Talento.

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No sé si es talento o ganas de contar cosas, de hacerlas públicas, pero lo cierto es que casi todos los días me entero de la publicación de una novela nueva, de un disco, de la apertura de una exposición en un centro cultural de barrio o leo un post que me deja pensando un buen rato porque he descubierto un matiz o una mirada que ni conocía ni se me hubiera ocurrido jamás.

Da la sensación de que hay más escritores que lectores, más melómanos que músicos y que todo al final es talento desperdiciado. No creo que esto sea así, el talento se crea pero no se destruye, como mucho se olvida que no es poco; pero tampoco creo que todo lo que se publica, dice o se enseña esté la altura, pero lo importante es la inquietud, la actitud y la necesidad de llevar a algún sitio la creatividad.

Ideas que sería bueno gestionar. No deja de ser curioso que en un país con un sistema educativo y con leyes que regulan a los creadores y la creatividad que no ayudan, exista gente capaz de generar tal cantidad de ideas y que no pierda ni la ilusión ni las ganas por seguir generandolas.
Hay veces que creo que ésta hemorragia creativa viene motivada precisamente por eso, por la dificultad que supone inventar, investigar, diseñar, escribir o pintar.

Sin canto ni grillo. Javier Hernández.