Los calamares y las luces verdes
domingo 24.ago.2014 por Pepe Cervera 0 Comentarios
Desde la Estación Espacial Internacional se ven miles de luces verdes en el Golfo de Tailandia, que han confundido incluso a algún astronauta. Desde la costa de las islas en la zona puede verse por la noche el fantasmagórico fulgor lejano, como en la vista inferior desde Ko Tao mirando al sur, hacia Ko Phangan, con la roca conocida como Shark Island como referencia. Es el resplandor de decenas de barcos pesqueros operando entre las dos islas como cada noche, aprovechando un avance tecnológico (sistemas de iluminación baratos) y una peculiaridad de la biología: la mortífera atracción de la luz verde sobre los calamares y también sobre peces de gran valor pesquero.
Tailandia es uno de los mayores exportadores y consumidores mundiales de calamar; en la cocina local puede encontrarse en muchísimas variedades, y existen no pocas formas de conserva poco habituales en otros países, como el calamar seco. El aprecio por el calamar se debe a su abundancia en las costas de la antigua Siam, sobre todo en el somero y extremadamente rico en nutrientes Golfo de Tailandia, donde el plancton que inicia la cadena alimenticia es superabundante gracias a los aportes de los grandes ríos como el Chao Praya y la enorme insolación del trópico. El resultado es una enorme productividad biológica de todo tipo de animales marinos, incluyendo las especies predadoras que consiguen buen tamaño y por tanto generan gran interés comercial, como los calamares. Aunque también abundan los peces, desde los meros hasta los tiburones o los atunes, y cómo no las gambas. Por eso el Golfo de Tailandia esta repleto de pesqueros desde tiempo inmemorial, pesqueros como el que puede verse a continuación. Para los pescadores, que viven a bordo de estos pequeños barcos, es una vida dura; trabajo intenso en un espacio diminuto a cambio de apenas un puñado de bahts. Por eso hace años ya que incorporaron esas largas pértigas con enormes bombillas que pueden verse en la foto: para aumentar sus capturas.
Los pescadores, profesionales y aficionados, saben desde hace décadas que la luz atrae a la pesca en la noche. El mecanismo no está del todo claro, aunque la explicación más convincente postula que la luz atrae al plancton que hay en el agua, lo cual a su vez atrae a los pececillos, artrópodos y moluscos que se alimentan de plancton; los predadores de cada vez mayor tamaño llegan atraídos por sus presas en una letal reacción en cadena, y los pescadores no tienen más que extender las redes alrededor de su propio barco para sacarlas llenas. Existen ayudas a la pesca para pescadores deportivos que son poco más que luces LED con baterías, y que contribuyen a mejorar las posibilidades de pescar algo hasta del más manta de los aficionados, en el mar o incluso en ríos. Hay quien las instala en pequeñas lanchas, o quien las pone frente a la terraza en bares de costa para dar espectáculo a los parroquianos. Pero los pescadores del Golfo de Tailandia necesitan mucha mayor potencia, y utilizan grandes bombillas halógenas como la que puede verse a continuación.
Los barcos llevan grandes pértigas con decenas, o hasta centenares, de esas grandes bombillas. Hasta hace apenas cinco años eran bombillas convencionales de luz blanca, pero en el último lustro las han ido sustituyendo por luces verdes, por una razón fundamental: son más eficientes. La luz verde penetra más profundamente en el agua, por lo que a igualdad de potencia atrae plancton de un radio más grande, y por tanto mejora aún más la pesca. Ésta es la razón de ese fulgor verde que puede apreciarse desde las costas de las islas tailandesas, y de la enorme concentración de luz verde en la región que llamó la atención de los astronautas: la pura y dura economía de la pesca. Esperemos que la técnica no acabe por sobrepasar la productividad biológica del Golfo de Tailandia.