El periodismo ciudadano se hace mayor: YouTube Neswire y The Counted

    viernes 19.jun.2015    por David Varona    0 Comentarios

He oído a muchos profesores de universidad decir que el periodismo ciudadano no existe. Que eso que hace la gente nunca será periodismo. Lo peor, lo más triste, es que se lo oigo decir a periodistas día sí y día también. Y no se dan cuenta de que lo que tienen que hacer es aprender la forma de aprovecharse de ese impulso de la  gente por comunicar.

Bueno, la realidad tiene una cualidad que me encanta: es tozuda. Paso a paso, desde los lejanísimos tiempos de Oh my News! hasta estos días de inflación en Periscope, el periodismo ciudadano ha ido avanzando, a su paso, sin prisas, con la tranquilidad de la tortuga que sabe que ganará la carrera a la vanidosa liebre.

Los que creemos que el periodismo no puede vivir de espaldas a la aportación del ciudadano estamos de enhorabuena esta semana. Descubro a través del tan recomedable Nieman Journalist Lab que se presentan dos espectaculares proyectos basados en la participación y en eso que llamamos UGC: contenido generado por el usuario.

Uno de ellos, muy interesante, se llama YouTube Newswire, y es un servicio creado a medias entre Google y Storyful, una empresa que se dedica a perseguir, verificar y agrupar aquello que está funcionando en las redes sociales.  Su valor añadido es la verificación: ellos detectan un contenido interesante en redes, se aseguran de que es real y está contrastado, y se lo ofrecen a los medios, que lo publican con total tranquilidad sin necesidad de invertir tiempo en hacer esa tarea de verificación y contraste. Son como una agencia de información segura procedente de las redes y evitan que los medios metamos la pata.

Ahora refuerzan la alianza que ya tenían con Google y Youtube y van un paso más allá. Juntos, lanzan este servicio denominado YouTubeNewswire. La idea es montar un canal de vídeos subidos por los usuarios a YouTube,  verificarlos y ofrecérselos a los medios de forma gratuita, garantizando que no van a publicar un 'fake'. Se trata, claro, de seleccionar vídeos con contenido relevante, no solo vídeos de gatitos.

La idea no es especialmente nueva, porque ya Facebook había montado Facebook Newswire, un servicio parecido. Pero que Google apueste tan decididamente por 'curar' contenido ciudadano y ofrecérselo, limpio de polvo y paja, a los medios, indica que el gigante apuesta por el periodismo ciudadano y lo considera una alternativa seria al periodismo más tradicional o convencional. 

 Más allá del propio servicio, se abre un horizonte de cambio: la aportación de los usuarios al trabajo de los medios es cada vez mayor, más valiosa y más diferenciadora. En RTVE.es hemos visto con claridad el interés que despierta un formato como Periscope: nuestros seguidores se han lanzado a consumir nuestras emisiones de Periscope en Eurovisión. Al mismo tiempo, se han puesto ellos a producir sus propias transmisiones: son auténticos prosumidores. La gente se da cuenta de lo fácil que es generar y emitir un contenido y, sin más, lo hace. Dejar pasar ese caudal de información original, diferente,  es un error: hay que tener la formación necesaria para encontrarla, analizarla y sacar provecho de ella. Herramientas como Storyful o este YouTube Newswire nos lo ponen más fácil.

Pero, mientras nos ayudan, también nos dan un toque de atención. Están diciéndonos "eh, grandes medios, dejad de miraros al ombligo y atentos a lo que hace la gente, que es bueno y, sobre todo, es buscado y consumido por el público". No atender a estas señales sería, simplemente, estúpido.

The Guardian: el valor de la comunidad

Otro ejemplo emocionante que acaba de lanzarse es el del diario británico The Guardian en su edición estadounidense. Se llama 'The Counted' y es un proyecto que propone recopilar todos los casos de personas muertas a manos de la policía en Estados Unidos, una información claramente hurtada por las autoridades.

Precisamente por ese oscurantismo, la tarea es ímproba. Y aquí es donde la gente, la comunidad y el periodismo ciudadano demuestran su fuerza. El equipo de The Guardian ha pedido colaboración y ha montado un grupo de trabajo que incluye reporteros, editores y expertos en participación para poner a la audiencia en el centro del proyeto. 

El éxito es rotundo: hasta hoy, han podido reunir ya 522 casos de personas matadas por la policía. Muchos de esos casos ni siquiera habían sido contados antes, o habían sido silenciados. Todos son verificados y publicados: por primera vez se pone cara a muchas de las víctimas de estos abusos de autoridad.

Pero en The Guardian no se quedan ahí: construyen en torno al proyecto una comunidad, una auténtica capa social que pone en contacto constante a periodistas y público, en una colaboración -más bien una conversación- que enriquece sin parar el trabajo de los profesionales con la aportación de los ¿amateurs?. Counted

El planteamiento es tan poderoso que entusiasma. Mary Hamilton, del equipo de The Counted, explica en Nieman Lab que quieren contactar con personas preocupadas por la violencia policial, no necesariamente preocupada por The Guardian(¡!). Por eso, saben que  tienen que ira a buscarla a donde está la gente, en las redes sociales. Por eso, construyen una potente presencia del proyecto en las redes, para que el público, sea o no afín al medio, pueda relacionarse con la idea, enriquecerla, expandirla y difundirla.

Buenos  tiempos para el periodismo ciudadano y, en definitiva, para la participación y la necesaria relación entre público y profesionales. Ojalá cunda el ejemplo.

 

 

 


 

 

David Varona   19.jun.2015 17:31    

Facebook ya es el periódico y quiere ser la televisión, la radio y todo lo que se te ocurra

    jueves 26.mar.2015    por David Varona    0 Comentarios

Vaya semana que nos está dando Facebook. No hago más que leer noticias sobre la empresa de Mark Zuckerberg y sus productos. A la conferencia F8, el encuentro anual de desarrolladores, que se está celebrando en San Francisco, se suman varias noticias más sobre el proyecto de Facebook de alojar noticias de grandes medios dentro de sus páginas, algo que ya intentó en su día y que ahora vuelve con fueza.

La sensación que saco de tanta notica es que los periodistas y comentaristas que las escriben empiezan a describir a Facebook como una suerte de leviatán que se quiere comer todo lo que le rodea.
Bueno, yo también lo pienso. Pero no es algo de ahora: en estas mismas páginas comentamos hace ya tres años que Facebook, y las demás redes sociales, están invadiendo a gran velocidad el espacio de los cibermedios. (De hecho, he publicado un 'paper' al respecto).
Es más, ya en 2012  Facebook anunció que contrataba a un reputado periodista para trabajar en su proyecto de noticias y el propio Zuckerberg va por el mundo diciendo eso de "queremos ser tu periódico". 

Marck

Ahora están a punto de serlo. Alojarán noticias y contenidos completos de grandes medios, que seguramente ganarán en engagement con sus lectores, se llevarán algo de publicidad y, con un poco suerte, sumarán nuevos usuarios/lectores para sus cada vez menos visitadas webs. Y los cibermedios verán cómo su contenido es fagocitado por la red... ¿Se puede resistir a la fuerza de un sitio con 1.400 millones de usuarios?

Las noticias ya las da Facebook

Lo cierto es que Facebook ya es el periódico de muchísima gente, y pronto será su tele, su vídeo, su radio, su consola de juegos, su [...] Esta misma mañana, estaba siguiendo a través de Twitter la conferencia sobre social media que ha organizado la EBU en Londres y en la que participa mi compañero Agustín Alonso.

Nada más empezar a leer los tuits, me encontré con estos dos:

 

¿Hay que explicar algo más después de esto?  Yo creo que no, que la fuerza con la que Facebook y el resto de las redes sociales se apropian del negocio periodístico es irrefrenable. Aquí, el refranero: "si no puedes vencerlos, únete a ellos".

Pero, para los que todavía tengan dudas: un estudio reciente del American Press Institute y Asociated Press concluye que a la generación Millennial sí le interesan las noticias, pero no está dispuesta a pagar por ellas. 
Además, los jóvenes encuestados aseguran que no buscan noticias en las redes sociales, pero que una vez que se las encuentran, las consumen. El 88% por ciento confiesa hacerlo gracias a Facebook, pero también usan otras redes, con Pinterest o Tumblr como herramientas destacadas. Y solo para las noticias de mucho peso, las "hard news", conservan -por ahora- los medios el lugar de  primera opción.  
¿Es esto algo muy nuevo? Para nada: ya hablamos de ello en El Enjambre cuando el Pew Research Center analizó el consumo de noticias en redes sociales en 2013. La tendencia ya se veía clara entonces y lo único que hace ahora Facebook es trabajar para consolidarla y sacar provecho. La idea es clara: si la gente se ha acostumbrado a encontrar las noticias en Facebook, hagamos que Facebook sea el mejor lugar para ver noticias.

F8: un mapa del tesoro y del futuro

Tras los medios viene lo demás. En Facebook celebran estos días su convención de desarrolladores, el ya mítico encuentro F8 que es algo así como una revelación de lo que serán los próximos años. 
En esta ocasión han anunciado novedades que amplían el sentido de lo que venimos diciendo:

1 - Más y mejor vídeo. Como ya sabemos, Facebook amenaza seriamente la supremacía de YouTube en el mundo del vídeo. Ahora anuncian que sus vídeos, además de estar en autoplay, serán "embebibles", tendrán "pre-roll" publicitario, serán más fáciles de editar... Si a eso sumamos su mucho mejor dotación de herramientas sociales, la oferta de vídeo de Facebook puede ser imbatible. 
Una vez más, era un rumbo que se podía prever. Ya lo hicieron con las fotos: una conquista despiadada del contenido fotográfico, incluyendo la llamativa compra de Instagram. Ahora es el turno del vídeo, y yo apostaría por otro éxito.  (Hace unos días Nielsen ya alertaba sobre la huida de los americanos de la tele, pero solo de la tele, no de los contenidos de vídeo, cuya demanda crece sin parar).

2 - Messenger, como centro comercial. Que nos obligaran a descargar Messenger para leer los mensajes privados en el móvil no era un capricho. Ahora, Facebook explica que construirá sobre Messenger (con unos 700 millones de usuarios) un auténtico 'hub' comercial que permita a los usuarios establecer contacto con las marcas comerciales. Messenger se conectará con otras apps y servirá para compartir contenidos y todo tipo de transacciones comerciales entre ellas.

3 - El móvil manda. Después de lanzar Home hace un par de años, Facebook sigue avanzando en su conquista del smartphone. Se ha convertido en una de las pocas apps que están presentes en la inmensa mayoría de los dispositivos y cuenta con otras que no le van a la zaga, como WhatsApp o Instagram. No falta quien vea que en el futuro competirá directamente con iOs y Android como ecosistema móvil. Si Messenger (que quizá siga un camino de fusión con WhatsApp) se convierte en un estándar de comunicaciones entre usuarios y empresas, en un gran 'hub', puede hacer que el modelo móvil de Facebook sea el dominante en poco tiempo, distribuyendo sus propias apps en detrimento de las que promueven los grandes actores del sector.

4 - Hacia Internet de las cosas. Ese 'hub' que supone Messenger supone dotar de una conectividad nueva a muchos servicios, y va en la línea de conectar las cosas a Internet. O, mejor dicho, a Facebook. Esa es otra de las líneas mostradas en el F8: Facebook quiere ser un estándar de de conexión entre aparatos, redes sociales y nosotros, los usuarios. Es decir: si tienes una nevera conectada, te avisará a través de Messenger de que falta leche, y será a través de Messenger como te comunicarás con tu supermercado para que te envíe un pedido...

Y, un paso más allá, Zuckerberg no esconde su pasión por herramientas como Oculus Rift, el visor de realidad aumentada que es propiedad de Facebook. El dueño de la empresa explica que se podrán compartir en Facebook contenidos para ver con Oculus, como material audiovisual en 360º... Pero también juegos o cualquier otra experiencia que requiera realidad virtual. Para mí, la propia red social es susceptible de saltar a la realidad virtual. ¿Os imagináis lo que sería chatear a través de Messenger viendo a la otra persona en 3D con Oculus? 

Con todo esto, ya no me parece tremendista el titular de hoy en Buzz: "Facebook está comiéndose Internet".

 

Bonus track: os aconsejo vivamente leer el post de nuestro Laboratorio sobre las apps de móvil y sus amenazas a la intimidad.

David Varona   26.mar.2015 16:52    

#TheDress: no cambia el color, cambia el público

    viernes 27.feb.2015    por David Varona    1 Comentarios

Está medio mundo fascinado con la historia de #TheDress, un vestido que para unos es de un color y para otros de otro. Tornasolado, habría dicho el clásico. Una paradoja de la percepción, diría National Geographic (gracias, Paco Asensi, por la referencia).

Vestido

A mí el vestido me parece blanco y dorado, la verdad. Pero sé que es porque tengo el monitor del ordenador configurado de una forma concreta. Un mínimo ajuste y el vestido cambiará.

Aclarado este asunto, que me interesa más bien poco, pasemos a analizar el tema de fondo: el increíble fenómeno viral que ha generado la historia del vestido de marras.

Algunos datos:

El post de  Tumblr en el que se publicó el vestido de marras lleva más de 407.000 'notes', que son los 'likes', 'reblogs', etc. Es decir, un engagement asombroso para algo que se publicó hace solo 24 horas.

Buzzfeed publicó la historia y, literalmente, se les fue de madre. Como una colmena sin espacio en plena primavera, sus costuras reventaron: explican que en lo más caliente del debate de los colores, había 670.000 personas leyendo y comentando el tema a la vez. Fue tan grande el aluvión que tuvieron que parar de publicar para que las maquinas aguantaran. En Verne lo cuentan con detalle.

De esas 670.000, más de 250.000 se conectaron por móvil. Un día después, el artículo de Buzzfeed lleva más de 26 millones de impresiones...

Los hashtags relacionados con la historia se acercan ya al millón, si no lo han superado.

¿Qué está pasando aquí?

Los observantes del periodismo tradicional estarán de colores (valga la broma) con la historia del vestido que obnubila a los usuarios de Internet. Casi puedo oírles: "al público solo le interesan las chorradas".

¿Es verdad esto? Sí y no. Los públicos están en un proceso de cambio irreversible. Y, con ellos, cambia drásticamente el modelo de consumo de información. Estoy seguro de que la gran mayoría de los que participaron en el debate del vestido tornasolado están bien informados. Son usuarios híperconectados, manejan muchas fuentes, dominan las redes... Cuando deciden pasar un rato divirtiéndose con el debate de los colores es porque ya saben lo que ha pasado en el mundo, en su país o en su colectivo de interés. Han leído blogs, han consultado Twitter varias veces, han buscado en Google para ampliar alguna información. Sí, están informados. Y, sí, deciden divertirse jugando en las redes con la broma del día.

¿Qué se supone que debe hacer ese público al final del día? ¿Sentarse ante soporíferas tertulias políticas que mastican el mismo pedazo de carne de la mañana? ¿Ver/escuchar informativos de televisión/radio que cuentan lo mismo que ellos ya leyeron en Twitter o Digg mientras iban a trabajar a primera hora del día? ¿Ver en la televisión series que ya han visto en Netflix o pirateado?

Desde los medios "tradicionales" se sigue tratando a los públicos como si estuviéramos en 1990. Es un error inmenso. 

Vivimos en la era de los 'customer media', los medios de comunicación que entienden que el usuario está en el centro del proceso comunicativo y hay que darle lo que quiere.

Estos usuarios, en su mayoría 'millenials', tienen otra forma de interactuar con la información, el entretenimiento, los medios y los periodistas. Es un público ubicuo, que se conecta cada vez más con el móvil y que trabaja y se entretiene en formato multipantalla.

Estos nuevos públicos entienden las lógicas virales y se dejan llevar por ellas porque saben que en esos torbellinos de memes, mensajes y debates hay creatividad, diversión y, muchas veces, información de calidad.

Son personas a las que les gusta sentirse parte de una comunidad, pero también, y sobre todo, sentir que los medios con los que interactúan piensan en ellas. Y también les gusta notar que esos medios a los que siguen cuidan y fomentan las comunidades, buscan temas adecuados, los editan de forma correcta, respetan su tiempo, no abusan de su paciencia, no adoctrinan, mezclan bien lo divertido con lo serio, trabajan pensando en el móvil...

Los medios que se están aprovechando de esta nueva forma de consumo son esos 'customer media'. Sitios como BuzzFeed, que empezaron recopilando memes de gatos y ahora hacen un periodismo muy serio, sin dejar de atender a esa parte lúdica de la red. Son empresas ligeras, con visión abierta, atentas a los datos, a las comunidades y sus lógicas, a la potencia viral de un contenido, a las exigencias del formato móvil y, sobre todo, a las preferencias de sus usuarios. Saben que están bien informados y que buscan algo más. Se lo dan: no tratan de guiarles por caminos ya trillados.

El ya mítico informe de innovación del New York Times, que se presentó hace ya 10 meses, hablaba precisamente de estas cosas. De la falta de cintura de los medios y los periodistas tradicionales ante los nuevos métodos y los nuevos hábitos de los usuarios.

Está muy claro: o los "viejos" medios cambiamos rápido o nos cambiarán por otros.

 

 

Categorías: Internet , Redes Sociales

David Varona   27.feb.2015 16:32    

La falta de confianza está matando a la prensa tradicional

    martes 20.ene.2015    por David Varona    0 Comentarios

La confianza es la base de las relaciones sociales, del márketing, del comercio... Sin confianza, una empresa no puede vender nada a nadie.

En las redes sociales, la confianza es un pilar fundamental: sin ella, es imposible construir comunidades y conseguir cualquier objetivo con ellas. Si la gente no confía en lo que publicas, no conseguirás ningún impacto. Da igual que seas Coca-Cola, RTVE, CNN, Telefónica o mi prima Conchi.

Los medios de comunicación piensan que son ajenos a esta ecuación. O parece que lo piensan. Desde hace décadas, aquí y en cualquier país, arruinan la confianza del público con partidismos (cuando no sectarismos), intereses publicitarios, intereses corporativos, etc. Desde los años 70, en Estados Unidos se estudia el declive de la confianza del público en los medios... Y, sin embargo,  los medios de comunicación tradicionales (de cualquier tipo, pero especialmente los periódicos) no han hecho nada que revierta esta situación. En general, siguen maltratando su muy castigada reputación y haciendo cosas que espantan la confianza.

Los grandes medios han creído que eran imprescindibles para encontrar información. Pero esto ya no es así. Internet ha venido a subvertir definitivamente ese viejo orden y la combinación de buscadores y redes sociales está apartando a los medios de su lugar tradicional como prescriptores de información.

Así lo demuestra un estudio denominado 'Trust Barometer' , elaborado recientemente por la empresa Edelman con más de 27.000 encuestados en 20 países.  El número de personas consultadas ya es notable como para tener en cuenta el trabajo. Pero, además, va a ser presentado en el Foro de Davos... Parece relevante.

El trabajo, que analiza la pérdida de confianza general de la ciudadanía en todo tipo de instituciones, dedica un importante apartado a la prensa. La conclusión más llamativa es que la gente ya utiliza más los buscadores que los medios de comunicación para informarse. Es decir, antes de ir a un medio on line (y antes de ir a cualquier otro medio), el público va a los buscadores, especialmente a Google. Y, de ahí, salta a una fuente de información que le atraiga, sin pensar en el nombre de esa fuente, sin considerar si es un medio al uso, una red social, un blog...

Es decir, la confianza en los medios tradicionales es tan baja que han sido superados por los buscadores como primera referencia: un 64% dice que los buscadores le parecen confiables y un 62% dice que se lo parecen los medios clásicos.   Pero, es más, para la influyente franja de edad de los 'millennials', el hueco se abre a un 72% vs 64%.

Para algunas informaciones, como la económica, las brechas parecen ya insalvables. Un 31% dice que se informa primero on line, muy por encima del 22% que habla de la televisión y el 21% de los periódicos. Además, un 37% dice que la búsqueda on line es su prioridad para confirmar o validar noticias, lejísimos del 18% que prefiere confirmar las noticias con los periódicos...

No debe sorprender. Los usuarios están acostumbrados a que Google y otros buscadores satisfagan sus demandas, algo que no siempre hacen los medios. Es inevitable que, de una manera progresiva, vayamos confiando más en los algoritmos, porque nos parecen más neutrales y, sobre todo, más variados. Los algoritmos de recomendación y descubrimiento de noticias ofrecen un panorama mucho más amplio y colorido que el que plantean los medios.

Los medios de comunicación todavía superan en confianza a las redes sociales como lugar donde informarse. Sin embargo, la fe que el público tiene en estas plataformas crece: un 48% dice que confía en ellas para informarse, frente al 45% de hace un año. La subida es notable.

Barometer

Al paso que vamos, los medios acabarán de dilapidar su crédito muy rápido. Se empeñan en acusar de sus problemas al cambio tecnológico, la gratuidad de los cibermedios, la competencia de serivicios como Google News, y no se dan cuenta de que el mayor problema es que han perdido la confianza de la gente.

Además, el auge de las redes, combinado con la fiabilidad de los buscadores, supone un frente de batalla que el modelo tradicional no abarca. La tormenta perfecta.

Hablaremos más de esto en los próximos días.

 

 

Categorías: Internet , Redes Sociales

David Varona   20.ene.2015 19:32    

Facebook at work: ofensiva para conquistar las redes profesionales

    jueves 15.ene.2015    por David Varona    3 Comentarios

Facebook ha presentado su anunciado producto Facebook at work, un producto que permitirá a las empresas crear redes sociales internas basadas en Facebook. De momento, y como es habitual, la beta de Facebook at work está en manos de un reducido grupo de empresas.

Se trata de una apuesta muy fuerte. Facebook apunta a un mercado muy goloso, el de las redes internas, donde, hasta ahora, se han hecho fuertes productos como Yammer, Slack, Convo, Socialcast o BaseCamp. Son herramientas que permiten crear redes internas, de acceso restringido, para que empresas o equipos de trabajo de todo tipo creen perfiles, espacios de trabajo en común y, en definitiva, redes sociales y de comunicaciones.

He trabajado a menudo con estas redes, especialmente con sistemas como Jira, Yammer y BaseCamp. Y también con otras redes cerradas, como las que se crean con herramientas de tipo MOOC para cursos virtuales, aulas virtuales y ese tipo de plataformas de aprendizaje a distancia. Casi  todas tienen mecanismos de creación de perfiles, de mensajería... Casi nadie los utiliza de forma regular y constante.

¿Por qué? Porque el usuario, incluso el muy avanzado, tiende a ser perezoso. Le cuesta mucho cambiar y el simple hecho de abrirse un nuevo perfil en otro servicio le supone un esfuerzo ímprobo. Lo he observado hasta en alumnos univesitarios de 20 años y nativos digitales: cada nuevo registro online les abruma.

De hecho, hace unos años me pidió consejo una amiga que trabaja en una multinacional de las telecomunicaciones. Utilizaban Yammer para la formación y también para las comunicaciones internas, pero la inmensa mayoría de los empleados pasaba de conectarse.  Su duda estaba clara: ¿qué hacer para motivar su uso?

Y me parece que por ahí ha visto Facebook el flanco débil: su propuesta supone una red paralela a Facebok, muy parecida en funcionalidades y a la que se entra con el usuario de Facebook, sin crear nuevos registros. Además, en esa red es fácil moverse y relacionarse, porque están los compañeros de trabajo, que también son amigos en Facebook. Y, todavía mejor: lo que sucede en Facebook at work se queda ahí, no se replica en la actividad normal de Facebook.

La jugada parece hábil, porque la inmensa mayoría de "trabajadores de oficina" usa Facebook en el trabajo. Unos, medio a escondidas; otros, sin cortapisas. Con esta herramienta, podrán utilizarlo también para trabajar.   De hecho, Facebook lleva tiempo utilizando una versión propia de esta solución para organizar a su creciente plantilla, que ya cuenta con más de 7.000 empleados en todo el mundo. Es interesante ver cómo emplean los chicos de Zuckerberg su propia herramienta para articular equipos de trabajo internacionales y evitar que los  trabajadores que están en remoto se sientan al margen.
También crean grupos para los departamentos, de forma que sirvan de repositorios de información y de foros de trabajo, y, sobre todo, estimulan las relaciones personales entre los empleados, de forma que que descubran lo que tienen en común y estrechen lazos. 

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Lo que no está claro todavía es el modelo de negocio. No sabemos si Facebook cobrará a las empresas por utilizarlo o si cuenta con otras formas de monetizar estas redes cerradas.  
Y, después, ¿hacia dónde evolucionará? Si abren brecha en el interior de la empresa, ¿por qué no seguir por el camino de las relaciones laborales? 

Cuando se empezó a hablar de Facebook at Work, se pensaba que sería una herramienta para hacer frente a LinkedIn. Pero no lo es. O, al menos, no lo es por ahora. No parece descabellado pensar que esos perfiles "profesionales" de Facebook at Work se abran después a toda la red, compitiendo así con ese escaparate laboral que es LinkedIn. Lo veremos en los próximos meses. 

Personalmente, creo que las empresas tienen que apostar por la implantación de estas herramientas. Son importantes, porque ahorran costes en comunicaciones, reuniones y otras logísticas. Pero, sobre todo, porque permiten aflorar el talento interno y activar de una forma más eficiente el capital social que atersora la plantilla. 

Por ejemplo, en una empresa gigantesca como RTVE, un redactor de Radio Nacional podría estar preparando un tema sobre apicultura. Yo sé algo de apicultura y podría ayudarle, pero no hay ninguna forma de que él lo sepa. Si esos conocimientos estuvieran debidamente etiquetados y en red, una simple búsqueda nos pondría en contacto. Así de sencillo. 

Si Facebook ofrece esta herramienta de forma asequible, puede convertirse rápidamente en un estándar para el networking corporativo. Y, sí, claro: Facebook colonizaría otra parcela de nuestras vidas, la laboral... 

 

 

 

 

David Varona   15.ene.2015 14:12    

¿Límites a los medios sociales? La libertad de expresión tras Charlie Hebdo

    miércoles 14.ene.2015    por David Varona    0 Comentarios

Parece que el brutal atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo va a traer consecuencias en el enjambre de las redes y los nuevos medios sociales.
Tras el pánico vivido en Francia y media Europa, las autoridades han puesto en marcha nuevas medidas de seguridad contra el terrorismo.  Entre ellas, algunas que afectan directamente a las comunicaciones a través de plataformas digitales y herramientas de mensajería privadas. 

El primero en tirar la piedra ha sido David Cameron. El premier británico ha propuesto que se prohiban las técnicas de encriptado de mensajes."¿Queremos permitir en nuestro país comunicaciones entre personas que no podamos leer?", ha dicho Cameron en una sorprendente pregunta retórica.

En la práctica, eliminar el encriptado de las comunicaciones supone hacerlas vulnerables y fáciles de escrutar, tanto por las autoridades como por cualquier otro que quiera hacerlo.  Supone, por ejemplo, acabar con lo que hace diferentes a Whatsapp o Snapchat, herramientas que se basan en la opacidad.

A Cameron ya le han respondido contundentemente en su país. En el Guardian, James Ball califica de "estúpida y económicamente destructiva" a la idea. "Busca titulares o no tiene ni idea", asegura el analista. Y no le falta razón, porque el cifrado de las comunicaciones es algo elemental a la hora de garantizar el derecho a la intimidad. Pero, además, es esencial para dar respaldo técnico al comercio electrónico, al alojamiento de datos en la nube, al correo electrónic, al televoto o a las redes sociales, por poner algunos ejemplos.

El éxito gigantesco de aplicaciones como WhatsApp o Telegram se basa en la confianza. Los usuarios confían en que lo que digan en esos espacios se quedará en la órbita privada que ellos determinen. 
El desplazamiento masivo de la conversación hacia estas plataformas no es nuevo. Arrancó ya en 2011, durante los disturbios de Londres. Entonces, y a diferencia de lo que había pasado en la Primavera Árabe y el 15M, los organizadores de las protestas utilizaron tecnologías más cerradas con las que comunicarse. Ya entonces, el Gobierno británico trató de que BlackBerry le diera acceso a los chats que estaban utilizando los usuarios para organizarse.
Desde aquellos días, se viene observando una clara especialización en el uso de las redes: hay unas para 'publificar' y otras para lo que la gente no quiere que sea visto. Esta idea la confirman los últimos estudios, como el muy reciente Social Media Update del Pew Research.

Por cierto, en España, el Gobierno y el PSOE se han puesto de acuerdo para intensificar la lucha contra la amenaza 'yihadista' y han pactado una reforma del Código Penal que endurece las penas y amplía algunos supuestos. Además, se pretende que, si se utiliza Internet para promover el radicalismo o el integrismo,  los jueces puedan prohibir el acceso a portales de internet o un "servicio de la sociedad de la información". No queda claro, todavía, si esa prohibición de acceso es 'ad hominem' o si supone el cierre de esos "servicios del a sociedad de la información". En todo caso, habrá que estar atentos al desarrollo de esta reforma legal.

¡Son medios de comunicación!

Cuando los gobiernos y los estados "aprietan" las tuercas de las libertades públicas, siempre hay quien dice "si no haces nada malo, no tienes nada que temer". Este silogismo justifica todo tipo de retrocesos en los derechos, algo especialmente lesivo cuando hablamos de la libertad de comunicaciones, que es uno de los pilares de nuestra sociedad.

Ya tenemos leyes para defendernos de posibles abusos de los medios de comunicación, y funcionan bien. Y hay leyes que protegen el correo, las conversaciones telefónicas... Solo un juez puede romper la privacidad de estas comunicaciones y solo un juez puede decir si un medio de comunicación comete un delito en el desarrollo de sus funciones.

En esta idea, tenemos que entender que una herramienta como Whatsapp, Snapchat o incluso Facebook es un medio de comunicación,  o puede serlo. Para un usuario, su Facebook opera como un 'micromedio', con el que informa a sus amigos de lo que le interesa, preocupa, indigna o divierte. Y, además, tiene apartados estrictamente privados, como el correo o el chat, o un grupo cerrado.

Si comprendemos que estas tecnologías son 'nanomedios' en manos de la gente, no cabe pensar en someterlas a otras leyes y regulaciones que las que ya afectan a los medios de comunicación. Aquellas que hablan sobre las injurias, las calumnias, etc. No hace falta regular más su parte pública y su parte privada es, eso, privada, inviolable.

Categorías: Actualidad , Redes Sociales

David Varona   14.ene.2015 17:22    

2014, el año de Instagram

    lunes 29.dic.2014    por David Varona    0 Comentarios

El otro día estaba yo con mi tío Fernando en su academia, en la que da clases de apoyo a chavales de la ESO, Bachillerato, etc. Jovencitos, vaya, de esos que llamamos 'nativos digitales' y que han aprendido a usar antes el smartphone que la bicicleta.  En esto que llegó una familia: padre y madre de unos 50 años, niña de 10 y chico de 13. Este último era el 'paciente': según su padre, había bajado mucho su rendimiento académico y había que meterlo en vereda, porque "es un figura, pero muy vago".

Hasta aquí, todo en orden. Lo que me llamó la atención vino después: el padre aseguró que el chico estaba castigado sin su smartphone hasta fin de curso. Alarmado, el chaval suplicó: "no, papá, no, no me dejes sin Instagram".

Me quedé bastante sorprendido. Hace unos años (incluso meses), habría apostado a que la súplica del crío incluiría a Tuenti. No me habría chocado que mencionara a WhatsApp. Pero, ¿Instagram? ¿Por qué un chaval de 13 años no puede pasar sin su perfil de Instagram?

Desde entonces vengo dándole vueltas a la cuestión. Instagram no es una de mis redes predilectas: tengo escaso ojo para hacer fotos, le dedico poco tiempo y, desde el punto de vista profesional, no me aporta nada en términos de tráfico o 'linkbaiting'.
Pero reconozco su arrollador impacto: en 2014 ha superado a Twitter y, de la mano de Facebook, va camino de ser uno de los principales jugadores del tablero de las redes sociales. Además, ha superado los 300 millones de usuarios mensuales y es un 'must' entre los menús de apps de los teléfonos.

Siempre he pensado que Instagram tiene un problema de experiencia de usuario: es fácil seguir a cracks de la foto, celebridades, famosos o, en general, a cualquiera. Pero es muy difícil que alguien te siga a ti si no aportas un contenido excelente. Y esto hace que el crecimiento de la red sea muy asimétrico y, de paso, dificulta la creación de redes en torno a los usuarios de a pie. Lo normal es entrar, echar un vistazo y comprobar que apenas hay amigos conocidos ahí dentro. Y eso debería producir un cierto retraimiento.
Estos problemas no son exclusivos de Instagram: Twitter y Google+ los sufren probablemente en mayor medida. Y, al igual que pasa con Twitter, a medida que sigues a mucha gente, es casi imposible enterarse de lo que postean los pocos amigos que tienes en la red...

Entonces, ¿por qué el chaval de nuestra anécdota se alteraba tanto al perder su cuenta de Instagram? ¿Lo usan sus compañeros de clase? ¿Han conseguido crear una verdadera red entre ellos? ¿Puede suplir a Tuenti como plataforma de creación de redes locales? ¿Es otra moda entre adolescentes, siempre atentos a cambiar?

Veamos qué está aportando Instagram:

1 - Las 'celebrities' se están pasando: cada vez son más los actores, músicos o deportistas que utilizan esta red. Les parece menos agresiva que Twitter, donde suelen ser vapuleados, y meten menos la pata con las fotos que con los tuits.

2 - Las imágenes mandan: en un mundo cada vez más visual, las fotos son las reinas. Y si sumamos la posibilidad de subir 15 segundos de vídeo, Instagram resulta muy completa y potente. Otras redes permiten subir fotos, claro, pero pocas tienen algo tan atractivo como los filtros y todas las herramientas adyacentes.

3 - Es una red nacida móvil en un mundo móvil: es quizá la única de las grandes redes sociales que nació para móvil. Esto le da gran ventaja en un mundo que ya es mayoritariamente móvil. Habrá otras grandes apps de foto para el teléfono, pero el que da primero da dos veces.

4 - Sencillez. Instagram es una herramienta muy sencilla de manejar. La curva de aprendizaje es mínima y, al margen de los problemas de experiencia que citábamos antes, no plantea dificultades de uso. En esto, sin duda, gana a Twitter, Pinterest, Google+ y otros grandes nombres del mercado.

5 - Gran herramienta de márketing. Las marcas comerciales han entendido que, en una cultura de la imagen, Instagram es una forma perfecta de proyectar una cuidada y atractiva imagen pública. Claro, su negocio no es vender publicidad o páginas en Internet, así que no les preocupa que apenas derive tráfico. Se quedan con la aportación en términos de marca y prestigio.

Son todos argumentos importantes que hacen que Instagram viva un momento dorado. Yo sigo sin saber qué le aporta al alumno de mi  tío, pero entiendo por qué arrasa y por qué Facebook pagó un dineral por esta empresa.

Instagram

 

 

 

 

 

Categorías: Internet , Redes Sociales

David Varona   29.dic.2014 18:20    

El community manager: abejas obreras que salvan colonias

    lunes 24.nov.2014    por David Varona    2 Comentarios

A veces, una colonia de abejas muere porque una obrera falla: se pierde, es devorada por un depredador, aplastada por un coche, sorprendida por una tormenta... y no vuelve a casa. Su asuencia puede parecer insignificante, pero no lo es: en el súperorganismo de la colonia, cada individuo es importante. A lo mejor llevaba la gota de néctar necesaria para que la colmena resisiera al invierno. A lo mejor había descubierto la fuente de alimento salvadora, pero no pudo trasmitir la información...

Obrera

El el enjambre de las redes sociales, los community manager son esas obreras imprescindibles. Sí, ya sé que hablar de esto es "muy 2009", pero creo que su importancia es ahora mayor que entonces, cuando el 'community management' se convirtió en una moda y, en muchos casos, en una forma más de sacarle la pasta a la gente.

Hoy, entretenidos los gurús con otras cosas y reventada la burbuja, el community manager sobrevive como un profesional muy exigido. Con un sueldo generalmente mediocre -cuando no bajísimo- está al cuidado de lo más importante que tienen empresas, personas o instituciones: su reputación. Descuidar ese flanco es un error imperdonable, por lo que la importancia de estos profesionales es decisiva. Por eso, casi todos los que conozco se forman constantemente, trabajan y trabajan a caballo entre el márketing, la publicidad, la comunicación, la sociología y la psicología.

¿La psicología? Sí, claro. Muchas veces pienso que el buen community manager tiene mucho de barman. Ese tipo conocido que, silente tras la barra, atiende a las necesidades de la fiesta. Pero también, cuando el confeti se ha posado, consuela, aconseja, protege y mete en un taxi al que llora sobre la barra. Ya se sabe que "no hay mejor psicólogo que un buen barman" ;)

La idea siempre me ha rondado por la cabeza.  Pero el otro día,  mi amiga y excelente community manager Laura Prieto, me contaba algo muy sorprendente. Ella trabaja sobre todo con productos infantiles y se encuentra con muchos niños que se dirigen a ella (y a la marca) para contarle sus problemas: "voy mal en clase", "¿es raro que me guste una serie de fútbol siendo niña?", "¿le podéis poner mi nombre a una serie de dibus?". 

De antemano: sí, hay niños en las redes ("¡Qué escándalo, aquí se juega!"). Superado este susto, me planteo una situación nueva para el gestor de comunidades: cómo se trata con un niño que te está contando un problema grave. Es decir, ¿qué debería hacer Laura si el niño le cuenta que sus compañeros le pegan en clase? ¿Y si son los padres los que le maltratan?

¿Cuentan los community manager con recursos para afrontar una situación así? ¿Deben hacerlo? ¿Con qué herramientas de comunicación y habilidades psicológicas se trata un problema como este?

Es, sin duda, un territorio nuevo. Otro más. A medida que las redes sociales se convierten en factores y actores decisivos en nuestra forma de relacionarnos, estas situaciones son más frecuentes. Para un niño de 9 ó 10 años, sus dibujos favoritos son un amigo más y, encima, puede hablar con ellos a través de estas plataformas. Es normal: han crecido juntos y los dibujos -la serie, la empresa, el medio de comunicación- lleva tiempo hablándole. Ahora busca respuestas en esa figura conocida, cercana y de la que no desconfía. Como si no fuera ya difícil hablar con los niños sin espantarlos, buscando siempre mejores retóricas y técnicas narrativas, habrá que aprender a gestionar sus pequeños-grandes dramas.

Las empresas tienen -tenemos- que entender que las relaciones con nuestros públicos son absolutamente nuevas. Especialmente con públicos tan jóvenes y desconocidos para nuestros usos del siglo XX. Hay que entender que esta nueva generación reclama de nosotros algo más que un mensaje publicitario .

Me parece que, en los albores de esta nueva relación, la presencia del community manager es fundamental, porque habla el idioma de la comunidad y está presente en sus cambios constantes, algo de lo que no pueden presumir los directivos que dan las órdenes, ni los analistas que, alegremente, quieren ahora enterrar al community.

Alimentemos y cuidemos a esas abejas obreras del enjambre. Son, probablemente, tan importantes como la reina.

Categorías: Internet , Redes Sociales

David Varona   24.nov.2014 12:21    

Los blogs: una mala salud de hierro

    martes 18.nov.2014    por David Varona    0 Comentarios

¿Recuerdas qué hacías en 2004? A lo mejor aquel año, hace ya una década, te dio por abrir un blog. En aquel momento, el New York Times elegía "blog" como la palabra del año. En plena explosión de la web 2.0, los blogs empezaban a dar voz a millones de personas en todo el mundo.

Después de aquello, la web 2.0 trajo las redes sociales y, con ellas, herramientas y micromedios de todo tipo que permitieron una explosión de la comunicación personal nunca vista (aunque sí "profetizada" por autores como Toffler). 

Time10

Con la irrupción de las redes, no faltaron los que dieran por muertos y enterrados a los blogs. Esto de Internet es así: la moda de esta mañana es prehistoria esta tarde. Pero, pasada y posada la polvareda, los blogs siguen ahí y parece que no se van a ir.

No es la primera vez que dedico un post a celebrar la mala salud de hierro de los blogs. Aquello de "los muertos que vos matáis" está muy vigente para una forma de expresión que no deja de crecer, mejorar y profesionalizarse. Claro, también hay muchos blogs que simplemente ocupan un lugar en el ciberespeacio, pero cada día descubro al menos uno que merece la pena seguir.

Y, si no os lo creéis, atentos a la selección de blogs que optan este año a los X Premios Bitácoras. Hay un nivel de primera división: os lo digo yo, que he sido nombrado jurado del certamen y me he tenido que ver cómo son y qué hacen todos los finalistas.

Para mí, los blogs persisten porque tienen ventajas:

1 - Permiten un debate más reposado y de largo plazo. Frente a la fugacidad de las redes, los blogs son más dados a la reflexión.

2 - Tienen una función de hemeroteca. Buscar aquel post de Facebook, aquella foto de Instagram o aquel tuit que viste hace dos años es algo materialmente imposible. En cambio, los blogs, con sus herramientas de archivo y búsqueda, hacen que los temas permanezcan y sean recuperables. De hecho, la "recuperabilidad" de los asuntos pasados es uno de los grandes problemas de una Internet cada vez más amplia.

3 - Obligan a ser muy bueno para triunfar. No vale con 'refreír' lo que dicen los cibermedios o algo divertido que has visto por YouTube. Para que un blog triunfe, hoy en día, hay que ser original, trabajar mucho los enfoques, contrastar, editar y, sobre todo, aceptar las críticas, los comentarios duros y el juicio de la comunidad. Esto último es, por cierto, algo que el "periodista profesional" no siempre está dispuesto a hacer.

4 - Son herramientas cruciales en el márketing. Para mejorar el posicionamiento SEO, para reforzar campañas sociales, para dar mejor imagen de una empresa... Los blogs son fundamentales en el mundo del márketing actual (Nosotros mismos, en RTVE.es, hemos elegido un blog como herramienta para contar cómo cambiamos).

Por tanto, un blog que alcanza el éxito hoy en día no es el cuaderno de ocurrencias de un 'Enjuto mojamuto' cualquiera. Es una apuesta por un trabajo casi profesional o profesional del todo, exigente y exigido, llevado a cabo con criterio, eligiendo muy bien los temas y los enfoques y, sobre todo, peleando por lograr visibilidad en las redes sociales. Y teniendo muy claro que sin la comunidad, nada.

Celebro de nuevo que los blogs sigan ahí, cambiando y mejorando, presionando a los medios "tradicionales" para que no  se duerman y ofreciendo a millones de personas información diferente y necesaria y, sobre todo, ofreciéndoles la posibilidad de tomar la palabra.

¡Os espero en la entrega de premios de los Premios Bitácoras, el viernes 21 de noviembre, a partir de las 18:00 horas!

Categorías: Internet , Redes Sociales

David Varona   18.nov.2014 16:11    

Facebook y el anonimato. Rooms y Tor: hacia otra idea de privacidad

    martes 11.nov.2014    por David Varona    0 Comentarios

Alguna vez he dicho aquí que Facebook me parece la red con una política más interesante con respecto a la privadidad. Mark Zuckerberg ha apostado siempre por un Facebook abierto, con identidades reales y fotos lo más reales posibles. Ha estimulado siempre el uso de la plataforma sin camuflajes.

En cierta forma, el hecho de que Facebook sea una plataforma en la que la gente muestra su verdadera identidad ha permitido el gran crecimiento de la red. No serviría de nada buscar a alguien por su nombre real si ahora se hace llamar Perico Mix. Y mucho menos si es alguien a quien no ves desde la EGB y cuyo travestismo nominal desconoces...

Sin embargo, Facebook ha dado un golpe de timón en los últimos meses que, al menos a mí, me ha sorprendido. Con apenas unos días de diferencia ha presentado Rooms, una aplicación de puro chat anónimo, y también ha anunciado que permitirá que su plataforma se conecte a través de Tor, la gran puerta de acceso a la internet oscura, ese reino del anonimato y las ip's ignotas.

Con este giro, Facebook completa una estrategia que incluye también la compra de Whatsapp, una aplicación que estos días está otra vez de moda porque a muchos usuarios no les gusta que se informe a sus contactos de si han leído o no sus mensajes (oh, tragedia).  Lo cierto es que Whatsapp es una app cerrada, opaca y facilita una comunicación que es todo lo contrario a Facebook.

Ahora, con Rooms, el equipo de Zuckerberg ofrece una aplicación de chat al viejo estilo de los años 90, basada en el anonimato. De hecho, en la presentación de este producto, apelan a ese espíritu romántico de los tiempos del ICQ y el IRC...

Por su parte, la conexión a Tor no deja de ser una verdadera sorpresa, porque, a priori, pocas cosas parecen más disparejas que la muy 'mainstream' Facebook y la absolutamente 'underground' Tor, una red de conexión paralela a Internet donde es virtualmente imposible rastrear el origen de las comunicaciones. "Es importante para nosotros facilitar medios para que la gente utilice nuestro site con seguridad", explican en Facebook. 

Tor-project

Lo cierto es que en los últimos tiempos se ha producido un cambio en el uso que la gente hace de las redes sociales. Ya comentamos en algún momento que la mensajería instantánea, con la comunicación uno a uno y sus entornos cerrados es una competencia muy dura para las redes. Y es una tenencia al alza: cada vez se utilizan más las herramientas tipo Whatsapp o Telegram, donde las conversaciones no pueden ser monitorizadas.

Leo al hilo de esto artículos en los que se explica que no solo  es una búsqueda de espacios cerrados, sino  también una búsqueda de desconocidos en las redes. Quizá porque ya tenemos muy vistos a los conocidos, quizá por esa vieja emoción del "cómo te llamas", "quién eres", "de dónde eres". Florecen así herramientas como  Tinder, Happn o redes más complejas como Whisper o Secret.

Para mí, todas estas novedades son un síntoma de madurez. A medida que conocemos mejor las redes, nos especializamos y somos capaces de utilizar más plataformas, herramientas más esepecíficas y entornos más adecuados a nuestras necesidades. Sin embargo, lo reconozco, me molesta que Facebook haya emprendido un camino al lado oscuro, dejando atrás la idea -elegante y poderosa- de que nuestra identidad digital sera un reflejo perfecto de nuestra identidad real y, por tanto, nos sirva para cosas tan elementales como votar en unas elecciones.

 

 

 

 

 

 

David Varona   11.nov.2014 10:48    

David Varona

Bio El enjambre

Soy David Varona, redactor jefe de Proyectos en RTVE.es, donde también trabajo sobre las redes sociales, una faceta de Internet que me fascina. Pero lo que de verdad me emociona es la apicultura...
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