-Entrevista con el director de cine Günter Schwaiger-
Desembarcar en el piso de Günter Schwaiger, cineasta, y Cristina García Alía, su productora, es algo por sí sólo agradable. Le reciben a uno con toda la hospitalidad del mundo, café, pastas austriacas (ecos de infancia de Günter, cuyo padre era pastelero en Salzburgo. Si han estado alguna vez allí, sabrán que son palabras mayores) y un par de gatos siameses.
El suelo de loseta, el mobiliario añejo pero sencillo, los libros que se amontonan junto a papeles y carpetas... todo es de una austeridad agradable, confortable sin excesos. Tiene racord con la personalidad del cine que ha firmado hasta la fecha Mosolov, la productora con la que llevan ya seis documentales elaborados.
Este viernes estrena en Matadero su nueva película y probablemente la mejor hasta la fecha: "Desde que el mundo es mundo”. Como a lo largo de la entrevista habla largo y tendido sobre el contenido filosófico y social de la misma, yo les introduciré someramente en el aspecto formal de esta propuesta.
Resulta deliciosa la puesta en escena con referencias al barroco español y al flamenco, universos pictóricos que tanto dialogaron en el tiempo y el espacio uniendo de manera natural las mismas regiones europeas que Schwaiger se empeña en conectar permanentemente en su cine.
Me chifla que un autor de documentales no renuncie a un trabajo estético tan curtido sin dañar en absoluto el verismo de lo que vemos en la gran pantalla. Hoy día, trabajar la imagen cuidadosamente, pensando el encuadre desde referencias de tanto calado artístico y además sin hacerlo torpemente evidente, con la naturalidad de lo que se da por supuesto, es un acto revolucionario.
Dicho esto, dejo de mortificarles con mis subjetivas valoraciones para pasar a la entrevista propiamente dicha.
Días De Cine - Una pregunta obvia pero necesaria ¿De qué va este nuevo documental?
Gunter Schwaiger - Desde que el mundo es mundo tiene como protagonista a Gonzalo, un agricultor que vive en la Ribera del Duero, pero sobre todo es un retrato de la España de la crisis desde la mirada del mundo rural, un universo demasiado olvidado y maltratado en un país que tiene un origen rural bastante importante. Pero también es un retrato de la lucha por la supervivencia de la vida en los pueblos que parece que están condenados a desaparecer, y sobre la dignidad del mundo rural, una dignidad que creo que tiene mucho que enseñarnos.
DDC - A priori llama la atención que para hablar de la crisis, un problema que tiene su epicentro en las grandes ciudades, te marches a rodar a un pueblo perdido de Castilla en lugar de a Madrid o Barcelona, capitales que copan el discurso de lo que está sucediendo, tanto en las decisiones políticas como en las manifestaciones en las calles.
G.S - Me siento a gusto en los microcosmos. Siempre busco una mirada sobre cosas que aparentemente no están en primera línea. España se puede describir muy bien a través de un pequeño pueblo que represente lo que se llama la "España profunda". El impacto de la crisis se aprecia perfectamente en estos pueblos. Pero más allá de eso, estamos tan condicionados por la gran urbe, que todo se mide por sus ideales consumista y sus problemas y frustraciones. Como Gonzalo mismo dice, antes cuando todo el mundo tiraba dinero por las ventanas y lo quemaba en las chimeneas, ellos estaban mal; y ahora que todo el mundo está fatal, ellos siguen igual: ni bien ni mal. Ese ritmo, esa visión de la vida, te baja al suelo y es una buena medida para ver dónde estamos realmente. En ese sentido creo que acercarnos a ellos es muy refrescante.
Ellos no se ven tan esencialmente afectados por la crisis porque nunca se han entregado tanto al consumismo de las grandes urbes. Esa sabiduría de ver la vida con más distancia y tranquilidad, ese no querer tenerlo todo sino vivir con un equilibrio más sano, les hace más resistentes a la crisis. Me parece una ironía que los sitios donde mejor se resista la crisis y que menos han tenido que cambiar su modo de vida, son justamente aquellos donde se desarrolla un modo de vida que hemos despreciado: el rural, el sencillo, el que no es tan pretencioso ni ambicioso.
Y sin embargo, este modo de vida sigue amenazada y esto es muy grave. Es importante darse cuenta de que los pueblos en España se estén muriendo y la agricultura independiente de pequeños productores se esté marginando cada vez más para que las grandes corporaciones se hagan con todo, es algo que nos debería preocupar mucho.
DDC - Utilizas un término que en nuestro país tiene un sentido peyorativo y compruebo que lo usas casi como un halago, que es el de "España profunda"
G.S - Es una expresión que me gusta porque la profundidad siempre me interesa, me interesa la verdad tras las fachadas, me interesan las raíces. Por mi formación como antropólogo, la identidad cultural la localizo en el calado o profundidad propias de esas raíces. Cuando alguien siente eso que es un hecho, que es parte de la esencia de un pueblo, como algo peyorativo, me lleva a preguntarme porqué el pasado y el futuro no pueden coexistir, qué es lo que está pasando para que haya ese problema de despoblación tan dramático, que no es un problema exclusivamente español sino Universal.
En concreto esta familia que he elegido retratar es excepcional porque saben recoger del pasado lo que les interesa, recuperar las tradiciones valiosas, pero también desechar lo que no les convence. Por ejemplo, el patriarcado. Es una familia donde el reparto del trabajo es muy equitativo, y me gusta constatar que en el ámbito rural eso es posible. Los jóvenes están muchos más conectados que antes al Mundo gracias a internet, entonces esa clásica diferencia en términos de información y formación entre urbe y pueblo ha desaparecido. Sin embargo a nivel de vida cotidiana no, aún se mantienen diferencias esenciales.
DDC - Me interesa mucho que en el documental no plantees una vida en el campo idílica, como salida del catálogo de IKEA. Hay una secuencia muy hermosa donde tu protagonista debe asumir la pérdida de la mitad de su cosecha por el frío, por ejemplo. Un momento especialmente duro.
G.S - Como dice Gonzalo, el campo no tiene nada de romántico. Es bonito si sabes vivirlo pero también tiene miles de dificultades. Eso es algo que también he aprendido en la película, es decir, el darse uno cuenta de lo poco que somos. Cuando vives con ellos, rodar era muy difícil debido a que su actividad está muy condicionada por los factores naturales, de modo que todos los planes previos se te desmontan por el tiempo, por que la tierra está demasiado húmeda, porque los animales destrozaron tal o cual pasto, la sequía, etcétera... en fin, muchas situaciones. Gonzalo está expuesto a la naturaleza de la misma manera que hace mil años, no es algo controlable por el hombre y está bien tal cual es, pero es muy duro.
DDC - Tocas también un tema capital, quizás más dramático que los avatares propios de la actividad agrícola y ganadera, que es el influjo de los grandes lobbys de la alimentación sobre la vida de los pequeños productores.
G.S - Empezar una explotación agrícola hoy en día no es tan sencillo como irse al campo y empezar a sembrar. La industrialización de la alimentación ha impuesto unas leyes tan tremendas de mercado, hay tanta especulación, que o los pequeños agricultores se adaptan a producir muchísimo y muy rápido, o casi no subsisten. Es muy difícil para alguien que no hereda tierras de sus padres o abuelos empezar a trabajar en el campo, porque exige unas inversiones iniciales altísimas.
Como dice Gonzalo en la película, antes con la mitad de mi terreno vivía perfectamente, y ahora teniendo que trabajar el doble del terreno, apenas llega para vivir. Lo que las grandes multinacionales quieren es que desaparezcan los pequeños. La producción alimenticia ya se ha convertido en otro actor más de la especulación. En las bolsas de Chicago, en los mercados internacionales, en la City de Londres, se negocia con los precios para sacar rendimiento y da igual si por el camino se pierden la mitad de las cosechas con tal de que queden beneficios para unos pocos. Eso implica, por ejemplo en España, que los terrenos se trabajan cada vez más a gran escala como en el caso de Andalucía donde en algunas explotaciones se siembra con aviones y los pequeños están sometidos a sus designios. Cuando un año deciden por cuestiones políticas, que la patata alemana y francesa no se vende a Rusia como método de bloqueo, los agricultores españoles tienen que tirar lo que han producido con un enorme esfuerzo durante un año y a veces ni siquiera por cuestiones políticas, sólo a causa de la especulación.
Es algo que nos tiene que alertar como país porque si perdemos a nuestros agricultores, perdemos libertad. Por eso la película vale para España pero también para otras regiones, es por eso que está funcionando muy bien fuera de Europa. A los campesinos en Filipinas o en Colombia, donde nos han premiado en varios festivales, les pasa lo mismo. Ellos quieren trabajar su tierra, ser libres, influir en los precios de lo que producen con tanto trabajo, y no pueden porque eso se decide a miles de kilómetros de distancia.
Como al agricultor se le fuerza a una mayor productividad para sobrevivir, ha de arrendar tierras a quien las posee, y esto podría evolucionar en un neo feudalismo.
Otra cuestión es la de las semillas. Si quieres tener una mínima garantía de vender tu cosecha, lo que es vital porque las versiones y el riesgo es muy elevado, todo pasa porque entres en el juego de las multinacionales que te hacen adquirir sus semillas, híbridos que no producen, es decir, al año próximo no puedes reutilizarlas, no dan fruto. Así te meten en un círculo vicioso en el que nadie te compra si no plantas esas semillas, pero como has firmado un contrato leonino, eso te expone a bajísimos precios y una explotación total. Tu cosecha prácticamente ya no es tuya desde ese momento: Se obliga al agricultor a trabajar una tierra más grande de la que quiere trabajar, se le obliga a comprar semillas que no deseaba comprar... son mecanismos que de alguna forma intentan neoescalvizar a los agricultores para el futuro, convertirlos en peones de empresas internacionales.
La idiosincracia de cada región productora, esos derechos de autor del agricultor independiente, se intentan derribar. Y ahí están agricultores como Gonzalo intentando recuperar viejas semillas o formas de hacer de manera tradicional. Hay mucha resistencia independiente de los agricultores pero muy poco apoyada por las instituciones porque no hay que olvidar que uno de los lobys internacionales más poderosos, tanto en Estados Unidos como en Bruselas, son los de las grandes corporaciones de la alimentación mundial.
Pero insisto, es algo crucial: si perdemos la agricultura, estamos expuestos a que otro país decida por nosotros no sólo en los precios, también en cuestiones políticas, porque lo que hoy está ocurriendo con el precio del petróleo, que según hay intereses bajo o subo su valor para forzar voluntades políticas, mañana puede pasar perfectamente con la alimentación si queda en manos de estar corporaciones y no de los agricultores del país.
La película no va sólo de este tema tan grave, pero invita a la reflexión. Agricultura es "agri - cultura", defender la agricultura es defender la cultura de un país, es lo mismo que cuando defendemos el cine. Es nuestra liberta e independencia lo que está en juego
El trabajo documental de Gunter repite España como tema, aunque siempre desde una óptica universal. Pero algo que se repite cada cierto tiempo en su metraje y en su compromiso personal, un tema que levanta sorpresivas ampollas revelando por tanto que son heridas sin curar; se trata de la memoria histórica.
SANTA CRUZ POR EJEMPLO. UNA PELÍCULA DE GÜNTER SCHWAIGER Y HERMANN PESECKAS from MOSOLOV-P on Vimeo.
Los suspicaces y oportunistas dirán que como austriaco, más le valdría dedicar energía a sacar a la luz sus propios muertos y vergüenzas nacionales, que ciertamente son de una gravedad inconmensurable. Pero esa suspicacia fácil se desvanece porque lo cierto es que en la filmografía de Schwaiger existe "El paraiso de Hafner", documental que analizaba el día a día de un jubilado un tanto peculiar: un nazi no arrepentido que había trabajado en los campo de exterminio y que vivía muy a gusto entre nosotros. No sólo le cedía la palabra y lo seguía en su devenir cotidiano, también lo sometía en alguna secuencia antológica al juicio del pasado, no se iba "de rositas".Es decir, no se puede acusar al cineasta de escapista sin caer en una tremenda injusticia. Ha encontrado la manera de hablar a sus compatriotas de algo propio, incluso sin abandonar España (la permisividad de las autoridades que albergan a sabiendas a criminales de guerra nazis)
DDC - En "Desde que el mundo es mundo" vuelves a los muertos del Franquismo. No me dio la sensación de que fuera algo que sobrara, en absoluto, pero sí me gustaría darte la oportunidad de explicar porqué lo incluyes en un documental que aparentemente sólo trata las problemáticas rurales.
G.S - Hay dos motivos de peso para que la memoria histórica esté presente en el documental. La primera es que a Gonzalo lo conocí hace diez años durante mi primera película, rodando en unas fosas de un pueblo cercano y ahí conocí a un joven agricultor que estaba ayudando a las víctimas a sacar los cuerpo y me impresionó. No era el cliché que todos tenemos al respecto de los agricultores como personas que viven del campo y no salen de ahí, este hombre tenía una cultura muy amplia, una conciencia política muy fuerte, analizaba perfectamente el pasado y el presente de éste país. Para él es un tema importante porque tiene un tío al que asesinaron y cuyo cadáver logró recuperar hace unos años. Y para mí es un tema importante también porque en "Desde que el Mundo es Mundo" estoy hablando de la tierra, de lo que crece, de lo que se siembra, de lo que nos da. Pero la tierra también oculta otras cosas, y en España justamente oculta más de 100 000 desaparecidos que después de ochenta años todavía siguen ahí. Cuando abres la tierra en España, en muchos lugares se encuentran huesos humanos. A nivel metafórico es muy interesante: la tierra da, la tierra es la fuente de la vida pero también oculta verdades.
DDC - El paisaje tiene mucha importancia en la película y es muy castellano. Da la sensación de que te fascina Castilla
G.S - Me gustan mucho los castellanos porque los veo próximos a mi propia mentalidad, somos diferentes pero cercanos los austriacos y los castellanos. Me gusta en general España, llevo muchos años aquí y no es por casualidad. Me gusta Castilla también por sus llanuras, por lo ancho que es. Cuando vienes del centro de Europa, un territorio lleno de montañas y densamente poblado, y te topas con estas extensiones de llanura, resulta un shock.
Volviendo al carácter castellano, esa seriedad inicial con la que te reciben, esa nobleza y distanciamiento pero que luego se convierte en calor cuando pasa el tiempo, es algo que siento muy arcaico en el mejor sentido de la palabra. Veo en España en general, pero en el castellano en particular, muchas raíces de esa cultura mediterránea que tanto nos ha dado.
'Desde que el mundo es mundo' se puede ver en:
Viernes 9 octubre - 20:00 - Matadero
Viernes 16 Octubre - 19:00 - Filmoteca de Catalunya
Alejo Moreno
26 fotos y 10 vídeos de la presentación de la película DESDE QUE EL MUNDO ES MUNDO, en la Cineteca de MATADERO, Madrid. 9 oct 2015.
https://www.flickr.com/photos/santiochoa/albums/72157659258285829
Trailer
http://www.documentamadrid.com/es/ficha/pelicula/desde-que-el-mundo-es-mundo/
Entrevista al director
http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-tarde-en-24-horas/cultura-24-horas-081015-2030/3316564/
Crónica estreno abril 2015
http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2015-04-30/desde-que-el-mundo-es-mundo-un-retrato-de-la-vida-en-el-campo-espanol_564534/#lpu6DkSJl7HY0sgj
Publicado por: Santi Ochoa | 11/10/2015 en 11:22
Artículo muy interesante el mobiliario siempre esta ahí.
Publicado por: Mobiliario de oficina | 03/06/2020 en 16:45
Como castellano me siento muy identificado, gracias por el aporte.
Publicado por: Fer Sill | 21/12/2020 en 14:02