Adolescentes y redes sociales: la tensión entre lo nuevo y lo novísimo
viernes 16.ago.2013 por David Varona 0 Comentarios
Anda el colmenar de las redes sociales revuelto por un curioso debate entre adolescentes. Auspiciado por Mashable, este original duelo enfrenta a dos chicas, una de 13 y otra de 15 años. Las dos están a la greña por culpa de Facebook.
La primera es Ruby Karp: tiene 13 años, vive en Nueva York y asegura que ni ella ni sus amigos utilizan Facebook. (Es una protagonista de 'Sex in the city' en potencia...)
La segunda es Adora Svitak: tiene 15 años, vive en Redmond, Washington St., y dice que ella y todos sus amigos utilizan Facebook. (Es la cosa más empollona del mundo: ha publicado ya tres libros...)
Bueno, el enfrentamiento tiene su gracia veraniega, porque afloran en él algunos de los problemas de fondo que aquejan a las redes sociales y, en general, a cualquier tecnología. Estos problema son, por ejemplo, la necesidad de sorprender constantemente al usuario, el snobismo sin piedad de los 'early adopter', el peligro de ser percibido como 'oficialista', la vulgarización que envuelve a un producto que está ya en manos de todos...
En sociedades tan dominadas por el márketing, la construcción de la propia imagen exige una continua renovación, una búsqueda constante de lo epatante. Lo novísimo siempre es mejor que lo nuevo y esa angustia por no quedarse atrás arrastra a las industrias a un 'tour de force' infinito. Es una tensión difícil de gestionar por las empresas, y asfixiante para los adictos a lo ultimísimo.
'No quiero a mi mamá en Facebook'
Nuestra chica de 13 años dice que antes, cuando no podía tener Facebook, deseaba tenerlo. Pero ahora que puede se da cuenta de que en Facebook están su mamá, sus familiares... Pero no están sus amigos, que prefieren el gatillo fácil de Instagram (btw, es propiedad de Facebook) o el anonimato y la opacidad de redes como SnapChat. (De esta querencia de los chavales por el lado oscuro ya hablaremos otro día...)
Dice la neoyorquina que no quiere salir en fotos en las que salgan sus amigas bebiendo alcohol, porque "si las ve mi madre estoy muerta". Por eso, prefiere moverse en entornos menos transparentes, a caballo de los teléfonos móviles, que ya no faltan en el bolsillo de ningún crío.
La otra chavala, con sus 15 años, asegura que lleva en Facebook desde que tenía 8. Esta precocidad la ha convertido en una experta y se permite el lujo de darle una lección a su 'rival'. Básicamente, le explica cómo configurar la privacidad de Facebook para que su madre no pueda ver esas fotos de fiestas que tanto le preocupan. Y, con bastante clarividencia, explica que no solo todos sus amigos tienen Facebook, sino que esta red se ha "colado sin ruido en incontables rincones de nuestra vida".
Ahí tengo que darle la razón a la empollona: la habilidad de Mark Zuckerberg para infiltrar cada resquicio de Internet y, con ella, de nuestra existencia, es pasmosa. Hace tiempo que digo que Facebook se ha convertido en una segunda internet y, al paso que vamos, podría ser que Internet fuera más pequeña que Facebook...
La chica de Washington remata el rapapolvo a la de NY diciendo algo así como "cariño, cumple un año más y luego me cuentas".
El puente es Tuenti
Y esa coda guasona tiene su motivación. En Estados Unidos no hay un fenómeno como el español Tuenti, que es una red social generalista para adolescentes donde NO están los padres. Ante esa ausencia en el mercado, en Estados Unidos y otros países los chavales optan por redes alternativas, especialistas, etc. Y recelan de Facebook, porque, claro, están los adultos, los padres, los profesores... ¿Cómo no van a estar si Facebook anda ya por los 1.100 millones de usuarios? Si en Estados Unidos lo utiliza más del ¡40 por ciento de la población total cada día!
En España, los niños que acceden a las redes lo hacen a través de Tuenti. Ahí se sienten más en su entorno, ajenos al mundo adulto, sin interferencias. Cuando llegan al entorno universitario y cambian de amigos, cambian también de redes y migran a Facebook y Twitter. Es la ruptura definitiva con la infancia y la adolescencia. Pero este fenómeno no existe en todas partes, y los chavales tienen que convivir desde el primer día con los adultos.
Facebook, que sabe que se le escapa el público más rebelde y joven, lleva tiempo dándole vueltas al tema. Ya hace bastante que se habla de un Facebook Kids, pero no acaban de dar el paso. Sin embargo, deberían decidirse.
Y, en esta idea, el debate entre las dos chicas, además de una serpiente de verano muy divertida, es una advertencia. Tener 1.1000 millones de usuarios es un buen seguro de vida, pero si los chavales esparcen la idea de que Facebook ya "no mola", los de Zuckerberg van a tener un problema serio y podrían acabar como MySpace.
Me parece que falta muchísimo para que ese escenario sea posible, pero podría llegar. O, al menos, podría darse en países muy desarrollados, como Estados Unidos, donde la saturación y la penetración son altísimas y la gente, acomodada y con poder adquisitivo, cambia constantemente de 'hype'.
En el resto del mundo, especialmente en los países en desarrollo, Facebook manda con mano de hierro y va a seguir creciendo. Por mucho que a los agoreros les encante predecir su fin cada tres o cuatro meses. En esos países es una herramienta fundamental para comunicarse, organizarse, activar el capital social y articular comunidades. Desde luego, los problemas de las dos chicas que motivan este post, son mucho más triviales.
Por cierto, para saber más sobre jóvenes y redes, es muy recomendable el nuevo libro de Dolors Reig, 'Jóvenes en la era de la hiperconectividad. Tendencias, claves y miradas'.
Foto: abeja naciendo. Esta adolescente sí que sabe lo que tiene que hacer en su red social.