“Hice lo que cualquier otro hubiese hecho”. Con estas palabras de Albert Le Lay comienza El rey de Canfranc, el apasionante documental sobre la historia de un hombre que arriesgó su vida por salvar la de miles de personas. Ocurió durante la Segunda Guerra Mundial cuando era Jefe de la aduana francesa en la estación internacional de Canfranc.
Precisamente el rey de Canfranc es el apodo que le otorgaron los habitantes del pueblo oscense que acoge la estación y que da título a este largometraje, dirigido por Manuel Priede y José Antonio Blanco y que este viernes a las 21 h., emite El Documental de La 2.
Es la de Priede y Blanco una película que nos traslada directamente hasta la Segunda Guerra Mundial, hasta la dura lucha de los aliados contra el nazismo.“Si las paredes de la estación hablasen...", comenta el propio José Antonio Blanco. "Esta historia da para hacer un thriller de suspense”.
Albert se pasó más de media vida perseguido por la Gestapo, la Policía y la Guardia Civil. Pero lejos de amedrentarse, siguió adelante con su labor, cuyo principal objetivo siempre fue salvar al mayor número de personas de las garras de Hitler.
“Tenía unos valores, como persona, que difícilmente se encuentran hoy. Albert era ejemplo de humildad, bondad, solidaridad, pero sobre todo, de humanidad”, comenta con inevitable admiración el director.
Le Lay se jugó la vida sin obtener nada a cambio. “De hecho, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, como agradecimiento, Charles De Gaulle le ofreció un puesto en el ministerio que quisiese, y él respondió que lo único que deseaba era volver a Canfranc, un lugar que siempre consideró su sitio.”
Años después, muchos fueron los que llamaron a su puerta para conseguir que contase su historia en primera persona. “En una ocasión, le llegaron a ofrecer un cheque en blanco a cambio de sus memorias. Sus palabras textuales fueron: yo no soy ningún chulo de la Resistencia francesa. Esa era la personalidad y valores de este héroe.”
Valores que tomó de su padre, quien murió por rescatar a un hombre de ahogarse, y que ha sabido transmitir a su familia. “Conocimos a su mujer, una señora de 105 años, que muy cortésmente nos dijo que lo que su marido no había contado en vida, ella tampoco lo iba a desvelar.”
“Luego supimos lo implicada que la familia Le Lay estaba en la causa. Hasta el punto de que su casa se convirtió en un auténtico cuartel de acogida. Por las noches se hacían bocadillos para los refugiados, a los cuales proveían de documentación falsa y algo de dinero. Todos los que estaban allí, estaban perfectamente enseñados por Albert. Su misión: ver, oír y callar”, explica con detalle el cineasta.
De esta forma, se fue gestando una red que permitió no sólo salvar la vida de muchas personas, sino también, el paso de valiosísima información que más tarde serviría para ganar una guerra.
Testimonio de familiares y amigos de Le Lay, algunos espías españoles como Lola Pardo, expertos en la materia como el catedrático Víctor Fairén, refugiados judíos e incluso el de Salvador Urieta, miembro del cuerpo de Carabineros durante esa época, conforman este profundo trabajo sobre la vida y misión de Albert Le Lay.
El rey de Canfranc, este viernes 31 de julio, a las 21 h en La 2. ¿Te lo vas a perder?
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