Ayer y hoy he estado pendiente del Congreso de Periodismo en Red de la Universidad Complutense (#congresoblog). Por un lado, porque es "mi casa" y me interesa lo que cuentan sobre esto del periodismo digital y la redes sociales. Por otro, porque intervenían amigos, como Daniel Seseña, compañero en RTVE, donde hace el imprescindible Cámara Abierta 2.0, y bloguero en este mismo espacio virtual.
Y me interesaba bastante ver lo que dicen mis profesores de la Facultad, donde llevo a cabo una tesis doctoral sobre redes sociales que, quizá, algún día vea la luz. Entre ellos, me interesó mucho la propuesta de Mariano Cebrián Herreros, siempre ojo avizor sobre los cambios que vive la profesión y que dio algunas claves de lo que yo creo que es hoy en día el periodismo.
Decía Cebrían en el Congreso que el periodismo no debe enseñarse como "un oficio", sino que el periodista es "el nuevo intelectual" y, por tanto, la Universidad debe darle esa formación intelectual que le servirá, después, para desarrollar mejor su oficio.
La verdad, es una cuestión sobre la que he pensado y debatido mucho. Y, a estas alturas, creo que estoy de acuerdo con Cebrián Herreros y otros profesores de la Complutense. El aprendizaje debe estar orientado a dotar al periodista de códigos para decodificar la realidad, comprender un entorno cambiante y hacer el análisis necesario para que su trabajo de base, el reporterismo, sea eficaz. No hay nada más triste que una noticia que evidencia la desinformación -cuando no la incultura- de su autor. Un oficio lo aprendes en la redacción. Una cultura...
Redes sociales, herramientas fundamentales
En esta línea, hablaba Cebrián Herreros del papel de la tecnología y, sobre todo, del nuevo ecosistema de redes sociales. Y dio en el clavo: al periodista deben interesarle sí o sí, porque suponen un cambio en la comunicación y sus formas. Es interesante, asegura, por esa vertiente tecnocomunicativa.
Lo curioso es que los alumnos presentes en el Congreso, supongo que la mayoría alumnos de la Facultad, hicieron un montón de preguntas que parecían más bien inmovilistas: todos se empeñaban en dar más importancia al periodismo que a la tecnología y a las transformaciones que está produciendo en la sociedad.
Por un lado me parece bien que tengan ese respeto por la profesión que estudian. Por otro, lo siento pero están desubicados. Creo, y me parece que coincido con Cebrián, que un periodista que no entienda como parte de su formación el manejo de esas tecnologías transformadores estará claramente en desventaja.
Hoy en día se está produciendo un cambio muy importante en la forma en que la gente consume información y, sobre todo, en la manera en que construye su agenda de intereses. Cebrián lo decía muy alto y muy claro en el Congreso: "Hay un divorcio entre la agenda de los medios y la del público. Hay que hacer autocrítica".
Pero si los alumnos siguen pensando que las redes sociales, los blogs, internet en general es periodismo de segunda o de tercera, se abocan a un fracaso: no se dan cuenta de que están dando la espalda a la gente. Hay que estar donde la gente está, y hoy, el público está masivamente en las redes sociales. Y dudo que las abandone a medio plazo.
El (mal) ejemplo de los mayores
Claro que los profesionales que estamos en activo quizá no seamos el mejor ejemplo para la próxima generación. Con excepciones, la mayoría de los periodistas sigue mirando por encima del hombro a todo el fenómeno 2.0. No entienden que la gente ve a los medios en las redes sociales como un amigo más, y que ese púlpito desde el que hablaban antes los periodistas ha sido demolido y olvidado.
Al hilo de esto, se publican esta semana un par de estudios bastante desalentadores. Uno, en España, modesto y parcial, analiza el uso que hacen los periodistas españoles de las redes sociales. La conclusión, tremebunda: La mayoría de los profesionales de la información subestima las redes sociales. Y, lo peor: un 60 por ciento considera que las redes sociales han perjudicado al periodismo.
El otro trabajo, mucho más documentado y amplio, lo firma el PEW Research Center de la Universidad George Washington. Se titula aproximadamente "Cómo usan Twitter los medios mainstream" y también ofrece una serie de conclusiones muy relevantes. La principal: los grandes medios estadounidenses consideran Twitter una herramienta únicamente útil para conseguir mayor difusión, para, en definitiva, hacerse publicidad y captar tráfico.
Vamos mal. Esta no es la idea. Las redes sociales son, sobre todo, espacios donde los medios y los periodistas se encuentran con su público, hablan con él, le escuchan. Y el público critica, discute, ofrece alternativas, aporta ideas... ¿Dónde queda todo esto? Sí, ya sé, nunca hay tiempo para ese mundo ideal, trabajamos a la carrera, no está pagado... Incluso yo, que me dedico a esto de las redes, sé lo difícil que es dedicarle tiempo a la gente. Pero también sé, y estoy convencido de ello, que cada vez que contesto a un usuario de RTVE en Twitter o Facebook estoy mejorando la imagen de mi empresa, dando valor al trabajo de mis compañeros.
¿A dónde quiero ir a parar? Muy sencillo: creo que la Universidad tiene que formar intelectualmente a los periodistas. Prepararlos para los cambios sociales y culturales que está generando la tecnología. En esta idea, tradición académica, teorías y modernidad técnica deberían ir de la mano. Es decir, creo que un periodista debe saber por qué Twitter es importante, debe saber utilizarlo y sacarle provecho, y debe saber situarlo en la evolución de la teoría de la comunicación. Básicamente, igual que debe saber por qué son importantes el teléfono o la imprenta.
Me parece que el sitio que es capaz de hacer todo eso es, todavía, la Universidad. Pero no se puede quedar atrás ni un día más.