Hoy estoy perdida en África. Bueno, una parte de mi. El cuerpo para por este Madrid pintado de otoño, de lluvia y nubes que intimidan al sol, y la cabeza va viajando de Sudáfica a los países subsaharianos a golpe de tecla.
En Sudáfrica he pasado de la ilusión, al trozo de esperanza quebrada de un 1-0, de derrota para La Roja...Cruzaremos los dedos para los dos siguientes...
No me quito la camiseta roja y subo hacia el norte del continente, a los países subsaharianos, sobre todo al África negra, donde muchos pequeños no saben que hoy, en el mundo, se habla de ellos porque es su día, y porque las cifras dadas por UNICEF nos hacen pensar que queda mucho por hacer. No es para menos, casi cinco millones de niñas y niños africanos menores de cinco años, mueren todos los años por enfermedades como la malaria y el sida. Asi que en el Día Mundial del Niño Africano, en Naciones Unidas apuestan por una mayor inversión destinada a la salud y a la educación, porque es sabido que sólo así se puede romper el círculo de la pobreza unida siempre a un mayor riesgo de mortandad.
Os quiero dejar unas fotos que tomé en Gambia hace casi un año. Anochecía cuando llegamos al basurero de Manjai, uno de los barrios más pobre de este país, que como toda África no te deja indiferente. Y alli estaban estos niños
Todos los días acuden a este descampado donde se acumulan toneladas y toneladas de residuos. Cualquier objeto que puedan reciclar o vender les puede proporcionar los 25 dalasis (0,90 euros) que necesita una familia para comer en Gambia. Pero también gracias a un español que vive alli y que tiene la ONG "La Sonrisa de África" van al colegio.
Nos contaron que el libro que habían encontrado era una especie de tesoro para ellos.
De los niños africanos es imposible olvidar sus risas, el color de sus ojos...
Aqui vemos a algunos con sus uniformes de colegio. Nos gritan "TUUUUPAACC!!!!!" que significa blanco en la lengua mandinga. Empiezan a encontrarse con la escritura y con la lectura, con la exactitud de los números. Una forma de comprender y poder explicar el mundo que les rodea.
Un mundo, en el que deseamos que ya no existan esas cifras que hoy hemos recordado de nuevo....
Y a mi.... me toca volver al viejo continente..