La gamba que mata con sonido y los distintos cerebros de hombres y mujeres
jueves 20.abr.2017 por Pepe Cervera 0 Comentarios
En la naturaleza hay muchas estrategias peculiares para cazar, desde plantas que cierran sus hojas a peces que usan descargar eléctricas u otros que escupen agua para derribar insectos. Hay una familia de crustáceos que se llaman gambas pistola que utilizan el sonido como arma. Y acaba de describirse una nueva especie de este grupo bautizada con el nombre de un clásico de la música: Synalpheus pinkfloydi es una gamba diminuta (apenas 5 o 6 mm) que tiene una de sus pinzas mucho más grande que la otra: esta pinza les permite emitir chasquidos tan potentes que generan pulsos de sonido de más de 21o decibelios, el ruido de un concierto de rock a todo volumen. Pero el nombre no se debe a esta asociación con Pink Floyd, sino a que en esta especie, hallada en las costas del pacífico en Panamá, tiene la pinza grande de un brillante y llamativo color rosa. Sus chasquidos son lo suficientemente potentes para atontar, o incluso matar, a pequeños peces e invertebrados a su alrededor. Porque en la naturaleza hasta el sonido se puede convertir en un arma.
Hombres y mujeres: distintos cerebros, pero no tanto
Todos sabemos que los hombres y las mujeres somos diferentes, lo cual no significa desiguales; y según avanza la medicina estamos descubriendo hasta qué punto. En el Reino Unido se está llevando a cabo un estudio masivo sobre la estructura del cuerpo humano, ya que nuestros avances en sistemas para ver la anatomía interior han adelantado a nuestros conocimientos de la variabilidad entre personas: sin saber qué es normal es difícil descubrir las anomalías que causan enfermedades. El proyecto en conjunto pretende escanear a más de 500.000 personas, pero se va haciendo por partes y ya hay algunos resultados, en concreto sobre la estructura del cerebro obtenidos con técnicas de imagen por Resonancia Magnética sobre más de 5.200 participantes de más de 40 años, hombres y mujeres: una base de datos respetable. Entre los hallazgos: los cerebros de los hombres tienden a ser más grandes en tamaño total que los de las mujeres (normal; somos más grandes físicamente), pero los de las mujeres tienden a tener regiones de la corteza cerebral proporcionalmente más grandes; son las zonas asociadas con la memoria, el procesamiento de los datos aportados por los sentidos, aprendizaje y la capacidad de tomar decisiones. O sea que hay diferencias de tamaño y estructura en regiones del cerebro. Pero ojo: las diferencias son tan poco marcadas que resulta imposible diferenciar a un hombre de una mujer sólo analizando su imagen cerebral. La mayoría de las personas estamos, por tanto, en una amplia zona intermedia de tamaño y forma y nuestros cerebros son indistinguibles por género, igual que ocurre por ejemplo con los cráneos: el solapamiento es notable en una especie como la nuestra en la que existe dimorfismo sexual. Diferentes, sí, pero no tanto.
Sección de ciencia en 'Esto me suena' del día 19/4/2017