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Más listos, más educados, más modernos

    lunes 29.oct.2012    por Pepe Cervera    4 Comentarios

Se llama ‘Efecto Flynn’, y se descubrió en los años 80. Consiste en una peculiaridad que afecta a los test estándar de inteligencia que calculan el  cociente intelectual (CI). Y nos indica que algo extraño está pasando con las mentes de la Humanidad en los últimos años. Porque las puntuaciones de los CI no dejan de crecer, hasta tal punto que cada pocos años hay que refactorizar las cifras para que la inteligencia normal siga teniendo un CI de 100. En otras palabras: según estas puntuaciones, cada vez somos más listos. Por la misma regla de tres resulta que nuestros antepasados eran poco menos que bobos, con cocientes intelectuales que los colocarían hoy día entre las personas menos inteligentes. O la Humanidad es cada vez más lista, o nuestras pruebas estándar de medida de inteligencia se están volviendo cada vez más tontas. En un nuevo libro James Flynn, padre del efecto homónimo, analiza la cuestión y señala una posible respuesta: la razón del ‘Efecto Flynn’ es la educación, y  dentro de ella la modernidad.

Es difícil encontrar a alguien que piense que la gente a su alrededor es cada vez más lista. Casi todos pensamos que, con la excepción de nuestros íntimos, familiares y amigos, el mundo está lleno de idiotas; desde la señora que bloquea el pasillo del supermercado leyendo etiquetas al conductor que no hace caso al semáforo, desde el dependiente incapaz de atendernos al fontanero que instala el grifo equivocado; desde el funcionario que no entiende nuestro problema legal al jefe que no es capaz de comprender los detalles de nuestro trabajo. Quienes nos rodean no parecen, en efecto, dechados de inteligencia, y el problema no parece estar remitiendo. Si miramos a los monumentos y los hechos del pasado resulta difícil concebir que tipos capaces de semejantes construcciones y gestas fueran significativamente menos inteligentes que el común de los mortales hoy.

Pero los números, ya se sabe, no mienten. Los resultados brutos del CI no han parado de crecer de modo continuo y sostenido desde la década de los años 30 (cuando se empezaron a usar estos test) hasta la actualidad. Las pruebas se modifican cada cierto tiempo y se normalizan, es decir, se calibran de tal modo que la inteligencia promedio en ese momento mide exactamente 100. El problema es que cuando el grupo de calibración hace los test anteriores, siempre obtiene un resultado superior a 100. Y esto lleva ocurriendo décadas, y no da señales de detenerse; a un ritmo promedio de alrededor de 3 puntos cada 10 años. El efecto se ha comprobado con datos concretos de varias localizaciones en todo el mundo y es consistente, aunque las tasas de crecimiento varían.

Según la medida estándar de los test de cociente intelectual, la gente es hoy significativamente más lista que en los años 30. De hecho un estadounidense con inteligencia promedio de 1932 obtendría hoy una puntuación de tan sólo 80. Según los parámetros actuales casi un cuarto de la población habrían estado en la categoría de deficientes mentales. Y si extrapolamos la tendencia hacia atrás, la gente del siglo XIX, o anteriores, habrían tenido inteligencias mucho más reducidas que la actual. Analizando con detalle los datos resulta que la mayor parte de la mejora en la puntuación se produce en la parte baja de la escala, con apenas variación en la alta. La media del CI sube porque los menos inteligentes alcanzan cada vez puntuaciones mayores, sin que haya una correspondiente mejora entre los más inteligentes. La diferencia de inteligencia entre las personas se está haciendo menor. Y el conjunto se está haciendo más listo, al menos si identificamos inteligencia con puntuación CI.

Hace ya años el paleontólogo Stephen Jay Gould trató este tema en su libro ‘La Falsa Medida del Hombre’, en el que analizaba críticamente sucesivas teorías de la variabilidad humana basadas en diferentes técnicas de medida. Una de las que escudriñaba en profundidad eran los test de inteligencia y el IQ, que están basados en una teoría particular de la inteligencia y como medirla que está muy lejos de ser compartida por todos los científicos. Y no solo eso: Jay Gould demostraba que desde su mismo origen los test de inteligencia y el CI habían sido mal medidos, con errores metodológicos e incluso fraudes directos en algunas ocasiones. El propio James Flynn consideró en un principio el efecto que él describió como una prueba de la inexistencia de una ‘inteligencia general’ que pudiera ser medida con un número único como el CI. Un cambio tan grande como el observado no era fácil de explicar para la teoría de la inteligencia general, que debería tener un fuerte componente genético; los cambios genéticos poblacionales no ocurren tan deprisa.

Pero en su último libro Flynn parece matizar su respuesta. Análisis detallados han demostrado que la mejora en las puntuaciones del CI se concentra en determinadas habilidades, y es casi imperceptible en otras. En concreto la capacidad de razonamiento abstracto parece haber mejorado sustancialmente, mientras que aquellas tareas que precisan recordar saberes anteriores apenas registran puntuaciones mayores. Lo cual sugiere que la principal responsabilidad el aumento de inteligencia es la educación. Y en concreto la influencia de la modernidad, con su énfasis en el pensamiento abstracto y la generalización.

Hay otros factores, por supuesto: la mejor nutrición a lo largo de toda la vida, el estado de salud mucho mejor que el de nuestros antepasados, incluso la migración a las ciudades, con su mayor complejidad ambiental y el aumento de la heterosis (vigor híbrido) al mezclarse poblaciones diferentes. Pero en su conjunto la mejor explicación del ‘Efecto Flynn’ es la más sencilla: la inteligencia, incluso la teórica inteligencia general que presuntamente mide el IQ, puede mejorarse sustancialmente con una larga y correcta educación basada en los principios de la modernidad filosófica. Y cuando se hace, toda la sociedad se beneficia de ello, porque mejora la media de inteligencia global. En estos tiempos de dudas, recortes y tribulaciones no está de más recordar que la calidad de la educación es importante, para todos. Porque si es la educación la responsable, el ‘Efecto Flynn’ puede revertirse con un descenso de calidad educativa, o con un menor énfasis en la lógica y el razonamiento abstracto y un retorno a la memoria y al mero almacenamiento de ideas y conocimientos. Igual que ha subido, la inteligencia de la gente puede descender. Algo que debería dar que pensar a los responsables educativos del planeta.

Pepe Cervera   29.oct.2012 08:50    

4 Comentarios

Ya os avisé que subir el IVA era un error.Pero no está todo perdido :)

lunes 29 oct 2012, 10:35

Sin que sirva de antecedente, he llegado hasta el final del artículo para llegar a lo que me parece más importante en estos tiempos que corren: igual que ha subido, puede bajar...

Abrazos,
Natalia

martes 30 oct 2012, 03:35

Me da en la nariz que el comentario de "Natalia" es una suplantación a pesar del avatar, no es la primera vez que veo su nombre teniendo la misma sensación. Supongo que una mente enferma queda excluida de los test de inteligencia...

martes 30 oct 2012, 13:33

Frau, me asustas. ¿Circula mi nombre en vano? Por Dios, que esta noche es Halloween.

Abrazos,
N

miércoles 31 oct 2012, 09:03

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Pepe Cervera

Bio Retiario

Pepe Cervera es periodista, biólogo y, entre muchas otras cosas, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. Colabora con diversos medios y es un apasionado de Internet.
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