Guerra de reinos: la planta que come ovejas
lunes 9.mar.2015 por Pepe Cervera 0 Comentarios
Uno de los mecanismos básicos del miedo son las cosas que se comportan como lo que no son: el muerto que anda y muerde, el robot que ataca, la niñita que asesina o la planta que devora personas provocan terror porque suponen una alteración del orden natural de las cosas. Por eso las plantas carnívoras ejercen una morbosa atracción sobre nosotros, animales al fin; porque en el fondo pensamos que si los seres vivos del Reino Animalia nos comemos a los del Reino Plantae y no al revés es porque así es el orden natural de las cosas y lo contrario una aberración. Pero hay numerosas plantas que para complementar su alimentación son capaces de atraer, capturar e incluso digerir animales, casi siempre insectos y de pequeño tamaño. De ahí el interés de esta peculiaridad botánica llamada Puya chilensis, oriunda de los andes en la región central de Chile y que acumula varias rarezas en su carácter. Como por ejemplo florecer sólo cada varias décadas, o una cierta tendencia a la combustión espontánea que aún está por explicar. Aunque lo más espectacular de esta planta, cuyos retoños pueden servir como hermosas y decorativas plantas de interior, es que de vez en cuando devora una oveja. En efecto, Puya chilensis es conocida por su capacidad para capturar pájaros, pequeños mamíferos o incluso algunos más grandes (como ovejas), a los que termina usando como abono.
El método no puede ser más simple: en la base de los matorrales de la planta adulta hay gran cantidad de hojas cubiertas de espinas en su cara inferior. Estas espinas son muy finas y firmes y actúan como una tira de velcro, adhiriéndose a cualquier pelaje o plumaje que pase lo bastante cerca. Un animal incauto, incluso del tamaño de un perro o mayor, puede encontrarse pegado al matorral; sus esfuerzos por liberarse tan sólo conseguirán enredarle más. Allí quedará, atrapado, hasta que muere de hambre y sed, momento en el que sus restos enriquecerán la tierra donde la planta está arraigada. Puya chilensis no mata directamente a sus víctimas: tan sólo las atrapa y las deja morir lenta y dolorosamente. Y tampoco las devora: sólo aprovecha los nutrientes que libera su descomposición. Sus trucos de captura no son elegantes e incluso sugerentes para nuestros ingenieros como los de otras plantas carnívoras. Pero sí eficaces: en las rosetas basales de la planta se encuentran con frecuencia los restos de pequeños animales y pájaros, y no en vano los locales la apodan ‘devoraovejas’. Puede que no debamos temer a los trífidos de la ciencia ficción, pero esta planta nos recuerda que no es imposible violar el presunto orden natural de las cosas. Y que los animales no somos los reyes de la creación yo podemos perder batallas con enemigos tan presuntamente fáciles de derrotar como las plantas.
Imagen: «Puya chilensis 6» de Stan Shebs. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons.