« Las verduras son artificiales | Portada del Blog | La ausencia de extraterrestres y el futuro de nuestra especie »

Peste: la enfermedad que cambió la historia

    lunes 9.nov.2015    por Pepe Cervera    1 Comentarios

No hay nada más grande que la Historia, pero a veces los mayores cambios históricos dependen de lo mas pequeño. La conquista de las Américas por las potencias europeas fue posible en buena parte porque las enfermedades transportadas por los conquistadores y colonos mataron a un enorme porcentaje de la población original de aquel continente, pero pudo haber ocurrido al revés: que fueran las enfermedades americanas las que acabaran con los europeos. No sabemos por qué no ocurrió así, pero sí que los europeos del siglo XVI eran descendientes de numerosas y terribles epidemias que habían asolado repetidas veces el continente desde hacía milenios. Y una de las más recurrentes y mortíferas fue la peste, que a lo largo de decenas de siglos mató a muchos millones de personas en numerosas y diferentes oleadas, cambiando la historia del continente muchas veces.

La peste está causada por la bacteria Yersinia pestis y tiene tres formas principales de contagiarse y de matar, ya que provoca la peste negra o septicémica, la neumónica y la bubónica. La basal es la neumónica, que se contagia entre personas por esputos y partículas en suspensión y que afecta a los pulmones. Progresa con aterradora rapidez y mata muy deprisa, lo que unido a su carácter muy contagioso la convierte en una pandemia extremadamente letal, especialmente en las congestionadas ciudades de Europa y Asia. Sabemos que ya estaba presente en los pueblos neolíticos de hace más de 5.000 años, puesto que ha aparecido su ADN en restos de esa época. En algunos infectados la peste neumónica infecta la sangre y se transforma en peste septicémica; en estos casos la infección sanguínea provoca la aparición de áreas de epidermis gangrenada que toman color negro: de ahí Peste Negra. 

La historia de la Peste Bubónica, sin embargo, es más interesante, porque no sólo es una cepa diferente (y menos virulenta), sino que además su contagio es distinto gracias a una oportuna mutación. Esta variante es contagiada por pulgas, en cuyo estómago son capaces de sobrevivir debido a una mutación que apareció un milenio antes de nuestra era. Se caracteriza por infectar los ganglios del sistema linfático, que se hinchan dando lugar a las bubas características, que a veces se ulceran. A pesar de esta aterradora señal externa, y de tener también una progresión rápida, la peste bubónica es mucho menos letal que las otras dos variedades, y no se contagia entre personas. 

A lo largo de la historia la peste barrió Europa en numerosas ocasiones. Es posible que sea la responsable de algunas grandes epidemias de la antigüedad, como la plaga que devastó Atenas al final de la Guerra del Peloponeso y contribuyó a su derrota, aunque no es seguro. Pero la primera gran epidemia de peste devastó el Imperio Romano de Oriente a partir del año 451 dC, siendo emperador Justiniano, y se calcula que en sus varios rebrotes a lo largo de casi dos siglos pudo acabar con entre 25 y 50 millones de personas, una enorme proporción de la población total. Sólo en Constantinopla en las fases álgidas murieron miles de personas diarias, y la población de la ciudad se redujo drásticamente (hasta un 40%). El desplome de población facilitó invasiones bárbaras como las de los Ávaros, y debilitó decisivamente al Imperio Bizantino; la expansión árabe del siglo VII con toda probabilidad se vio así muy facilitada (la última recurrencia se produjo el año 750).

Una segunda gran epidemia se produjo a partir del siglo XIV, y es la conocida como Peste Negra. Llegó a Europa en 1348, pero regresó en sucesivas oleadas hasta principios del XIX en ciertas áreas. Desde su inicio hasta 1400 se calcula que redujo la población mundial de 450 millones de habitantes a menos de 350 millones, pero no fue más que el principio. Londres tuvo dos oleadas durante el siglo XIV, en 1360 al 63 (mató al 20% de la población) y de nuevo en 1369 (otro 15% de muertos), pero entre 1665 y 1666  padeció la Gran Peste de Londres que acabó con el 20% de su población y que sólo se terminó del todo con el Gran Incendio de 1666. La Epidemia de 1649 mató a casi la mitad de la población de Sevilla, donde se llegó a cerrar el hospital de Triana con los enfermos dentro, muriendo sólo allí unas 12.000 personas. Una tercera gran epidemia de peste afectó durante los siglos XIX y XX principalmente a países asiáticos, sobre todo China y la India.

Millones de europeos durante varios siglos cayeron víctimas de la peste, lo que provocó cambios irreversibles en múltiples aspectos. Hubo ciudades afectadas, como Sevilla, que tardaron siglos en recuperar su población y su pujanza. En el aspecto económico la escasez de mano de obra provocada por las epidemias contribuyó a aumentar el precio del trabajo y a mejorar relativamente la vida de los campesinos. El temor mórbido a la muerte se materializó en supersticiones, cazas de brujas y persecución de minorías como los judíos o los gitanos, y al mismo tiempo fomentó una cultura de la gratificación y el disfrute del placer ante la inminencia de la muerte. La bacteria sigue viva hoy día, aunque ahora es tratable. Las dos grandes epidemias modificaron para siempre la historia europea, y tal vez mundial, ya que los supervivientes resultaron ser mucho más resistentes a las enfermedades de América que viceversa. Y así es como una bacteria diminuta y letal cambió la historia del mundo en numerosas ocasiones. 

Pepe Cervera    9.nov.2015 09:07    

1 Comentarios

En el ensayo "Armas, gérmenes y acero" https://es.wikipedia.org/wiki/Armas,_g%C3%A9rmenes_y_acero Jared Diamond ofrece una explicación a esa asimetría entre las enfermedades americanas y las europeas en la conquista de américa.

La configuración del continente euroasiático (este-oeste) facilitala distribución de enfermedades, plantas y animales dado que no necesitan aclimatación al moverse en los mismos paralelos.

Por contra, la configuración americana (norte-sur) dificulta la comunicación y transferencia de especies ya que tienen que atravesar paralelos de climas muy diferentes según cambian de paralelo.

Además el desarrollo temprano de las ciudades en Asia y Europa fue un caldo de cultivo para el desarrollo de enfermedades infecciosas que seleccionó a los europeos en la resistencia frente a estas infecciones.

miércoles 11 nov 2015, 11:57

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Pepe Cervera

Bio Retiario

Pepe Cervera es periodista, biólogo y, entre muchas otras cosas, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos. Colabora con diversos medios y es un apasionado de Internet.
Ver perfil »

Síguenos en...

Últimos comentarios