entre 2010 y 2013. Comenzó a formar a las familias para que aprendiesen a convivir con el semiárido. Puso en marcha el banco de semillas, el fondo rotatorio de animales, unidades de producción de pulpa de fruta, actividades culturales.
Ivanete es ahora voluntaria. El proyecto terminó hace un par de años. Pero ella sigue visitando a las familias, acompañando a los Agentes de Desarrollo Local (ADL) en todas sus iniciativas rurales.
Ivanete es una mujer soltera. Tiene 50 años y, desde que falleció su madre, vive con la familia de su comadre, con el marido de ésta y sus dos hijas. La pequeña es su ahijada. Ivanete va en moto a todas partes. Los domingos a misa y, entre semana, a su campo de una hectárea donde planta de todo para comer variado. Vende en la feria, una vez al mes, las frutas y verduras que le sobran. Y así consigue algún ingreso.
Ivanete adoptó hace unos meses a un gato abandonado: "Es blanco, muy guapo. El más listo de los gatos".