Psicología: una crisis con doble tirabuzón
lunes 7.mar.2016 por Pepe Cervera 0 Comentarios
La psicología, el estudio del comportamiento del ser humano, ha tenido siempre una controvertida relación con el estátus de ciencia. Para algunos críticos, la mayor parte de lo que se entiende por el corpus de la psicología es demasiado anecdótico y poco sistemático como para poder considerar a la disciplina una verdadera ciencia. De ahí que la publicación en 2015 de un amplio análisis sobre el carácter científico de la psicología fuese recibido con mucho llanto y no poco crujir de dientes. Porque el resultado fue contundente: una alianza de científicos se juntaron para intentar replicar sistemáticamente 100 estudios publicados en tres de las más importantes revistas del ramo y fueron incapaces de reproducir más de la mitad de ellos. La reproducibilidad de los experimentos es una característica básica de la ciencia: en las publicaciones es necesario incluir los detalles necesarios para que cualquiera pueda repetir el experimento para comprobar que el resultado es el que se afirma. Y en el estudio de 2015 menos de la mitad de los experimentos se pudieron replicar con los mismos resultados ya publicados, y en prácticamente todos los casos los efectos observados eran significativamente menores. En resumen: los fundamentos científicos de la psicología parecían estar en serio peligro y su carácter de ciencia, en crisis. Lo que pocos esperaban es que un nuevo estudio recién publicado ponga en duda el realizado sobre la replicación, afirmando que serios defectos metodológicos y analíticos hacen que sus resultados sean inválidos. La crisis de la psicología está, parece ser, en crisis.
La teoría marca que los experimentos realizados con método científico deben ser reproducibles, aunque naturalmente nadie se dedica a intentar reproducir experimentos ajenos de por sí. En muchas ciencias el proceso es mucho más natural: al desarrollar nuevas hipótesis basadas en los resultados ya publicados éstos se ponen a prueba no tanto para comprobarlos como para construir sobre ellos. Sólo resultados de gran espectacularidad e importancia son comprobados para confirmarlos directamente, aunque el resultado es el mismo: cualquier posible error o engaño intencional (que a veces ocurre) suele ser detectado rápidamente. En Psicología las cosas son un poco diferentes, en parte porque los sujetos experimentales (seres humanos) en este caso son muy complicados de manejar. Los detalles más nimios que varíen de un diseño experimental a otro pueden modificar sustancialmente los resultados. Los seres humanos tienden a ser enormemente perceptivos y cualquier indicación, por nimia que sea, modifica su comportamiento. Es poco habitual que se construyan nuevos experimentos sobre los antiguos, e incluso cuando se hace es complicado estar seguro de que se ha replicado completamente. El proceso de depuración funciona aquí peor.
El nuevo estudio del análisis de replicación concluye que la diferencia de detalle de los intentos de reproducción con los estudios originales hacen que las conclusiones no se sostengan. La mera aplicación de métodos estadísticos para estimar cuántos de los intentos de replicación deberían fallar por simple azar produjo resultados muy similares a los obtenidos. Y el análisis en profundidad de los criterios que se usaron para decidir si los resultados originales se habían repetido o no implica, en opinión de los científicos del segundo estudio, que el primer análisis estaba sesgado ya en origen. El primer estudio se habría diseñado a propósito para llegar a la conclusión de que la psicología está en crisis de reproducibilidad. Aunque los firmantes del segundo análisis son gente de prestigio y reputación, como la revista en la que lo han publicado, la verdad no es una cuestión de votos o de prestigio9 de científicos o revistas: lo que esta crisis con doble tirabuzón sugiere es que harán falta más y mejores estudios para poder afirmar que los estudios psicológicos pueden ser considerados ciencia o no.