Más refugiados.
martes 2.feb.2016 por Javier Hernández 0 Comentarios
Los vericuetos de la conciencia y de la memoria son inescrutables. Todavía deberían estar frescas en la memoria las primeras imágenes de refugiados pateados por una periodista húngara o el primer niño muerto arrojado por el mar, en su intento de huir.
Imágenes que desataron aluviones de buena fe, de buenas intenciones por parte de los políticos y de ciudadanos dispuestos a ayudar, a recibir en sus propias casas a gente que huye de la guerra, evitando de ésta forma ser cómplices de toda una tragedia humanitaria.
Al final del verano se anunciaba que el invierno suave que vivimos iba a ser muy duro para los refugiados y así lo está siendo. Muchos de los ciudadanos que se prestaron a albergar a los huidos siguen esperándolos.
Recibir refugiados resta popularidad a los políticos, los intereses egoístas están por encima de las necesidades humanas. Tampoco, eso que llamamos ‘Comunidad internacional’ hace lo suficiente en el campo de batalla sirio, esa sería la otra forma minimizar el efecto terrible, triste e inhumano de una guerra.
Por si fuera poco en los últimos días hemos visto como los principales países receptores de gente que huye; es decir: Alemania, Suecia y Austria ultiman planes de expulsión de aquellos que han conseguido el ansiado estatus de refugiado. En Dinamarca se les incauta lo poco que tienen para pagar los gastos que originan.
Por seguridad o por falta de recursos económicos, éstas son las razones en las que se escuda la política, pero lo cierto es que en la frontera de Europa mueren personas y pasan necesidades, y ello supone un fracaso de nuestras democracias.
Sin canto ni grillo. Javier Hernández.