La experiencia única de Camerún
Un equipo de `Pueblo de Dios´ regresó el pasado mes de noviembre del lugar donde todas las `áfricas´ se concentran en un país: Camerún. Gracias a la colaboración de Manos Unidas, hemos podido viajar al corazón de África para documentar tres proyectos en los que la organización católica apoya y sustenta a través de diferentes acciones.
A lo largo de los 11 días que ha durado el viaje, una frase se repetía entre los miembros del equipo de TVE mientras charlábamos en el coche, de camino a alguno de los proyectos que íbamos a grabar: “África te atrapa”. Y es cierto. Atrapa porque, como decía el periodista polaco Ryszard Kapuściński, África puede ser “impenetrable, acechante, pero siempre única”.
EN DSCHANG LOS MILAGROS NO SE CUENTAN, SE CANTAN
En la cima de la montaña de Batsengla, al oeste de Camerún, vivimos nuestra primera experiencia sobre el terreno. Los milagros aquí tienen nombre y apellido y visten de hábito blanco y bata verde. Para Pilar Cobreros, hermana de las Siervas de María Ministras de los enfermos, este país alegre y con necesidades ha sido su primer y único amor misionero y, para nosotros, una oportunidad de descubrir la bondadosa mirada de una mujer irrepetible.
Desde hace siete años, la hermana Pilar dirige un prodigio llamado Notre Dame de la Sante, un hospital modélico en el país, que se levantó gracias a una donación privada y la ayuda de Manos Unidas.
Si en Camerún existen 20 traumatólogos para 26 millones de personas, pueden imaginar lo que supone para una ciudad como Dschang, en el interior del país, que cada tres semanas un grupo de traumatólogos, anestesistas, enfermeras y otros especialistas, aterrice en Camerún para realizar intervenciones quirúrgicas: un auténtico milagro. Gracias a la Asociación de Cirujanos Ortopédicos de España para el Mundo, es posible y lo pudimos ver en primera persona.
Pilar Cobreros durante una de las entrevistas a Pueblo de Dios TVE en Camerún (noviembre 2021)
Pilar Cobreros hay una, pero por la rapidez con la que se movía entre los pasillos y salas del hospital para atender a médicos y pacientes, a veces, entre nosotros, “jurábamos” que había más de una. Siempre con la ternura de una madre, con la sonrisa al niño que se acercaba a darle un abrazo. Un ejemplo vivo del significado del Evangelio en aquella tierra rojiza. Una muestra de amor en cada acción. Al despedirnos, una frase de Pilar mientras subíamos a los coches: “¿Sabéis cuándo África despertará? Cuando la mujer se levante y tome las riendas de este continente”.
La hermana María Pilar Ríos es, sin duda, el otro “pilar de Dschang”. Quizás, una de las entrevistas más emotivas de todo el viaje. María Pilar es hija de la Caridad y alguien con quien apetece estar, escuchar y aprender. Desde hace 50 años misiona en África, acompañando a las poblaciones y colectivos más vulnerables y necesitados. Hoy, mujeres enfermas de sida y personas que lo han perdido todo por el conflicto entre la zona anglófona y la francófona, que divide y siembra odio en Camerún.
EL FUTURO DE FOUMBAN, LLENO DE ESPERANZA
Por experiencias anteriores, nos llevamos una grata sorpresa al comprobar el funcionamiento y día a día del proyecto CEFAN, en la ciudad de Foumban, donde tratan de ofrecer un futuro a los jóvenes de la región, a través del cultivo y la ganadería. Una sorpresa muy positiva porque comprobamos, in situ, cómo el proyecto ofrece a los menores una ayuda práctica y concreta. Sin alardes ni fuegos de artificio.
Los alumnos permanecen dos años en el centro, construido gracias a Manos Unidas, en los que progresan intelectual y profesionalmente para que desarrollen en el futuro todo lo aprendido y repliquen las enseñanzas en sus poblaciones de origen.
¿Qué más puede ofrecer un proyecto como este? Cuando tienes la oportunidad de grabar a ex alumnos de CEFAN, quienes no solo han salido adelante, sino que sus vidas han cambiado profundamente, la alegría de vivirlo y poder contarlo es inmensa.
YAUNDE, LA LEY DE LA CALLE
Algo cansados, al llegar a Yaunde, capital de Camerún, nos esperaba una última sorpresa. El Hogar de la esperanza. Un centro que acompaña a menores que han sido abandonados y a los que se trata de dar “una segunda oportunidad en la vida”. Una misión ímproba, teniendo en cuenta que, en Camerún, más de la mitad de la población tiene menos de 20 años. La energía de los chicos, con los que nos atrevimos a jugar una `pachanga´ de fútbol y con las menores, con las que tratamos (sin éxito) de bailar como ellas lo hacían, nos insufló el ánimo y energía necesarios para llegar a la meta final y grabar el último de los tres reportajes. Porque ya lo decía Kapuściński, África siempre será única y a nosotros, nos atrapó.
Federico Cardelús