Navidades tópicas.
martes 15.dic.2015 por Javier Hernández 0 Comentarios
Se convierte en una de las obligaciones que vamos añadiendo a la Navidad. Me refiero a ir al centro de la ciudad y formar parte de la masa que avanza despacio como una lengua de lava por las grandes avenidas, que como si de un decorado se tratara se llenan de luces de colores y de reclamos a base de navidades nevadas que ya no conocemos, esas que son un recuerdo casi de los libros de historia. Los viejos dicen que ya no nieva como antes.
El peluquero me felicita por navidad con un descriptivo ‘Felices fiestas’, una tarjeta que pongo junto a la del Banco, mas impersonal y comercial al mismo tiempo.
Se habla de gratitud, de buenos deseos, porque es lo que toca; es la época, como lo es también la de regalarnos, algo que empieza con ilusión y acaba con la paciencia.
Apretón de manos o beso, lo que corresponda; con el vecino y el compañero al que ves todos los días, dos veces en dos semanas ¡Feliz Navidad! ¡Feliz año! soniquete que se dice sin pensar por aquello de no defraudar a la tradición.
Ritos de las sociedades, modernas y burguesas del primer mundo (tranquilidad no habrá demagogia en éste párrafo). Ritos buscados por los que no han llegado porque dicen que son símbolos del progreso.
Quizás, no me crean pero hay algo de la Navidad y en todo esto, que me gusta, lo he de confesar.
Sin canto ni grillo. Javier Hernández.