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Razón o pasión, pero ambas cosas no

    lunes 5.nov.2012    por Pepe Cervera    6 Comentarios

El frío vulcaniano Spock y el volcánico y pasional Doctor ‘Bones’ McCoy eran dos personajes arquetípicos de la Star Trek original que representan en sus constantes peleas y disensiones un conflicto antiguo como la Humanidad: la razón contra el corazón. ¿Cuántas obras de la literatura, la música y en general el arte hablan la incompatibilidad del pensamiento racional con los sentimientos? Podría decirse que buena parte de nuestra producción artística explora y trata de comprender cómo a veces el instinto y la pasión se sobreponen a lo que el intelecto nos dice; de qué manera la pasión gana, arrastrando a la desdichada víctima a una perdición fácilmente previsible. En nuestras fábulas los 'buenos' siguen a su corazón, aunque eso los destruya;  los ‘malos’ son quienes sacrifican sus sentimientos al mero cálculo, quienes prefieren lo que la mente les indica a dejarse llevar por el corazón. Y este conflicto eterno entre razón y relación, entre mente y corazón, tiene al parecer una base fisiológica: según un estudio recién publicado la empatía y el análisis son literalmente incompatibles. El cerebro puede analizar racionalmente, o empatizar con el Otro, pero no hacer las dos cosas a la vez. Hay que elegir: o Bones, o Spock.

BonesSpock

El estudio acaba de publicarse en la revista Neuroimage, y ha sido realizado por investigadores de la universidad Case Western Reserve de Estados Unidos. El análisis consistió en comprobar por medio de técnicas de resonancia magnética funcional los modos de activación de varias redes neuronales en el cerebro de personas sometidas a diferentes tipos de problemas. El resultado indica que en el cerebro hay dos grandes redes neuronales, una dedicada a las relaciones personales y otra para el razonamiento lógico. La primera se encarga de los vínculos con otras personas, de las emociones y del análisis moral; la segunda, del razonamiento lógico, matemático y científico. Y cuando una de ellas se activa, inhibe la actividad de la otra. La misma estructura del cerebro, su modo de funcionar básico impide que la lógica se vea acompañada de empatía, o viceversa; que la pasión se pueda atemperar con razón.

El descubrimiento suena instintivamente correcto, pues explica lo que todos hemos sentido alguna vez, desde la decisión absurda tomada en un arrebato de amor hasta la extraña frialdad que se apodera de nosotros al tomar una decisión lógica, aunque dolorosa. Dos redes que se inhiben mutuamente encajan bien con nuestras experiencias y con nuestros arquetipos; el artista apasionado e inepto, el científico frío e inmoral, el enamorado que comete locuras, el ejecutivo que no cuenta en sus sumas con el efecto de sus decisiones sobre las personas. Cuando la gente está en reposo y no se enfrenta a ninguna clase de problemas, indica el estudio, el cerebro alterna entre las dos redes neuronales, entre la razón y la pasión. Pero cuando aparece un problema a resolver, sus características definen qué región se activará y (muy importante) cuál quedará suprimida. Según este estudio tenemos una naturaleza esencialmente dual.

El estudio se ha realizado en un número relativamente reducido de personas (unas 45), y pueden discutirse hasta qué punto sus problemas aíslan adecuadamente factores sociales y lógicos, sin solapamiento. Estudios anteriores ya habían identificado las dos grandes redes neuronales que se activan de modo alternativo, y habían teorizado sobre su significado. Este estudio del laboratorio de Cerebro, Mente y Conciencia podría indicar los mecanismos por los que podemos autoengañarnos, o nos pueden engañar otros; la activación selectiva de la red ‘empática’ podría inhibir el pensamiento lógico, como cuando los timadores utilizan retorcidas formulaciones morales para cegarnos ante sus turbios manejos. La manipulación emocional desactivaría literalmente nuestra mente racional, haciendo posible que cometamos errores estúpidos. Y viceversa: un exceso de lógica nos haría ciegos a las consecuencias emocionales de decisiones quizá racionales, pero de poderoso impacto en lo visceral. Porque al final ni Spock ni Bones solían tener razón en la vieja Star Trek; al final solía ganar la mezcla de lógica y pasión que era capaz de crear el capitán Kirk, el tercero de este trío imposible. Porque aunque seamos un primate más o menos racional, somos ante todo un primate social. Cerebro y corazón deben convivir, aunque sea de modo alternativo. De lo contrario, generamos monstruos.

Pepe Cervera    5.nov.2012 08:30    

6 Comentarios

Me fio mas de mí experiencia que de estos estudios. Aceptando que razón y corazón chocan en multitud de situaciones, si es posible que las dos conviva sin anularse mutuamente, lo he comprobado. Claro que el chantaje emociona nos tiende trampas en las que caer, en mi caso así a sido, sobre todo en la etapa adolescente. Afortunadamente el tiempo y las vicisitudes, es el mejor maestro.

lunes 5 nov 2012, 18:54

Así es o así creo yo también. Y ya lo decía Pascal:

"Tanto hay exceso en excluir la razón, como en no admitir más que la razón."

Saludos y gracias.
;-)

lunes 5 nov 2012, 23:59

Que bien escribis. Con que seguridad. Y siempre guardando las formas, con mucha elegancia. Respetando a todo el mundo.
Siempre me ha parecido que para eso era casi indispensable ser hombre, blanco y con empleo. Pero que sabre yo que no estoy en esa categoría humana.
A nadie le importa un carajo (pepino, pimiento, decirlo vosotros) lo que yo escriba. Porque no lo siento, o por que lo siento? No, es porque no soy conocida.
Se pretende que yo sea conocida por asuntos de la mente...En la próxima vida quien sabe. No tendre la suerte de que no haya mas vidas. Si es que esto es vida y no la muerte.

martes 6 nov 2012, 15:19

Modera que algo queda

martes 6 nov 2012, 15:19

El Poder lo tiene el Moderador. Que mas da la razon.

martes 6 nov 2012, 15:20

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Pepe Cervera

Bio Retiario

Pepe Cervera es periodista, biólogo y, entre muchas otras cosas, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. Colabora con diversos medios y es un apasionado de Internet.
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