Corto y deprisa
En este mundo hay muchos mundos, puede apasionar más o menos conocerlos, comprenderlos, pero, es conveniente intentarlo. Lo que hoy sucede a miles de kilómetros nos afectará mañana. El del corresponsal es un trabajo que consiste en esforzarse por explicar esos mundos a quien está lejos e interesado.
En la televisión actual, se debe hacer corto y deprisa. Los tiempos se han ido encogiendo desde los 80: en la corresponsalía de Nueva York, mis crónicas eran de dos minutos treinta. En la URSS, dos minutos, en Buenos Aires, un minuto cuarenta, en Roma, minuto y medio y, ahora, en Asia- Pacífico, un minuto diez.
Y, habría que añadir: "al instante". La tecnología, lo permite. Se puede transmitir casi desde cualquier lugar y en cualquier momento. Incluso, atrapados en un avión, ya sin escalera, que se retrasa. “Basta” con convencer al comandante para que te abra la puerta…y orientar el emisor hacia el satélite. Así enviamos un TD-2 sobre el terremoto de Sichuan.
¡Cuando pienso que en 1982 teníamos que ir por carretera varias horas y con múltiples riesgos desde Beirut a Tel Aviv para enviar imágenes sobre los ataques israelíes al Líbano que acabaron con la expulsión de los palestinos!
Brevedad y rapidez sustituyen ahora - a veces demasiado- al análisis y el detalle. Este blog , que arranca el día de mi cumpleaños, a lo mejor nos permitirá contarles y reflexionar juntos sobre lo que no cabe en un minuto diez.