Derrotar con una frase al mismo Zeus
lunes 15.abr.2013 por Pepe Cervera 3 Comentarios
Se llama John Aaron, y era ingeniero del programa Apolo. Estaba encargado de los sistemas eléctricos y de comunicaciones (EECOM, en la jerga de la NASA) en el lanzamiento del Apolo 12; la segunda misión a la Luna. Y la primera vez que un presidente de los EE UU en ejercicio (Richard Nixon) estaba presente en un despegue; la tensión era alta. Para complicar las cosas sobre Florida había una tormenta; la idea de abortar el lanzamiento debía resultar muy tentadora para Gerry Griffin, que ocupaba el puesto de Director de Vuelo. Los parámetros, sin embargo, no estaban fuera de normas. Richard Nixon estaba esperando. De modo que el lanzamiento se efectuó en el momento previsto. Fue lo único que salió bien. Lo único que salvó a la misión, y quizá a la tripulación, fue una oportuna frase de John Aaron. Porque apenas un minuto después del despegue todas las alarmas de la nave espacial saltaron a la vez: aparentemente todos los sistemas estaban fallando en cadena, e incluso se perdió la telemetría, el vital enlace de datos que permite al Control de Vuelo resolver problemas. El poderoso Saturno V seguía rugiendo, pero nadie sabía qué estaba pasando: ¿serían los fallos tan graves como para abortar la misión en vuelo?
Las consolas se habían iluminado como árboles de navidad, tanto en el Control de Vuelo como en la cabina de la nave espacial. No había energía, lo que había provocado el fallo de numerosos subsistemas de control y guiado. Y sin la telemetría desde tierra poco podían hacer para aconsejar a los astronautas, pues carecían de datos. En ese momento John Aaron pasó un mensaje a Gerry Griffin, una frase escueta y cargada de acrónimos, como es normal en las comunicaciones entre ingenieros bajo presión: 'Flight, try SCE to aux' ([control de] vuelo, pruebe pasar SCE a auxiliar). Lo divertido es que ni Griffin, ni el astronauta que actuaba como enlace de radio con el cohete ni el propio comandante de la nave, Pete Conrad, sabían de qué estaba hablando Aaron. De hecho la respuesta de Conrad a la sugerencia fue “What the hell is that?” (¿qué diablos es eso?).
Hay que ponerse en la piel del comandante Conrad: eres un piloto de combate con años de experiencia y un talento singular y estás sentado en lo que a todos los efectos es una gigantesca bomba voladora, rodeado de controles y diales. Todas esas agujas, indicadores y números te los has tenido que estudiar durante meses y años, como si conocerlos por instinto fuera lo único que te separa de la muerte; porque en efecto es lo único que te separa de la muerte en una emergencia. Te sabes la cápsula y sus controles del derecho y del revés; eres capaz de alcanzar los mandos e interruptores con los ojos cerrados. Cuando todo falla a tu alrededor, cuando las sirenas de alarma y las luces rojas llenan tu universo, un tipo desde tierra te dice que busques un interruptor en particular de un sistema concreto. Y resulta que no sabes de qué te está hablando, porque no sabes siquiera a qué sistema pertenece. Afortunadamente, su compañero y copiloto Alan Bean, sí sabía lo que era y dónde estaba el interruptor para colocar el sistema SCE en auxiliar. Y al hacerlo las alarmas se apagaron, la telemetría regresó, y todo volvió a la normalidad. Si salir despedido de la órbita terrestre para visitar la Luna puede considerarse ‘normal’.
Cabe imaginar la cara de pasmo y profundo respeto con la que todos los controladores de vuelo se giraron a mirar a John Aaron después de aquello. Sobre todo cuando se investigó el incidente, y se descubrió que el Apolo 12 había sido alcanzado no por uno, sino por dos rayos según ascendía cruzando la tormenta; los dos impactos habían provocado todo el caos de alarmas y fallos en cadena al saturar el sistema SCE, que en general sólo se usaba durante las prácticas. Pero Aaron y Bean habían simulado una sobrecarga del SCE en un ensayo hacía cohetero más de un año; por eso Aaron sabía qué pasaba y cómo resolverlo, y Bean sabía dónde estaba el interruptor. Después de eso Aaron recibió el apodo de máximo respeto entre los ingenieros de la NASA: ‘steely eyed missile man’ (cohetero de ojos de acero).
Por si no fuera suficiente, Aaron jugó un papel fundamental en el posterior rescate del Apolo 13 tras la explosión que estuvo a punto de acabar con los tres astronautas; su reputación quedó así cementada como uno de los más valiosos ingenieros que jamás trabajó en la NASA. Aunque lo cierto es que el incidente del Apolo 12 va más de coordinación y confianza que de superhéroes; sin menospreciar la rapidez de pensamiento y el conocimiento de Aaron ni la memoria de Bean, lo cierto es que el Director de Vuelo y el Comandante de la misión confiaron en sus subordinados de modo ciego y absoluto bajo una presión increíble. Fue la culminación de un esfuerzo de miles de personas durante años por conseguir lo imposible. Confianza, entrenamiento, memoria y rapidez de reflejos, además de mucho conocimiento y esfuerzo coordinado, es lo que hace falta para atreverse a desafiar al mismísimo Zeus en sus dominios, y sobrevivir a su ira. Dos veces.
bocasecaman dijo
cojonudo el post, pepe
Baco dijo
Ni el mismo Zeus se resistiría a la invitación. Te apetece un targo?
(8) AUM,El Orden Sincronico SINFIN dijo
Suscribo,es una pasada, y una pasada es la Ley Del Tiempo y El Orden Sincronico. Esta es otra Dinamica Del Tiempo de mis preferidas:
16.3 Cualquier momento de experiencia autorreflexiva del entero galáctico, el orden
sincrónico, está totalmente condicionado por el nivel de conciencia autorreflexiva que está
percibiendo. La pureza autorreflexiva de la experiencia centrada en el ahora y consciente
de T(E) = Arte, precipita una activación incrementada de las potencialidades vectoriales
del tiempo.
http://www.youtube.com/watch?v=BAPh04Ay_0Q