Hambrunas, cólera, opio y el Año sin Verano: Tambora
lunes 14.abr.2014 por Pepe Cervera 0 Comentarios
La historia es la narración que nos construimos a partir de los acontecimientos que sucedieron en el pasado y las conexiones entre ellos. Fabricamos cadenas de causas y efectos para intentar explicar los porqués de lo sucedido en tiempos pretéritos, porque necesitamos comprender. Y sin embargo obviamos causas gigantescas porque ocurrieron donde no debían, o porque no somos capaces de comprender los efectos que causamos. Hace 199 años, dos meses antes de la derrota final de Napoleón Bonaparte en Waterloo, un acontecimiento en el otro extremo del planeta causó muchos más muertos que este último latigazo de fiebre postrevolucionaria francesa. Sus consecuencias, alega un libro recién publicado, fueron a lo largo de los años muchísimo mayores, provocando indirectamente decenas (quizá centenares) de millones de muertos a base de hambrunas, inundaciones y epidemias; poniendo en marcha el comercio de opio en lo que hoy conocemos como el Triángulo de Oro, y causando el lanzamiento (y fracaso) de una campaña de medio siglo de exploración ártica por parte de Gran Bretaña, entre otros efectos. Este acontecimiento fue la explosión volcánica del Monte Tambora el 10 de abril de 1815, la mayor explosión volcánica registrada históricamente; al menos cuatro veces más grande que la del Krakatoa de 1883. La detonación puso en marcha un tren de acontecimientos letales que cambiaron para siempre la faz del planeta.
Para empezar se calcula que la explosión mató directamente entre 10 y 15.000 personas, aunque sus consecuencias inmediatas en el área local (tsunamis, deslizamientos de laderas, caída de cenizas volcánicas) causaron hambrunas que acabaron finalmente con casi 100.000. Y esto era sólo el principio: la nube de ceniza y sulfatos producto de la explosión (se estima que volaron 160 kilómetros cúbicos de roca) perturbó la llegada de los monzones en la India durante dos años, provocando inundaciones y después varios años de sequías que causaron hambrunas con decenas de millones de muertos. En la provincia china de Yunnan la gente acabó comiendo arcilla; cuando las lluvias regresaron los campesinos optaron por un cultivo más resistente y rentable: el opio. En la Bahía de Bengala los años de clima modificado facilitaron la creación y extensión de un a nueva cepa de cólera que se propagó por todo el mundo, matando a decenas de millones más. 1816 fue llamado el Año sin Verano, puesto que el efecto de los sulfatos estratosféricos enfrió el planeta entero; las consecuencias de la anomalía climática acabaron provocando la primera depresión económica en los Estados Unidos, hacia 1820. Al mismo tiempo en el ártico la alteración meteorológica provocó años calurosos con hielos anormalmente escasos, lo que incitó al Almirantazgo británico a enviar expediciones buscando el Paso del Noroeste; lo malo es que los exploradores llegaron años más tarde, cuando el efecto se había pasado y el hielo había vuelto a cerrar la ruta. En total la explosión del Tambora determinó, en buena parte, el siglo XIX. Y por tanto el XX y el XXI. Las consecuencias de un accidente así pueden ser más que catastróficas; y a veces complicadas de comprender y seguir. Como demuestra la historia del poco conocido volcán que modificó hace 199 años el mundo en el que vivimos hoy.
Imagen de Jialiang Gao tomada de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons.