Un arranque muy tímido
sábado 21.sep.2013 por Javier Tolentino 0 Comentarios
Titulado Por las plumas es lo más honesto de una jornada batante petarda ya que Futbolín de Campanella es mejor no menearlo porque por mucho que teorice el amigo Juan José su animación en 3 d hace aguas. Lo peor que se le puede decir a una historia de animación es lo que le ocurre a su película: que cada dibujante va por su lado. Olvidemosla. Hoy el personal verá Enemy de Denis Villeneuve, un cineasta canadiense con intachable pedigree que pasa por Cannes y por premios Fipresci.
Su película compite en sección oficial y es de esas que les gusta a los jurados por si hay división y debate pero que desorienta al público. Enemy es otra película de los dobles de la gente que pululan por la vida, parece que es la moda este año. Un profesor de filososofía descubre que un actor mediocre es igualito que él y ahí comienza una historia obsesiva con desenlace trágico. Si el espectador se pone en el pellejo o en la situación que propone el director entenderá mejor la película y probablemente es una torpe adaptación de la novela del escritor portugués José Saramago, en la que está basada y que Villeneuve ha olvidado explicarbastantes cosas, como ese punto Louise Bourgoise que sí propone el autor de La Ceguera.
La noche se cerraba con
cierta expectación entre la cinefilia ya que debían dividirse entre la
obra maestra de Abdellatif Kechiche, La vida de Adele y The Zero
Theoreme del inclasificable Terry Gilliam. Salieron ganando lógicamente
los que pudieron entrar en el Kursaal 2 para ver la película tunecina y
francesa de la que no vamos a hablar más porque desde Cannes para acá lo
hemos dicho todo y Terry Gilliam en su línea acid house de un mundo
donde algún todo volará por los aires ya que nos hemos dejado en el
tintero todas las emociones libres de la vida, linda película de Gilliam
pero ciertamente aparatosa.
Me quedo sin ninguna duda con Por las plumas, una película humilde, realizada por un joven estudioso en Barcelona y formado a la vera de La Berlinale. Se forma en los talleres de Gabriel García Márquez para fijarse en las pequeñas historias, en los personajes con alma y con dignidad. Un Robert Guediguien costarricense que narra con delicadeza y ternura la cotidianidad de un vigilante que no vigila, que se enamora tímidamente, que busca techo cada noche y que es feliz cuidando de un gallo de pelea que le da más disgustos y problemas que un hijo. Por las plumas, cine de Costa Rica, de una América Latina que sigue teniendo la exclusividad de un realismo mágico que a la Europa de hoy le costará comprender.