El cólera, entre la catástrofe y la pobreza
viernes 13.may.2016 por Santiago Barnuevo 0 Comentarios
Siempre que se produce una catástrofe natural, entre las prioridades está evitar una epidemia de cólera. En Haití, la sufren de una manera trágica desde el terremoto de 2010. A pesar de la reconstrucción, el cólera nunca se ha marchado, y las organizaciones sanitarias hablan de 735.000 afectados desde entonces, con más de 9.000 muertos.
Pero el cólera no sólo es fruto de tragedias puntuales, también de los países que las viven de forma permanente por culpa de la pobreza. Es el caso de Zambia, un país en el que el cólera va y viene. Su capital, Lusaka, ha contado desde el año 2000 con varias epidemias que han dejado al menos 1.000 muertos.
La última fue hace seis años y, ahora, ante una nueva oleada de casos, Médicos sin Fronteras ha reaccionado junto al Gobierno de Zambia con la mayor campaña de vacunación que se ha hecho allí. Con miles de voluntarios situados en cuatro distritos de Lusaka, se han distribuido más de 420.000 dosis para proteger a buena parte de la población más vulnerable de una ciudad de 1,2 millones de habitantes.
No es la primera vez que Eva Ferreras se ocupa de una epidemia de cólera en Zambia y de la distribución de esa vacuna tan fácil de conseguir en España pero que allí sólo llega de manos de la Organización Mundial de Salud.
El cólera es una infección intestinal a lo bestia causada por una bacteria que llega al organismo a través de agua o comida contaminada. Tarda como mucho cinco días en provocar una diarrea aguda que si no se trata, acaba por deshidratar al enfermo que puede morir si no recibe tratamiento. Eva nos explica que la gente fallece “sobre todo por deshidratación” . Y eso que el tratamiento sólo se basa en beber suero oral. Pero añade, “aquí hay un problema también social, porque a veces apuran mucho antes de ir al médico por la estigmatización que tiene la enfermedad, y en ocasiones es demasiado tarde”.
Es una enfermedad de pobres, porque la falta de recursos ayuda mucho a su transmisión. Uno de los grandes problemas en Lusaka es la falta de infraestructuras de saneamiento. Las letrinas no son muy profundas y cuando llega la época de lluvias y alguien tiene la enfermedad, la transmisión al resto de la comunidad es muy sencilla.
La vacuna está diseñada para administrarse en dos dosis y ofrece una protección que dura varios años pero en esta campaña, se ha preferido repartir sólo una para que llegue a un mayor número de personas como forma también de cortar su propagación. Otro de los grandes problemas a los que se enfrenta el equipo de vacunación es la falta de información de la población. A Eva le extrañaba al principio que algunos llevaran mascarillas "porque creían que se contagiaba por el aire, y luego a lo mejor no se lavaban las manos después de ir al baño”.
Por eso, además de vacunar también han organizado charlas en barrios y escuelas para explicar de forma clara y sencilla como evitar la transmisión de la bacteria. Lo hacen de manera gráfica, “en formato cómic, para que todos aquellos que no saben leer sepan cómo evitar la enfermedad porque, muchas veces, es peor la falta de información que la situación sanitaria de la zona”.
A pesar del esfuerzo, el cólera todavía no se puede dar por desaparecido en Lusaka y en las próximas semanas, el equipo de Médicos sin Fronteras volverá a la carga en otros puntos del país para evitar una enfermedad que, por culpa de la pobreza endémica, se cobra muchas más vidas de las que debería.
(Eva Ferreras y Fran Luquero, de Médicos Sin Fronteras España en Lusaka, Zambia).