La cofia de abogados y marineros
miércoles 18.sep.2013 por Pepe Cervera 0 Comentarios
En inglés se llama 'Caul', pero la palabra proviene del latín (caput galeatum, cabeza con casco) y se traduciría al español por cofia o placenta. Se trata de un accidente de la naturaleza, algo que ocurre de modo natural en un (muy reducido) número de los miles de partos que tienen lugar cada día. En uno de cada 80.000 sucede que el bebé nace con parte de la membrana que forma el saco amniótico adherida a la cabeza; en algunos casos también a la cara, y muy de vez en cuando cubriendo todo el cuerpo, como una burbuja. Cuando la membrana recubre la cabeza como un gorro se consideraba que el fenómeno era una profecía de futura grandeza, puesto que el niño nacía tocado, cubierto con un gorro natural. De modo que en la antigüedad se decía que traía suerte; todo tipo de grandes y famosos personajes habían nacido con esta anomalía, desde Julio César (por supuesto) a toda una serie de emperadores romanos. Uno de ellos, Diadumeniano, se dice que recibió este nombre porque nació coronado con una diadema, probablemente un resto de toca en forma de banda en su cabeza. En este caso la suerte no le fue muy propicia, pues murió a los 10 años de edad tras reinar (?) menos de un año.
Pero la leyenda de la suerte que traía esta anomalía anatómica resistió los siglos y las pruebas de su fragilidad lógica. Las madres que tenían un niño con esta característica recibían la membrana, cuidadosamente retirada de la cabeza del niño, para conservarla como un preciado tesoro. Los marineros pagaban fortunas por una de ellas, igual que los abogados. Y se vendían, incluso hasta bien entrado el siglo XIX, como queda constancia en alguna novela de Charles Dickens. En refranes polacos y rusos se asocia con la gente de suerte, y en Cuba al parecer sigue siendo considerado un augurio muy positivo. Los humanos, cuando se nos considera como especie, somos unos animales extremadamente extraños.