De cumplir condena por colaborar con ETA a llevar la acusación popular en los juicios del 11-M o la defensa de Edward Snowden, el abogado chileno y editor de la revista satírica Mongolia Gonzalo Boye cuenta su propia historia en un documental, "Boye", que se estrena este 29 de julio.,
"Cansado" de que fueran otros quienes hablaran de él, "siempre desde la perspectiva del ataque", Boye decidió aceptar la propuesta del director Sebastián Arabia de protagonizar un documental que lo retrata como un hombre "sentenciado" a estar siempre en la primera línea de fuego.
La película se estructura en torno a una amplia entrevista en la que Boye sigue defendiendo su inocencia en el secuestro de Emiliano Revilla, por el que fue condenado en 1996 a 14 años de cárcel.
"No tuve una buena defensa", ha dicho Boye, quien estando en la cárcel empezó a estudiar la carrera de Derecho por la UNED para intentar encontrar las respuestas que buscaba. Sólo lo ha conseguido en parte.
"Se partió de la base de que se iba a respetar mi inocencia, cuando no fue así; desde un principio estuvo claro que se iba a dictar sentencia contra mí, sí o sí", asegura el abogado, que fue condenado junto a otros dos exmiembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), René Valenzuela, Alexis Corvalán.
El cuarto acusado, Ramiro Silva, logró escapar a Chile y falleció poco después de que Boye saliera de prisión, sin que pudiera llegar a hacerle las preguntas que necesitaba.
Y es que, tal y como cuenta el documental, las 14 páginas de sentencia contra Boye se basaban principalmente en el testimonio en su contra de Silva, que nunca se pudo contrastar, ni en el juicio ni con posterioridad.
"Me he quedado con una parte inconclusa", dice Boye tras recordar que había "pruebas documentales que no se hicieron valer" de que él se encontraba en Chile cuando sucedieron los hechos de los que se le acusó: apoyar en labores de vigilancia y traslado de armas y activistas.
Boye asegura que en aquellos en España en la lucha antiterrorista imperaba el "todo vale" y sigue siendo muy crítico con el papel que desempeña hoy la Audiencia Nacional, que, en su opinión, debería desaparecer y sustituirse por juzgados especializados en cada jurisdicción.
"Los jueces de la Audiencia Nacional han pasado de estar especializados en terrorismo a estarlo en la corrupción, sin ni siquiera un curso de por medio", ironiza y añade que "estar durante mucho tiempo seguido en la Audiencia Nacional mina la perspectiva" de quien debe enjuiciar.
El abogado y empresario recuerda que España ha sido condenada "una y otra vez" en instancias internacionales por no investigar denuncias de torturas -la última vez, en mayo pasado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos- o por aplicar doctrinas (en referencia a la doctrina Parot) que han sido tumbadas en Estrasburgo.
"En la lucha antiterrorista no caben los atajos", sostiene Boye y pone como ejemplo de "hacer las cosas bien" la sentencia del 11-M, en cuyo juicio participó como abogado de la acusación particular, lo que supuso un punto de inflexión en su carrera.
El documental de Arabia repasa otros de sus hitos, como haber promovido la querella por crímenes contra la humanidad contra el gobierno israelí por ataques a familias palestinas, que acabó derivando en la reforma de la justicia universal, en un sentido restrictivo, durante el gobierno de Zapatero.
"La entonces ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, salió en la puerta de su casa diciendo a la prensa que acababa de hablar con Moratinos y que éste le había garantizado que se iba a cambiar la ley. Y la ley se cambió, y se volvió a cambiar, para restringirla cada vez más", dice Boye.
Otros casos que ha impulsado o en los que está implicado han sido la querella contra seis asesores de George Bush por la apertura de Guantánamo, o los papeles de Bárcenas, además del mencionado sobre el extécnico estadounidense de seguridad nacional Edward Snowden.
"Snowden está ahora en un lugar seguro, en Rusia, con un permiso de residencia. Estamos tratando de buscar a medio y largo plazo un juicio justo o un espacio de movimiento más allá de Rusia, pero de momento está en un espacio de seguridad y sigue vivo, que es importante".
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