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El planeta de las bacterias eléctricas

    viernes 30.ene.2015    por Pepe Cervera    0 Comentarios

Hay seres vivos que funcionan respirando e incluso comiendo electricidad. Y no viven en planetas remotos, sino en el nuestro: la Tierra. Hay bacterias que son capaces de utilizar la electricidad pura y dura como fuente de sustento. Y este descubrimiento va a cambiar, bastante, nuestra forma de comprender cómo funciona el mundo natural. Empecemos por el principio: prácticamente todos los seres vivos que vivimos sobre la Tierra obtenemos, en última instancia, nuestra energía del Sol: o practicamos el proceso conocido como fotosíntesis, o nos comemos a quienes lo practican (o a quienes se comen a los que lo practican). La fotosíntesis es un gran truco de magia bioquímico que transforma fotones de la luz solar en azúcares que funcionan como reserva energética de los seres vivos. Las únicas excepciones a esta regla son ciertas bacterias capaces de realizar un truco bioquímico análogo a la fotosíntesis, pero sin luz solar: a partir de la oxidación de determinados productos químicos. Se llaman quimiolitótrofos, y son poco comunes, pero existen. Ambos procesos bioquímicos usan la energía (de la luz o de la oxidación) en una compleja cadena que en determinados pasos consiste en mover electrones; es por eso que al final necesitan dónde depositar estos electrones una vez cedida su energía, y por eso necesitan la llamada respiración. Porque estos procesos liberan productos químicos con electrones añadidos de los que deben librarse. Pero ¿electrones moviéndose? eso suena a otra cosa: suena a electricidad. Y en efecto: científicos en EE UU han descubierto bacterias capaces de ceder sus electrones directamente a un cable eléctrico; es decir, que ‘respiran’ electricidad. Aún mejor: han descubierto otro grupo de ellas capaz de alimentarse directamente de electricidad, sin intermediación. Vivimos en el planeta de las bacterias eléctricas.

El descubrimiento arrancó con la desaparición del manganeso en el lago Oneida, en el estado de Nueva York. El elemento estaba desapareciendo mucho más rápido de lo que debía, y el profesor Kenneth Nealson decidió averiguar por qué. La pesquisa terminó en el descubrimiento de una nueva bacteria que bautizó como bautizada como Shewanella oneidiensis. Que resulta que respira manganeso; es decir, deposita sus electrones sobrantes en átomos de este elemento, a través de cables eléctricos que atraviesan su membrana. En efecto: espículas hechas de proteína que conducen la electricidad permiten a Shewanella establecer contacto eléctrico con cristales de óxido de manganeso y ceder allí sus electrones. De hecho cualquier conductor que los acepte le sirve. Otro equipo, el del doctor Derek Lovley, descubrió otra bacteria llamada Geobacter que funciona de un modo similar. Lo más interesante es que las proteínas de ambas bacterias son completamente diferentes: la vida ha aprendido a respirar electricidad al menos dos veces diferentes.

Y eso no es todo: hay bacterias que en lugar de depositar electrones en minerales los toman. Es decir, que en lugar de respirar minerales lo que hacen es obtener energía de ellos: en efecto comen electricidad. Viven devorando la energía que genera un electrodo sumergido en los sedimentos donde viven. Y no sólo una: hasta mil tipos diferentes de bacterias son capaces de oxidar un cátodo (es decir, robar energía de su carga eléctrica). Sólo 30 de ellas han sido identificadas adecuadamente. Y todas son especies desconocidas para la ciencia. 6 de estas nuevas bacterias son capaces de sobrevivir sólo a base de electricidad. Hay toda una nueva biosfera ahí fuera de la que nada sabíamos, en parte porque criar estas bestezuelas en el laboratorio no es nada fácil. Pero la cosa no es una simple curiosidad científica. Algún día podría permitirnos fabricar baterías vivas u otros elementos electrónicos. Y el mecanismo sugiere que la electricidad juega algún papel en nuestras propias mitocondrias, que al fin y al cabo proceden de una ancestral simbiosis bacteriana. Este es uno de esos descubrimientos que no sólo es sorprendente y maravilloso, sino que podría cambiar nuestro futuro. El futuro del planeta de las bacterias eléctricas.

Pepe Cervera   30.ene.2015 08:57    

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Pepe Cervera

Bio Retiario

Pepe Cervera es periodista, biólogo y, entre muchas otras cosas, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. Colabora con diversos medios y es un apasionado de Internet.
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