Dos grados.

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Algunas cosas pequeñas, que parecen insignificantes, acaban teniendo más importancia de lo que parece. Una sonrisa a destiempo, un gesto que no concuerda con lo que se está escuchando o mirar una foto vieja y descubrir un detalle que te lleva a una sensación que, a su vez, acaba provocando una llamada a alguien que te había olvidado.

Las cosas pequeñas al final son los matices y los matices son los que determinan casi todo. Los científicos dicen que la subida de dos grados en la temperatura del mundo que compartimos son determinantes para que la Tierra siga siendo habitable para el ser humano.

Parece que los científicos tienen claro que; inundaciones, olas de calor y sequias están relacionadas directamente con el aumento de temperatura en la Tierra y ya hemos sumado un grado, que parece poco. Lo hemos conseguido desde que nos industrializamos hasta hora, un período que para el tiempo de la Tierra significa apenas un segundo en su larga vida de roca que gira durante millones de años. Lo hicimos muy rápido.

El hombre pequeño pero autodefinido como listo, insignificante para la dimensión de todo un planeta y para el universo, está consiguiendo algo muy grande; acabar con un hotel de 5 estrellas planetario. La culpa la tienen solo dos grados más de temperatura. Algo insignificante.

Sin canto ni grillo. Javier Hernández.