Cosas de tíos.
lunes 6.jun.2016 por Javier Hernández 0 Comentarios
El otro día, un amigo me contó su ruptura, yo escuché sin intervenir, simplemente asintiendo. No se trataba de una confesión ni nada parecido, era más bien un monologo terapéutico, en el que solo buscaba algo de auto comprensión y justificación, estaba muy dolido, vulnerable y desorientado.
Después de un buen rato dijo que tenía que irse. Lo había vomitado todo, parecía encontrarse mejor, me dio un abrazo y me dio las gracias y también me dijo que le había ayudado mucho, yo apenas había dicho nada en toda la tarde.
Es curioso y generalizar provoca sus problemas, pero casi siempre cuando rompe un tío se refugia en otro tío para superar la crisis. Me resulta extraño porque la testosterona apunta e impide muchas veces mostrar debilidad, tampoco deja mostrar la inseguridad, es aquello de que los hombres no lloran que tienen que ser siempre fuertes y en cualquier circunstancia de serie. Vamos puro postureo.
No me imagino a mi amigo contándole a una de sus amigas su ruptura, o por lo menos de la misma forma en la que me lo contó a mí, asumiendo su dosis de culpa incluida. No sé si es consecuencia de la educación, el machismo existe o si la testosterona se baja en las rupturas.
Sin canto ni grillo, Javier Hernández.