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¿Límites a los medios sociales? La libertad de expresión tras Charlie Hebdo

    miércoles 14.ene.2015    por David Varona    0 Comentarios

Parece que el brutal atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo va a traer consecuencias en el enjambre de las redes y los nuevos medios sociales.
Tras el pánico vivido en Francia y media Europa, las autoridades han puesto en marcha nuevas medidas de seguridad contra el terrorismo.  Entre ellas, algunas que afectan directamente a las comunicaciones a través de plataformas digitales y herramientas de mensajería privadas. 

El primero en tirar la piedra ha sido David Cameron. El premier británico ha propuesto que se prohiban las técnicas de encriptado de mensajes."¿Queremos permitir en nuestro país comunicaciones entre personas que no podamos leer?", ha dicho Cameron en una sorprendente pregunta retórica.

En la práctica, eliminar el encriptado de las comunicaciones supone hacerlas vulnerables y fáciles de escrutar, tanto por las autoridades como por cualquier otro que quiera hacerlo.  Supone, por ejemplo, acabar con lo que hace diferentes a Whatsapp o Snapchat, herramientas que se basan en la opacidad.

A Cameron ya le han respondido contundentemente en su país. En el Guardian, James Ball califica de "estúpida y económicamente destructiva" a la idea. "Busca titulares o no tiene ni idea", asegura el analista. Y no le falta razón, porque el cifrado de las comunicaciones es algo elemental a la hora de garantizar el derecho a la intimidad. Pero, además, es esencial para dar respaldo técnico al comercio electrónico, al alojamiento de datos en la nube, al correo electrónic, al televoto o a las redes sociales, por poner algunos ejemplos.

El éxito gigantesco de aplicaciones como WhatsApp o Telegram se basa en la confianza. Los usuarios confían en que lo que digan en esos espacios se quedará en la órbita privada que ellos determinen. 
El desplazamiento masivo de la conversación hacia estas plataformas no es nuevo. Arrancó ya en 2011, durante los disturbios de Londres. Entonces, y a diferencia de lo que había pasado en la Primavera Árabe y el 15M, los organizadores de las protestas utilizaron tecnologías más cerradas con las que comunicarse. Ya entonces, el Gobierno británico trató de que BlackBerry le diera acceso a los chats que estaban utilizando los usuarios para organizarse.
Desde aquellos días, se viene observando una clara especialización en el uso de las redes: hay unas para 'publificar' y otras para lo que la gente no quiere que sea visto. Esta idea la confirman los últimos estudios, como el muy reciente Social Media Update del Pew Research.

Por cierto, en España, el Gobierno y el PSOE se han puesto de acuerdo para intensificar la lucha contra la amenaza 'yihadista' y han pactado una reforma del Código Penal que endurece las penas y amplía algunos supuestos. Además, se pretende que, si se utiliza Internet para promover el radicalismo o el integrismo,  los jueces puedan prohibir el acceso a portales de internet o un "servicio de la sociedad de la información". No queda claro, todavía, si esa prohibición de acceso es 'ad hominem' o si supone el cierre de esos "servicios del a sociedad de la información". En todo caso, habrá que estar atentos al desarrollo de esta reforma legal.

¡Son medios de comunicación!

Cuando los gobiernos y los estados "aprietan" las tuercas de las libertades públicas, siempre hay quien dice "si no haces nada malo, no tienes nada que temer". Este silogismo justifica todo tipo de retrocesos en los derechos, algo especialmente lesivo cuando hablamos de la libertad de comunicaciones, que es uno de los pilares de nuestra sociedad.

Ya tenemos leyes para defendernos de posibles abusos de los medios de comunicación, y funcionan bien. Y hay leyes que protegen el correo, las conversaciones telefónicas... Solo un juez puede romper la privacidad de estas comunicaciones y solo un juez puede decir si un medio de comunicación comete un delito en el desarrollo de sus funciones.

En esta idea, tenemos que entender que una herramienta como Whatsapp, Snapchat o incluso Facebook es un medio de comunicación,  o puede serlo. Para un usuario, su Facebook opera como un 'micromedio', con el que informa a sus amigos de lo que le interesa, preocupa, indigna o divierte. Y, además, tiene apartados estrictamente privados, como el correo o el chat, o un grupo cerrado.

Si comprendemos que estas tecnologías son 'nanomedios' en manos de la gente, no cabe pensar en someterlas a otras leyes y regulaciones que las que ya afectan a los medios de comunicación. Aquellas que hablan sobre las injurias, las calumnias, etc. No hace falta regular más su parte pública y su parte privada es, eso, privada, inviolable.

Categorías: Actualidad , Redes Sociales

David Varona   14.ene.2015 17:22    

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David Varona

Bio El enjambre

Soy David Varona, redactor jefe de Proyectos en RTVE.es, donde también trabajo sobre las redes sociales, una faceta de Internet que me fascina. Pero lo que de verdad me emociona es la apicultura...
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