La invención del azul
jueves 19.nov.2015 por Pepe Cervera 5 Comentarios
Si hacemos caso de los textos antiguos los griegos de la época homérica eran todos daltónicos. A mediados del siglo XIX un estudioso que después se convertiría en primer ministro del Reino Unido llamado William Gladstone escribió un libro en el que rastreaba el uso de los colores en los textos homéricos, la Odisea y la Ilíada. Y descubrió algo muy curioso: no contienen ninguna referencia al color azul. Lo que sí contienen son descripciones más bien peculiares, como describir un mar ‘oscuro como el vino’. O afirmar que la miel de verde, igual que el hierro y las ovejas son descritas como de color violeta. El negro aparece 200 veces; el blanco, más de 100, pero el rojo menos de 15 veces, el amarillo y el verde menos de 10. Y el azul, jamás. No se trata de malas traducciones: Gladstone leía en el griego antiguo original, y descubrió que en otros textos de la misma época pasaba lo mismo. En ese idioma no había palabra para describir el azul.
A partir de ahí un filósofo alemán llamado Lazarus Geiger empezó a investigar y descubrió algo más peculiar todavía: el griego homérico no es el único lenguaje antiguo que carece de palabra para el azul. El chino antiguo tampoco lo tiene. Los Vedas, textos sagrados hindúes, no mencionan el azul. Las antiguas sagas islandesas no conocen ese color. En el Corán no aparece, como tampoco en los textos hebreos más antiguos. Resulta que en los tiempos antiguos el azul no existía. Cosas que hoy sabemos que son azules, como el mar o el cielo, aparecen descritas habitualmente como ‘verde’ o ‘violeta’, como el ‘mas oscuro como el vino’ de Homero.
Geiger estudió decenas de idiomas de todo el mundo y describió un patrón peculiar: en todas las lenguas los colores van a pareciendo en los textos en un orden muy similar. Primero aparecen palabras que designan la luz y la oscuridad, el blanco y el negro. El siguiente color es el rojo, y después el amarillo y el verde (a veces intercambiados). El azul es en todas las lenguas el último tono en tener palabra propia. Bueno: en todas no: los antiguos egipcios sí tenían palabra para el azul desde muy pronto. Casualmente, también eran los únicos en disponer de un colorante azul desde muy temprano, algo que en Occidente tardamos siglos en tener. Pero en todos los demás idiomas el azul simplemente carecía de palabra: no existía en el lenguaje.
Lo que ocurre es que el cerebro humano es una máquina muy peculiar. Y cuando un color no tiene palabra que lo designe no existe, hasta el punto de que no lo distinguimos. Lo que quiere decir que los antiguos griegos, hebreos, chinos o indios no veían el azul, por lo menos no como nosotros lo vemos. ¿Son los colores una realidad objetiva, o una construcción del cerebro? Se abrió así la polémica sobre relatividad lingüística y la percepción de los colores que dura hasta nuestros días.
En esta imagen hay una serie de cuadrados verdes en círculo a la izquierda, y uno de esos cuadrados es diferente de los otros. Es un tono de verde distinto. En el círculo de la derecha también hay un cuadrado diferente. Pero este es más fácil de ver, porque el cuadrado distinto es azul y se distingue con facilidad. Pero no si eres un miembro de la tribu Himba, de Namibia, cuyo lenguaje no tiene una palabra para el azul, color que considera incluido en el verde a efectos lingüísticos. Los Himba tienen más dificultades en distinguir el azul en el círculo de la derecha que el tono diferente de verde en el de la izquierda, aunque los detalles de los experimentos realizados han sido discutidos. No disponer de la palabra hace que nos resulte más complicado reconocer el color, lo cual significa que el azul no existía para los antiguos, que eran de alguna forma ciegos para ciertos colores. Excepto los egipcios.
Lo fascinante es lo que nos puede decir sobre el funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestro sistema visual en concreto. Por eso hay una agria polémica; algunos neurocientíficos y especialistas en percepción no aceptan las teorías de Geiger, que creen basadas en malas traducciones de textos antiguos. Ahora bien; sabemos que el color tal y como lo percibimos es en parte una construcción del cerebro, no un simple asunto de longitudes de onda. Tendría sentido que la interacción entre diferentes partes del cerebro, la del lenguaje y la corteza visual, refuerce o disminuya la percepción de ciertos colores. Algún día, quién sabe, a lo mejor tenemos un arco iris con colores como el lavanda, el turquesa o el berenjena, ya que les hemos puesto nombre...
Luisma dijo
Con respecto a todo esto (que me paece muy interesante...) yo siempre he tenido problemas para ver "blue" al "Cambridge blue"... Siempre diría que no es azúl, sino verde. ¿Que importancia tiene la percepción de cada uno?
https://en.wikipedia.org/wiki/Cambridge_Blue_%28colour%29
Saludos!
Luisma
Juan dijo
Curiosamente en Japón es al revés, según kirai (http://www.kirainet.com/%C2%BFazul-o-verde/) El color verde es reciente y lo confunden con el azul.
Juan dijo
Muy interesante, pero por más zoom que le doy a los cuadros de la izquierda no veo el verde diferente a los otros. Cuál eS?
Gracias
Erick dijo
Y cómo se llama el verde que no vemos?
Leopoldo Ortiz dijo
Me parece que el cuadrado de color verde distinto al resto, está orientado al noroeste; o sea, el #11 si contamos en sentido horario a partir del punto más alto del círculo.