De Abderrahmane Sissako a Kivu Ruhorahoza
sábado 28.mar.2015 por Javier Tolentino 0 Comentarios
Apenas tiene treinta años y ya tiene uno la certeza de que este realizador ruandés, nacido en Kigali, forjará y construirá una de las grandes trayectorias de las cinematografías africanas. Thing of the Aimles Wanderes (Cosas del caminante sin meta) es la última película de Kivu Ruhorahoza, una hermosa historia del cine dentro del cine en la Ruanda más bella de África, ese país en el corazón del continente que superó siglos y siglos en el más absoluto secreto, probablemente sea uno de los últimos territorios africanos en ser desvelado. Kivu construye una hermosa historia en la que se impregna de la literatura del XIX, Desde David Linvingston a Joseph Conrad y su corazón de las tinieblas. Pero también hay cierta tristeza, el genocidio ruandés sobre vuela sin posarse en una deliciosa película que va a ser presagio de un gran cineasta, como sin duda ya lo es. Kivu dirigió el festival de Ruanda en 2005 y ahora vive en Nueva York, perfilando, precisando su estilo narrativo, una estética que junto a otros autores y otras películas, está logrando para África, una evolución importante, distinta a la generación de los Ousmane Sembene, Djibril Diop Mambety y Abderrahmane Sissako.
Ahmad Abdalla nació en El Cairo 1976 y su trayectoria debería estar más unida a la música que al cine. Decor (Decoración) es el título de su última película, una apuesta y decidida historia en blanco y negro que contiene uno de los grandes trabajos de la actriz egipcia Horeya Farghaly. Abdallá juega con la realidad y la ficción y somete al espectador en un juego complejo entre la verdad que construye el cine y la realidad, magnífico laberinto egipcio, tal como el jeroglífico de la vida.
Hajooj Kuka es un jovencito realizador sudanés que a través de su última película, su segundo largometraje, Beats of the Antonov (Al ritmo del Antonov) nos muestra la belleza que esconde el drama: Sudán -como sabéis- es uno de los lugares donde se gestó la civilización actual, a través del pueblo Nubio, más de 1.500 A.de C. y uno de los escenarios seleccionados por un psicópata que no sólo lleva a la tragedia a su propio pueblo sirio, sino que despoja a la joven población sudanesa para formar parte de las legiones que pululan por Damasco, masacrando a a población civil. Valiente Hajooj que recuerda a la antigua civilización, que muestra a las mujeres de Sudán, con lágrimas en los ojos, con ira en sus gargantas y con belleza en sus rostros. Antonov es el avión sirio que inexorablemente visita los poblados y las aldeas del Sudán, arrojando decenas de muertos y destrucción entre la inocente e indefensa población civil. Este documental habría que llevarlo al parlamento europeo, proyectarlo y dejar hablar a Hajooj Kuka, que cuente como es ese robo de la población infantil sudanesa para convertirlos en soldados, antes de los quince años. Bashar al Asad, es alauita (una vertiente del chiísmo) que es una minoría en Siria a diferencia de los sunitas, mayoría en el país. Su padre Hafez reprimió revueltas sunitas generando matanzas, una de ellas conocida como la Masacre de Hama donde algunos afirman que murieron 10 mil personas. "Pobre Sudán, ¡que habrá hecho Siria en su historia para merecer tanto castigo!"
El cine que se hace en África tiene mucho que contar y las nuevas generaciones de cineastas lo están haciendo. Citaremos las últimas joyas cinéfilas de ese continente, ambas pertenecientes a la cinematografía marroquí.
L'armée du salut (El ejército de salvación) de Abdellah Taïa, que finalmente se impuso en el Festival de Cine Africano de Córdoba y ganó el primer premio, es una emocionante historia de un joven adolescente que se siente muy diferente y tendrá dificultades en casa y en su vida para salir de una sociedad que le engulle, que le aplasta. Otra película marroquí que me ha interesado mucho es Al bahr min auaraikoum (De espaldas al mar), de uno cineasta autodidacta y tremendamente original, Hicham Lasri, nacido en Casablanca y ya realizador de culto por las cinematecas marroquíes, nos presenta una película también sobre la diferencia y las dificultades en una comunidad como la marroquí eso de mostrarse como diferente. La violencia, los golpes y la persecución por las calles de la legendaria ciudad. Al espectador exigente y buscador de nuevas narrativas le gustará y se sentirá atrapado por un estilo donde se percibe la música como un personaje más y la ironía bufa de este director.