Día de reflexión.

 

            No sé porqué el día de reflexión está puesto el día antes de unas elecciones, de un referéndum,  de un plebiscito o de cualquier acto de participación democrática que se tercie.

             Este debería ser el día de descanso, después de campañas agotadoras para electores y candidatos. Unos derrochando sonrisas, buenas palabras y razonamientos sin fisuras y otros -los ciudadanos- procurando ejercer su responsabilidad, buscando la opción menos mentirosa o dejándose llevar por el corazón o el instinto -incluso- los hay que votan lo que han votado toda la vida.

             Día de reflexión decía, debería ser el día siguiente, cuando los resultados son conocidos y no hay lugar a especulaciones, cuando el dato es real y no se esconde detrás de una encuesta.

            Creo que deben reflexionar: Los ganadores para aprender a gestionar el poder, los perdedores para ejercer la humildad y reconocer errores y todos para situarse en el lugar real que les han situado los votos. Lugar que a veces no coincide con las aspiraciones exhibidas en la campaña electoral.

Reflexionen también los electores y sigan la pista de su voto y comprueben que coincide con su deseo al introducir la papeleta en al urna.

            Reflexionen pues, estos días, aquellos que acaban de pasar por un proceso de participación democrático.

 

            Sin Canto ni grillo. Javier Hernández.

 

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