#TheDress: no cambia el color, cambia el público
viernes 27.feb.2015 por David Varona 1 Comentarios
Está medio mundo fascinado con la historia de #TheDress, un vestido que para unos es de un color y para otros de otro. Tornasolado, habría dicho el clásico. Una paradoja de la percepción, diría National Geographic (gracias, Paco Asensi, por la referencia).
A mí el vestido me parece blanco y dorado, la verdad. Pero sé que es porque tengo el monitor del ordenador configurado de una forma concreta. Un mínimo ajuste y el vestido cambiará.
Aclarado este asunto, que me interesa más bien poco, pasemos a analizar el tema de fondo: el increíble fenómeno viral que ha generado la historia del vestido de marras.
Algunos datos:
El post de Tumblr en el que se publicó el vestido de marras lleva más de 407.000 'notes', que son los 'likes', 'reblogs', etc. Es decir, un engagement asombroso para algo que se publicó hace solo 24 horas.
Buzzfeed publicó la historia y, literalmente, se les fue de madre. Como una colmena sin espacio en plena primavera, sus costuras reventaron: explican que en lo más caliente del debate de los colores, había 670.000 personas leyendo y comentando el tema a la vez. Fue tan grande el aluvión que tuvieron que parar de publicar para que las maquinas aguantaran. En Verne lo cuentan con detalle.
De esas 670.000, más de 250.000 se conectaron por móvil. Un día después, el artículo de Buzzfeed lleva más de 26 millones de impresiones...
Los hashtags relacionados con la historia se acercan ya al millón, si no lo han superado.
¿Qué está pasando aquí?
Los observantes del periodismo tradicional estarán de colores (valga la broma) con la historia del vestido que obnubila a los usuarios de Internet. Casi puedo oírles: "al público solo le interesan las chorradas".
¿Es verdad esto? Sí y no. Los públicos están en un proceso de cambio irreversible. Y, con ellos, cambia drásticamente el modelo de consumo de información. Estoy seguro de que la gran mayoría de los que participaron en el debate del vestido tornasolado están bien informados. Son usuarios híperconectados, manejan muchas fuentes, dominan las redes... Cuando deciden pasar un rato divirtiéndose con el debate de los colores es porque ya saben lo que ha pasado en el mundo, en su país o en su colectivo de interés. Han leído blogs, han consultado Twitter varias veces, han buscado en Google para ampliar alguna información. Sí, están informados. Y, sí, deciden divertirse jugando en las redes con la broma del día.
¿Qué se supone que debe hacer ese público al final del día? ¿Sentarse ante soporíferas tertulias políticas que mastican el mismo pedazo de carne de la mañana? ¿Ver/escuchar informativos de televisión/radio que cuentan lo mismo que ellos ya leyeron en Twitter o Digg mientras iban a trabajar a primera hora del día? ¿Ver en la televisión series que ya han visto en Netflix o pirateado?
Desde los medios "tradicionales" se sigue tratando a los públicos como si estuviéramos en 1990. Es un error inmenso.
Vivimos en la era de los 'customer media', los medios de comunicación que entienden que el usuario está en el centro del proceso comunicativo y hay que darle lo que quiere.
Estos usuarios, en su mayoría 'millenials', tienen otra forma de interactuar con la información, el entretenimiento, los medios y los periodistas. Es un público ubicuo, que se conecta cada vez más con el móvil y que trabaja y se entretiene en formato multipantalla.
Estos nuevos públicos entienden las lógicas virales y se dejan llevar por ellas porque saben que en esos torbellinos de memes, mensajes y debates hay creatividad, diversión y, muchas veces, información de calidad.
Son personas a las que les gusta sentirse parte de una comunidad, pero también, y sobre todo, sentir que los medios con los que interactúan piensan en ellas. Y también les gusta notar que esos medios a los que siguen cuidan y fomentan las comunidades, buscan temas adecuados, los editan de forma correcta, respetan su tiempo, no abusan de su paciencia, no adoctrinan, mezclan bien lo divertido con lo serio, trabajan pensando en el móvil...
Los medios que se están aprovechando de esta nueva forma de consumo son esos 'customer media'. Sitios como BuzzFeed, que empezaron recopilando memes de gatos y ahora hacen un periodismo muy serio, sin dejar de atender a esa parte lúdica de la red. Son empresas ligeras, con visión abierta, atentas a los datos, a las comunidades y sus lógicas, a la potencia viral de un contenido, a las exigencias del formato móvil y, sobre todo, a las preferencias de sus usuarios. Saben que están bien informados y que buscan algo más. Se lo dan: no tratan de guiarles por caminos ya trillados.
El ya mítico informe de innovación del New York Times, que se presentó hace ya 10 meses, hablaba precisamente de estas cosas. De la falta de cintura de los medios y los periodistas tradicionales ante los nuevos métodos y los nuevos hábitos de los usuarios.
Está muy claro: o los "viejos" medios cambiamos rápido o nos cambiarán por otros.
Juan dijo
Por Dios!!!, de una vez hay que dejar de usar ropa y terminar con estas idioteces.