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Los fallidos mototrineos de Scott

    martes 15.jun.2010    por RTVE.es    2 Comentarios

Hoy hace 100 años de la partida de la expedición al Polo Sur dirigida por el Capitán Robert Falcon Scott que habría de acabar en desastre tras conseguir su empeño después de que los noruegos de Amundsen se les adelantasen. Entre los fallos de liderazgo y organización que terminaron contribuyendo al trágico final hay uno poco explorado: el fracaso de los mototrineos de la expedición. Convencido por razones ideológicas de que el único modo honorable de alcanzar el Polo Sur eran los trineos de tracción humana, Scott descuidó la selección de los ponies y perros que debían encargarse de tareas secundarias. Para complementarlos, y llevado del ejemplo de Shackleton, que años antes había empleado mototrineos en una exploración antártica, embarcó tres ejemplares. Su rendimiento, sin embargo, resultaría decepcionante.

Los mototrineos de Scott, de los que tal vez hubo varios modelos, habían sido construidos por la empresa automovilística Wolseley y diseñados por el ingeniero Hamilton. Al menos uno de esos modelos usaba un motor Advance de cuatro cilindros en línea con carburador Brown & Barlow e ignición por magneto marca Bosch. Equipados con cadenas con clavos, disponían de una gran capacidad de tracción en nieve e incluso hielo. Tenían dos marchas que daban una velocidad máxima de 2 y 3 millas/hora, respectivamente, y eran capaces de arrastrar 1.360 kg. por pendientes suaves. Antes de partir hacia la Antártida Scott llevó los ingenios al centro de Noruega, donde los sometió a pruebas y quedó satisfecho. Para mayor garantía, se incorporó a la expedición a Bernard Day, mecánico que fuera de los mototrineos de la anterior expedición de Shackleton. El Terra Nova, el barco de la expedición, embarcó en Nueva Zelanda los trineos en su camino a la Antártida. Llevaba asimismo a bordo 7.570 litros de gasolina marca Shell, algunos de los cuales se perdieron en una tormenta antes de llegar.

Uno de los tres ejemplares, del que las fuentes afirman que era 'el más pesado', rompió el hielo y se hundió en el mar durante la descarga desde el buque, llevando consigo abundantes provisiones. Los otros dos ejemplares formaron parte de los planes de Scott para el asalto al Polo Sur: estaban destinados a arrastrar 'trenes' de trineos con provisiones. Aunque, sin embargo, dieron problemas desde el primer momento. Sometidos a condiciones muy diferentes a las de Noruega, con temperaturas mucho más frías y una atmósfera mucho más seca, los motores Advance inmediatamente tuvieron problemas de carburación y de calentamiento. Tan mal resultado dieron que el primer año no se utilizaron en la creación de una línea de depósitos a lo largo del recorrido diseñados para ser utilizados al regreso del Polo Sur. En el ataque final, sin embargo, Scott los incluyó en uno de los grupos, la llamada 'Partida Motor', compuesta por el teniente Evans, Bernard Day, William Lashly y Frederick Hooper, que salió del campamento invernal el 24 de octubre de 1911. Su misión era transportar suministros hasta los 80°30'S, donde debían esperar al resto de la expedición; allí se decidiría quién iba a formar parte del último tramo hasta los 90°S.

William Lashly (arriba) dejó escrito lo que ocurrió a continuación: los mototrineos funcionaron más o menos bien durante tres días, con problemas eso sí de arranque y sobrecalentamiento que les obligaba a parar y a perder casi la mitad del tiempo. A partir del 27 empezaron los problemas serios: ese día uno de los motores comenzó a hacer ruidos extraños, y al abrirlo resultó que había destrozado los cojinetes del cigüeñal, que tuvieron que reemplazar. Los calentamientos y pérdidas de potencia continuaban, hasta que el otro mototrineo rompió sus propios cojinetes el 28, y tuvieron que abandonarlo el 29. El superviviente consiguió llegar al llamado Corner Camp el día 1 de noviembre, donde dejaron una nota, y avanzar un par de kilómetros más. Allí el motor dejó definitivamente de funcionar. Los miembros de la 'Partida Motor' se vieron obligados a llevar en trineos tirados por ellos mismos las provisiones hasta el punto de reunión, tarea en la que emplearon 2 semanas, cubriendo 240 kilómetros. A pesar de lo que llegaron a afirmar periódicos de la época, ninguno de los mototrineos alcanzó jamás el Polo Sur.

Durante años se especuló con la posibilidad de que la llamada Peste del Estaño hubiese afectado a las latas del combustible, contaminando la gasolina y contribuyendo al pésimo rendimiento de los motores. Un análisis de las latas supervivientes, que aún se conservan en uno de los depósitos de la expedición, ha demostrado que no: el problema era el mismo diseño de los motores. Curiosamente, el archirrival Amundsen temía a los mototrineos, ya que los consideraba una seria competición de sus trineos tirados por perros. Al final, sin embargo, los motores no fueron verdaderos rivales de los feroces cánidos árticos. Aunque no fuera el único factor, el fracaso estrepitoso de los mototrineos sin duda contribuyó al letal final de la expedición Scott.

Addenda 22/6/2010: una taimada errata ha tenido a los expedicionarios usando un trineo tirado por elfos, lo cual hubiese sido un peculiar medio de transporte, en lugar de 'por ellos mismos'; gracias a los afilados ojos de JuanPi y su rapidez para la ironía el error se ha corregido. Mis disculpas.

RTVE.es   15.jun.2010 21:56    

2 Comentarios

Hola!!

Acabo de leer el artículo y me ha encantado; el tema de la expedición de Scott al Polo Sur me parece muy interesante, una de las grandes aventuras de la Historia. En su momento leí un libro de uno de los miembros de la expedición y parece increíble lo que tuvieron que sufrir en la expedición. No recuerdo ahora el nombre del autor ni del libro, pero lo buscaré y otro día lo pongo para quien quiera seguir profundizando sobre este tema.

Muchas gracias por el post.

miércoles 16 jun 2010, 13:22

Hola!!

El nombre del libro es "El peor viaje del mundo" y el autor A. Cherry-Garrard.

Saludos

viernes 25 jun 2010, 13:35

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Pepe Cervera

Bio Retiario

Pepe Cervera es periodista, biólogo y, entre muchas otras cosas, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. Colabora con diversos medios y es un apasionado de Internet.
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