Desastre en Europa
Anoche me acosté muy tarde, suele sucederme. Pero mereció la pena todo el horror que contemplé y el inmenso sueño que he tenido que superar esta mañana al escuchar el despertador. Estuve viendo “La noche temática”. Emitían dos documentales sobre el nazismo, esa pesadilla inimaginable que duró doce largos años, de 1933 a 1945, y cuyas consecuencias y espantos se han perpetuado hasta nuestros días. Nunca, jamás deberíamos olvidar lo sucedido durante ese periodo vil y satánico de la historia de la humanidad.
Me sentí orgulloso de trabajar en la televisión pública, en RTVE, por lanzar al aire un programa tan magnífico, aunque me decepcionó una vez más que releguemos la emisión de documentos tan imprescindibles a la media noche en La 2, que haya que trasnochar para verlos, que lo emitamos a horas imposibles o impensables para muchos.
¡Hay que ver cosas así! Hay que ofrecerlas al gran público y en horarios de máxima audiencia. No vale alegar que hiere sensibilidades, que es demasiado espantoso, que eso ya pasó, que es sólo historia, que es mejor olvidar. NO. No hay que olvidar nada de eso, no es sólo historia, y es imprescindible que la narración del holocausto hiera nuestras sensibilidades y nuestras almas, cuanto más mejor y en "prime time". Debería ser obligatorio que todos los seres humanos lo vieran, que todos contemplaran esa pavura, esa demencia asesina, esa locura maldita que acabó con la vida y la dignidad de millones de seres humanos. Debería ser obligatorio que los niños y niñas, a partir de cierta edad, lo vieran en las escuelas. Debería ser materia obligada en institutos y universidades. Nadie en este planeta debería vivir ajeno a lo que sucedió, ni ahora ni dentro de cien años. Jamás tendríamos que olvidar. Y debemos desconfiar de nosotros mismos por pertenecer a la misma especie de aquellos que urdieron y llevaron a cabo tales perversidades.
De todo eso hace apenas 70 años. Nada, muy poco tiempo. Un ser infame llamado Adolfo Hitler y sus siniestros acólitos pusieron en marcha las maquinarias de terror. Siete millones de alemanes apoyaron sus locas aspiraciones criminales, muchos millones más no supieron ver o miraron a otro lado, otros fueron tal vez realmente ignorantes de lo que sucedía a su alrededor. Imagino que muchos aun se sentirán en cierto modo reos de toda esa mala conciencia.
La Noche Temática dedicó anoche dos documentales a reflexionar y hacernos reflexionar sobre aquel genocidio. Es posible que alguno de vosotros lo viera. El primer documental, “La persecución de los nazis”, relataba la historia del más famoso superviviente de un campo de concentración, Simon Wiesenthal, y su perseverante y meticulosa lucha por desenmascarar a los asesinos y evitar que arrinconemos todo lo que hicieron. También el trabajo increíble del matrimonio Klarsfeld, que se dedicó durante 60 años a perseguir a los responsables del genocidio para que sus crímenes no quedaran impunes ni cayeran en el olvido. El segundo documental, “La conspiración del ocultismo”, tampoco tenía desperdicio.
Por desgracia no es ni será el único genocidio, pero sí es el más inmenso y documentado. ¡No debemos olvidar todo el mal que puede llegar a imaginar y perpetrar el ser humano!