2 posts de agosto 2010

En las tripas de la Tierra

Ocho y media de la mañana y Rafa López, el cámara de Huelva me dice que estamos ante lo que parece el vientre de una ballena. Que lo que vemos le recuerda la entrada a las entrañas de una especie de Moby Dyck gigantesca, en la que unos rugidos lejanos parecen los gases de una difícil digestión. Ante esta observación de un compañero, que también comparto, no he podido por menos que poner la palabra "tripas" en el título de este post. Pero nada más lejos de la realidad. No estamos en el mar, sino en la tierra, y lo que vemos es la entrada a una profunda mina en Almonaster La Real, Huelva. La hemos elegido porque es casi tan profunda como la chilena de Copiapó en el desierto de Atacama donde 33 mineros permanecen encerrados en lo que parece una prueba sicológica, más que física, diseñada por la mente de un realizador de realitys shows que ha enloquecido. Pero, por desgracia, es una agobiante realidad en la que cuenta, y mucho, el tiempo. En esta mina que se llama "Aguas teñidas" también se extrae cobre como en la de Chile, y grandes máquinas arrancan a pedazos el mineral. Nos hemos preguntado si en España podría pasar algo así, qué accidentes preocupan en las minas subterráneas que no son de carbón como las de Asturias y León, principalmente, donde los accidentes en la década de los 80 y 90 por la explosiones de grisú han forjado todo un protocolo de prevenciones y rescates. Nos ponemos el mono de minero, las botas con puntera de metal, el casco con la linterna, las gafas y un cinturón con un equipo de autorrescate que es como una pequeña cantimplora con aire que recuerda al regulador de buceo. Es todo obligatorio, la condición para empezar a descender por una rampa hasta los 500 metros de profundidad. La sensación es extraña. Las galerías son anchas, no son claustrofóbicas. La temperatura es de unos 25 grados pero la humedad del 95 por ciento hace que sudemos al mínimo movimiento. Sólo se oye el ruido incesante y fuerte de las máquinas, y donde no están si apagásemos la lámpara del casco reinaría la ocuridad. El conductor de Sevilla que nos ha traido hasta Huelva, y que se ha metido también, ha tenido un momento de agobio, de pánico ante un fugaz pensamiento de quedarse ahí encerrado durante días. Yo no lo pienso, no lo he querido pensar. Pero si ya intuía que el mundo de la mina es duro, ahora lo compruebo un poco más. Y eso que esta mina cumple con todos los protocolos de seguridad. Por ejemplo si tiene cuatro galerías separadas por 30 metros, en cada una de ellas hay una caseta, un refugio para 20 personas de material ignífugo y donde hay teléfonos, aparatos para sanear aire, comida y bebida para dos o tres días. Aqui, nos cuenta, uno de los técnicos de Seguridad lo que más preocupan son los incendios provocados por ejemplo por un posible cortocircuito de las máquinas. Sobre los derrumbes dicen que es raro que ocurran porque trabajan rellenando y alicatando cada hueco que dejan las máquinas, y que en ningún caso pasaría lo de Chile porque, a diferencia de la mina de Copiapó, tienen dos rampas de entrada o salida, y cuatro pozos de ventilación que en caso de ser necesarios se podrían utilizar si le colocasen una escalera provisional de cuerda por ejemplo. Además, a los lugares susceptibles de derrumbe o de desprendimientos sólo llegan las máquinas dirigidas por control remoto. Pero los derrumbes no son extraños. Hace unos días se produjo uno en otra mina de cobre también en Andalucía. Afortunadamente no había nadie dentro porque fue después de evacuar para una voladura controlada. Sólo estamos dos horas dentro pero cuando salimos da la sensación de que la luz del sol nos molesta. Los trabajadores se quedan en el tajo. La mina no para en las 24 horas, día y noche se araña la tierra...Aquí se sacó el año pasado más de un millón y medio de toneladas de mineral, pero quieren superar los dos millones. Y parece, por lo que dicen los gerentes y jefes de explotación, que de momento la tierra, la mina no llora, como ha pasado en Copiapó, como ya contaron a sus familias agunos de los mineros atrapados, avisando, quizá, de un mal presagio. Esperemos que no se les haga más largo el tiempo de poder ver de nuevo sus caras. Ánimo

Todo incluido...¿También el "balconing"?

Como pasa el tiempo!!!!!

Leo mi último post y me siento como si destapara una caja de zapatos llena de recuerdos. Sí sí.. de esas en las que guardas cartas, entradas de conciertos para no olvidar, los billetes de avión del viaje que nos marcó de alguna manera, o fotos en blanco y negro de cuando tus padres eran novios....Algo parecido he sentido al ver dónde me detuve en esto de "bloguear"; y me sonrio cuando veo que fue el día en que la Roja perdió su primer duelo...en fin...menos mal que cambió el curso del "devenir mundialero" , pero por eso digo que ha pasado tiempo, o quizá mejor dicho, muchas cosas noticiables.

Siempre me ha parecido que la actualidad va muy deprisa. Que lo que durante una semana puede ser noticia después se va quedando en un limbo, u olvido colectivo, y que los periodistas nos centramos en otras cuestiones que relevan a las anteriores, y así sucesivamente.

Es agosto, y esta sensación parece que se detiene a ratos...pero ahí está. Como muy de agosto es el tema que me ha ocupado esta semana y del que hablan todos los medios de comunicación: el "balconing"; una moda peligrosa que practican muchos turistas, que no llegan a los 30, en apartamentos y hoteles de Ibiza y Palma de Mallorca. Pasan de habitación a habitación por el balcón, o saltan desde él a la piscina del hotel. Quizá no hablaríamos de ello si no fuese porque en lo que va de año ya han muerto ocho jóvenes. Y otro, un británico, está en estado crítico en el hospital Son Dureta de Ibiza.

Así que intentamos saber qué había detrás y nos fuimos a una de las zonas de Mallorca hecha para la diversión y "marcha" de estos turistas muy jóvenes, algunos, incluso, menores de edad. Es Magaluf, en Calviá, pero también podríamos haber ido a El Arenal, o a Sant Antoni en Ibiza. En las tres ha habido caídas y en las tres hay un denominador común: alcohol barato, y facilidad, según nos cuentan ellos mismos, para conseguir drogas. Los carteles de dos copas por una inundan la calle central de Magaluf, dos vodkas por sólo 5 euros, las tiendas -en las que encontramos hasta absenta de 80 grados- no cierran hasta las dos de madrugada, y en los hoteles de la zona se ofrecen copas gratis en la oferta de un paquete con el todo incluido, y que no les sale muy caro. Lo confirman los servicios de emergencias de las islas, detrás de esta moda mortal hay casi siempre una buena dosis de alcohol, y a veces, también de drogas.

La terrible moda no es nueva, pero las muertes han hecho que el Gobierno balear y sobre todo los hoteleros tomen medidas: elevar las barandillas de los balcones por encima del 1,10 metros, colocar a los jóvenes separados y en los pisos inferiores, y preparar un vídeo en el que se alerta de los peligros de saltar por los balcones como si estuvieran dentro de la realidad virtual de "Matrix". Las últimas medidas que se están estudiando son devolver inmediatamente a los jóvenes a su país si se les coge "balconeando", y una multa de 300 euros.

Baleares recibe al año 12 millones de turistas. De estos, casi el 75 por ciento no son españoles. Buscan sobre todo una buena temperatura, paisajes y playas tranquilas y estupendas. De lo maravillosas que son las islas doy fe, y esto que se oferta de ellas es lo que busco cuando me he querido perder en alguna de ellas.

El presidente de todos los empresarios nos cuenta que este turismo de jóvenes que sólo busca vivir la noche como si fuese su último día en la tierra es una parte muy muy pequeña. Y cuando le pregunto si aún así es un turismo necesario me dice que el turismo no se elige y que todo el mundo que va a Baleares es bienvenido.

Para todo puchero existe su tapadera, dice mi abuela con su refranero aragonés, o lo que es lo mismo, todo turista o viajero tiene sus lugares, así que quizá para los empresarios del turismo de estas zonas sea difícil frenar el "balconing". Las medidas anunciadas servirán, no tengo duda, pero mientras oferten lo que ofertan ahora a estos jóvenes extranjeros, diversión que se sabe ligada a alcohol muy barato todo se puede ralentizar más....Pero reconozco que es complicado... y más en época de crisis económica.

Reporteros del Telediario


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