Las redes sociales, en su madurez: el público exige calidad y especialización
En los últimos días han menudeado las noticias sobre el mal momento que vive Twitter. La red social del pajarito azul parece estancada: recibe menos usuarios nuevos, pierde muchos y sus cuentas están pasándolo fatal: en el primer trimestre de 2014 perdió 132,3 millones de dólares (unos 95,5 millones de euros).
La cosa económica sería pasable si no fuera porque se han disparado varias alarmas que tienen que ver con el uso que el público hace de Twitter. Y es que la llegada de nuevos usuarios se ha ralentizado de forma llamativa.
Quizá el análisis más profundo lo ha hecho, como muchas veces, The Atlantic, que publica un "panegírico" de Twitter con tintes de necrológica y habla del "ocaso" de la plataforma. En este artículo se repasan algunos de los problemas que están haciendo que Twitter pierda músculo: exceso de spam, exceso de ruido, exceso de 'fakes' y, peor, una comunidad predecible en su narrativa y en su comportamiento, que muchas veces es agresivo y cruel.
Añade también que hay una tendencia a creer que Twitter es el centro de lo que pasa y que todo el mundo tiene sus ojos puestos en el 'timeline', cuando -esto lo sabemos bien en España- la inmensa mayoría del público no está en Twitter.
Muchos otros medios se hacen eco estos días de la situación que vive esta red social, tan chispeante en los últimos años. Ya sabemos que no hay nada que le guste más a la prensa de todo el mundo que derribar ídolos, así que tampoco hay que hacer mucho caso del tremendismo. Esto del ocaso se ha hecho mil veces con Facebook, y ahí sigue, tan pimpante, zampándose lo que se mueve.
Entonces, preocupación, la justa. Lo que sí me ha llamado mucho la atención -y es más preocupante-, es un estudio que ha hecho la NBC estadounidense durante los Juegos de Sochi. En su análisis, comprobaron que la actividad en Twitter y Facebook no se traducía en audiencia, como han dicho muchos otros trabajos, especialmente los de Nielsen. De hecho, NBC ha tenido una audiencia muy por encima de lo que pasaba en las redes durante los Juegos, y les ha ido mejor con Facebook que con Twitter.
Con muchas precauciones y a la espera de más resultados, el responsable de investigación de NBC, Alan Wurtzel, dispara contra los pilares del futuro de Twitter, que se ha fiado a su matrimonio con la televisión. "El emperador está desnudo", dice Wurtzel para subrayar que ese perfecto maridaje entre Twitter y la tele quizá no sea tan perfecto.
Twitter corregirá el tiro
Lo que está pasando con Twitter, y con todas las redes sociales, tiene que ver con la madurez de un medio. Cuando nació Internet, cualquier cosa te hacía gracia y cualquier web era chula con tal de que cargara. Hoy, con 20 años de experiencia navegando, una web tiene que ser muy buena para que me quede en ella más de 30 segundos. Y en esa guerra ganan los especialistas: YouTube, Instagram, TripAdvisor, AirBnb, Spotify... Los que saben hacer algo muy bien y barren.
¿Por qué barren? Porque se han especializado en algo y conocen muy bien lo que el público busca cuando llega a su web. Porque saben que el público ha madurado mucho, es exigente y sabe muy bien lo que quiere.
Frente a esto, la experiencia caótica, deslavazada y desconcertate de Twitter es un lastre. Hace tiempo que comentábamos aquí que necesita hacer algo con ese lío que es su experiencia de usuario. Ellos mismos reconocen que tienen que hacer más fácil la experiencia para los nuevos tuiteros. Esta confesión es sintomática: los usuarios menos avezados sufren y abandonan porque no entienden nada.
Y también es un síntoma de madurez: tras los 'early adopter' llegaron a Twitter los internautas potentes, los que navegan mucho y comprenden bien la red. Pero ahora está llegando el gran público, el que no entiende tanto y no explora: y este público rechaza la experiencia de Twitter.
Estoy seguro de que en Twitter lo saben. Sus recientes cambios estéticos -cada vez se parece más a Facebook- son una evidencia de que están trabajando en ello. Además, se están replanteando qué hacer con las @, los # y otros elementos de su ecosistema que se están convirtiendo en un problema para crecer.
Espero que pronto veamos un Twitter más ordenado, claro y, por tanto, relevante y útil. Un Twitter que no nos haga perder tiempo entre la broza y el ruido. Y si no lo hacen pronto...
Una cuestión de madurez
Todo esto que pasa es, como decía antes, un síntoma de la madurez de las redes sociales. Los 'social media' ya son mayores y sus usuarios han aprendido una barbaridad. Empezamos a ver este cambio cuando, tras la primavera árabe, los disturbios de Londres se organizaban a través de WhatsApp.
Desde entonces, casi no pasa un día sin que surja un servicio social más específico, adecuado y especializado. Algunos, con gran éxito, como Pinterest, Vine, SnapChat o la reciente Tinder, que sirve para 'geo-ligar'.
Era un síntoma: el usuario aprende rápido y se especializa. Igual que en el resto de ámbitos de la vida, en el uso de redes sociales nos vamos sofisticando. Si hubo un tiempo en que Facebook servía para todo, ahora somos muy conscientes de que es mejor utilizar una red o un servicio para cada cosa. Así, puedo utilizar Facebook para contaros que han empezado a salir los enjambres, pero los vídeos los subiré a YouTube, mientras que para el audio me iré a SoundCloud y, si quiero hablar con mis amigos apicultores lo haré por Whatsapp, Tango o Line.
Facebook, que tiene todo el dinero del mundo, reacciona ante esta situación de dispersión y complejidad comprándolo todo: Instagram, WhatsApp, Oculus... Lo que compra son dos cosas: una buena posición en mercados emergentes y talento para mantenerla en el futuro. Antes, Microsoft, Apple y Google marcaron esa forma de actuar.
Los que quieran seguir siendo grandes, como Twitter, tienen que reaccionar mejorando. Haciendo su experiencia más sencilla, limpia y útil. Y ahí tiene que aprender de los especialistas, de cómo lo hacen los que son rematamente buenos en algo.