4 milenios de norte al norte
martes 14.feb.2017 por Pepe Cervera 0 Comentarios
Una aguja imantada que rota sobre su eje se alinea apuntando hacia el norte debido al campo magnético terrestre, ya que nuestro planeta es un gigantesco imán; algo que los navegantes llevan milenios encontrando de extrema utilidad. Los movimientos del núcleo terrestre, rico en hierro y níquel, genera un campo magnético que está casi alineado con el eje de giro del planeta; la diferencia entre el Polo Norte Magnético (que es un polo sur en términos de física) y el Polo Norte por donde pasa el eje de rotación es ahora mismo de unos 1.600 km, lo cual causa problemas a la navegación con brújula en las latitudes altas: la aguja cerca del Polo Norte Magnético tiende a apuntar hacia abajo, por lo que resulta muy imprecisa en cuanto a dirección. Para complicarlo aún más la distancia entre el eje de rotación y el norte magnético varía constantemente; el polo de la brújula se desplaza casi 40 kilómetros cada año en los últimos tiempos, aunque su velocidad y dirección cambian. Por eso es necesario ajustar cada cierto tiempo la declinación magnética de mapas y aeropuertos, y tenerla en consideración al usar la brújula. Pero todos estos detalles son nimios comparado con lo que ocurre cada cierto tiempo, cuando el campo magnético terrestre se debilita hasta desaparecer para reaparecer de nuevo con la polaridad cambiada: nuestra brújula en una inversión apuntaría decididamente al polo magnético Sur. Sabemos que estas inversiones son el producto de la dinámica de las corrientes en el núcleo terrestre, y sabemos que ahora mismo nos dirigimos hacia una inversión. Pero según un estudio recién publicado durante los próximos cuatro milenios no debemos preocuparnos: el norte seguirá al Norte como hasta ahora.
El estudio ha construido un detallado modelo de la dinámica del núcleo de la Tierra basada en múltiples observaciones y ha intentado ‘postdecir’ las inversiones que se produjeron en los últimos millones de años, que conocemos porque quedan fosilizadas en las rocas: la última (Brunhes-Matuyama) se produjo hace unos 781.000 años. El modelo superó la prueba con éxito, lo que hace que us creadores se atrevan a utilizarlo para predecir el futuro. Y según sus cálculos la próxima inversión será muy pronto, en términos geológicos, pero no antes de 4.000 años en el mañana. Las brújulas seguirán por tanto siendo útiles sin variaciones durante mucho tiempo, y el estudio detallado del modelo nos permitirá conocer muchas más cosas sobre la dinámica interna de nuestro planeta y sobre el campo magnético que lo rodea, que resulta vital para protegernos de la radiación solar y proveniente del espacio. Por lo cual es bueno que sepamos, cuanto más, mejor.