La oscura historia del azúcar
lunes 30.nov.2015 por Pepe Cervera 1 Comentarios
En algunos aspectos la historia del azúcar es comparable a la del tabaco o el petróleo: una sucesión de accidentes históricos que tienen mucho que ver con terribles decisiones y procesos del desarrollo de la civilización y que han acabado siendo claves para nuestro modo de vivir actual. Todo ello bañado en intereses comerciales y políticos y en generosas dosis de sufrimiento y opresión. Puede parecer que los efectos del azúcar no son tan perniciosos como los del tabaco y el petróleo, pero cada vez está más claro que este aditamento de nuestra dieta es innecesario y muy probablemente malo para la salud. Y a pesar de que podemos perfectamente sobrevivir eliminándolo de nuestra dieta su atracción es tan poderosa (comparable en muchos aspectos a los efectos de la adicción) que la caña de azúcar es la tercera cosecha mundial por valor después de los cereales y el arroz. Su historia, tanto remota como cercana, es turbia y está vinculada con fenómenos como la pujanza comercial veneciana, la colonización de América y la esclavitud en aquellas colonias o el posterior proceso de industrialización de la época victoriana británica. Para empezar el origen del azúcar es muy reciente en términos históricos: los primeros indicios de azúcar refinado proceden de la India hace unos 2.500 años, prácticamente ayer.
Durante la evolución humana vivimos sin azúcar, y desde luego desconocíamos su versión refinada. La caña de azúcar probablemente se domesticó en el sudeste asiático hace entre 6.000 y 8.500 años junto con otras cosechas como el taro y el plátano para extenderse progresivamente por la zona hasta hace 3.000 años; las evidencias arqueológicas sugieren que se utilizaba sobre todo como forraje para los cerdos. Pero esta hierba de gran porte que probablemente se masticaba por su sabor allá donde era cultivada se convierte en una valiosa especia cuando se aprende a extraer por procesos químicos la sacarosa cristalizada. Hasta entonces la única forma de endulzar alimentos o bebidas era usar miel, pero a partir de entonces el azúcar se convierte en una sofisticada y carísima forma de dulzor. Según parece fueron los soldados de Alejandro Magno los que importaron a Europa por primera vez la caña de azúcar tras conocerla al límite de sus conquistas. Pero durante más de un milenio la caña permanece como un cultivo exótico y poco común en Europa, con la consecuencia de que el precio del azúcar era desmesurado.
Sólo tras las Cruzadas se consigue introducir el azúcar en Europa de la mano de los combatientes que regresan, acostumbrados a su uso en Palestina y las áreas turcas que han atravesado. En el siglo XV Venecia había establecido plantaciones de caña de azúcar en Tiro y dominaba el mercado europeo. Ya Cristóbal Colón llegó a llevar cañas de azúcar en sus viajes, aunque fueron los portugueses los que introdujeron el cultivo en sus posesiones brasileñas a partir del siglo XVI; los primeros cultivos destinados a la producción de azúcar se habían llevado a cabo en la isla de Madeira. La necesidad de climas tropicales y la elevada demanda hicieron que se extendiera pronto por el Caribe: en los siglos XVII y XVIII los ingleses explotan numerosas plantaciones en sus dominios caribeños como Jamaica o Barbados. Para ello los británicos hicieron extenso uso de esclavos creando todo un sistema económico y político basado en las grandes plantaciones trabajadas por africanos esclavizados, cuyo monopolio consigue arrebatar a España como reparaciones de guerra en el Tratado de Utrech. Así se generan enormes fortunas coloniales que están en la raíz del sistema bancario británico y que contribuyeron decisivamente a financiar la revolución industrial en aquel país. Cuando a principios del siglo XIX Gran Bretaña decide abolir la esclavitud los grandes propietarios del Caribe son indemnizados (no los esclavos), y este dinero es invertido en la metrópoli. Sin la industria del azúcar no habría Lloyds, ni Barclays Bank, ni se habrían financiado los experimentos con vapor de James Watts.
Hoy casi el 20% de las calorías consumidas en todo el planeta proceden del azúcar refinado, ya no sólo a partir de la caña de azúcar sino también de la remolacha azucarera, un cultivo desarrollado durante las guerras napoleónicas para paliar la escasez provocada por el bloqueo continental. Millones de puestos de trabajo y la economía de países enteros dependen de este producto, que cada vez está más claro no sólo es inútil, sino que provoca muchos problemas sanitarios. Pero como el tabaco y el petróleo forma parte esencial de nuestro sistema económico y político, además de ser deseado por el público con tan fruición que bordea la dependencia. Razón por la cual es poco probable que pierda mucha importancia en el futuro:; vivimos en un mundo hecho en parte por el azúcar en el que estos cristales poco útiles y nocivos seguirán siendo predominantes en nuestra dieta. A pesar de todo.
Carlos Martinez Fernandez dijo
Pepe.He leido un articulo sobre los chemtrais en el que se nombraba su blog.El autor se mofa del fenómeno con argumentos bastante infantiles. Llevo tiempo observando esto desde Torrevieja. Lo cierto es que, curiosamente a diario detecto masde un centenar de vuelos de aviones (van y vienen y muchas veces dan cuatro pasadas al mismo tiempo) que dejan una estela (siguiendo al sol) que se convierte en nube "lechosa", potenciando el calor del sol, mediante una especie de efecto "lupa".No creo que nos esten "envenenando", pero si creo que estan evitando la lluvia.Es algo muy serio porque aqui hay muchas desaladoras paradas o con rendimientos ridiculos. Es muy serio todo esto.Acojona los medios que ponen.Todo el dia , todos los dias.Gracias.