La "abuela" Petra
"Vivía sola. Tiene noventa y seis años. Siempre supo valerse, no quería residencias ni cuidadores, jamás, ni por asomo. Pero, ¡qué mala fortuna!, en vez de la muerte vino a visitarla una embolia, deteniéndola entre la paciencia de malvivir así, en pausa, y la impaciente espera de una muerte que la libere. Petra, que así se llama una de mis tías, la más querida, resiste aun en su cuerpo, en su pueblo. En lo que queda de su anciano y descalabrado cuerpo y de un pueblecito malherido, como tantos, por la especulación, por la codicia, la avaricia y el mal entendido “progreso”. Los dos, cuerpo y pueblo, han quedado maltrechos, absurdos, casi sin alma. A ella, a mi diminuta pariente, la vida y el alma se le escapan por los ojos, por cada poro de su piel. Despacito, demasiado despacio. Su mirada siempre digna, ha quedado detenida entre la pena y la resignación. A veces parece indignada. Justo antes de que un derrame la dejara postrada en una silla y una cama, me insinuó que ya no le quedaba mucho. ¡Qué pena hijo tener que morirse! - me decía siempre. Quería que la muerte llegara como el rayo. Es muy anciana, pero muy fuerte, dura como una piedra. Más le valía haber muerto de ese golpe, que mala suerte seguir con vida. La amaba con fervor, pero esta, la vida, dura lo que dura. Nunca precisó de nadie para valerse y salvar cada día. Siempre se apañó con la exigua pensión que le quedó tras toda una vida de partirse el espinazo. Nunca pidió nada, aunque le hiciera tan feliz recibir alguna ofrenda, un regalito, una pequeña ayuda. Fue siempre muy generosa, tanto que dedicó su existencia a cuidar de su madre y de un hermano. Los dos se fueron y la dejaron aquí, en Nunca tuvo mucho dinero, lo justo, se dedicaba a limpiar las habitaciones de un hotel. Pero recuerdo que, siendo niño, nadie me colmaba como ella de pequeñas sorpresas, de alegrías, de cariño. La última vez que la vi consciente, aun dueña de su vida, tomamos unos vinos y brindamos por seguir vivos y sanos, nada más. Solo eso. Mientras, miro sus manos, su mirada, pienso que se puede ser viejo y digno de algún modo. Se puede llegar a ser tan mayor y sobrevivir, aun sin saber como afrontar la muerte y el vacío que nos trae. Petra no es muy diferente a los demás viejos... Y lo que le ha de suceder les sucede a todos, todos terminan partidos, enfermando de algún modo y muriendo. La vida se ve tan triste tras los visillos de marzo, cuando sucumbe al invierno y agonizamos en él, en la certeza de que ya no llegará otra primavera. Y así, millones de ancianos, casi impacientes, se reconfortan en la idea de una muerte sin avisos, placida, serena y soleada. Acaricio con ternura el suave rostro de mi tía, detenido en una mueca angustiosa, lo beso, y me despido de ella con el estómago encogido... ¿Volveré a verla? Jamás volveré a encontrarla como era. Que terrible condena la de envejecer. No sirve alentarse. No hay consuelo ni esperanza. El alma humana, eternamente niña, no es insensible al deterioro del cuerpo en el que habita. Y una vez más me pregunto, ¿en qué convierte el tiempo nuestras vidas?"...
Candela dijo
Así me veo dentro de 66 años, vieja, enferma y sola, pero también con la fuerza suficiente para no necesitar la ayuda de nadie. Vaya...
18 oct 2009
lolalapiconera-murcia dijo
hola David, gracias. siempre gracias.
cómo eres. como lo consigues?cuando te leo se mueve todo dentro de mi.
tengo tu edad. aún me queda para llegar a esto que nos cuentas,presumiblemente.
pero me encuentro especialmente sensible a esta situación.
y como duele.
ver como gente que quieres y tienes a tu lado va ,aúnque se encuentren físicamente bien ,a ese momento de ver cumplir su tiempo.
vivo ese momento a través de mi gente e intento asumir y prepararme para ello, ver acortarse el tiempo, el inevitable
deterioro. aun me cuesta visualizarme así, pero lo vivo con los mios y es tan difícil de soportar.
me has emocionado mucho esta vez, mucho...
gracias una vez más por poner palabras a mis sentimientos.
besos y abrazos.
18 oct 2009
C.S.S. dijo
¡Que bonito David!! esto que describes lo veo cada vez que voy donde mis padres. No tengo hermanos y durante un tiempo me apegué a ellos, tanto, tanto, que sacrifique mi propia existencia; pero la vida pone a cada uno en su sitio y ahora "padezco" en la distancia por el día a día de ellos.
Como tu dices " que terrible condena envejecer" y no sirve quejarse, hacía alla que vamos todos.
Un abrazo.
18 oct 2009
REBECA (Zaragoza) dijo
Gracias David. Nos vemos muchos reflejados en tus palabras. Por suerte o por desgracia la ciencia que tanto avanza en algunas cosas en otras mantiene todavía una lucha que veo bastante dificil ganar y es la de frenar el deterioro neurológico. Las enfermedades ,a mi modo de ver,que afectan a nuestro cerebro son las peores. No dan tregua, no dan margen. Hay muchas pastillas,para todo pero ninguna para retener el alma, el carácter,la vivacidad de los que hemos querido y nos han querido y cuidado durante nuestra infancia y parte de nuestra vida. Yo me empeño casi todos los días en traer a mi memoria a mis mayores, los que me han precedido, los que como tú bien dices te recibían en sus casitas de pueblo, sencillas y llenas de cosas humildes que entonces apreciábamos, frutas recién cogidas, magdalenas traidas del horno del pueblo, y sobretodo unas manos nudosas que con unos ligeros golpecitos en las tuyas sentados en el sillón te transmitían todo el afecto del que eran capaces. Sirva de homenaje hacia ellos.
Como tú bien dices terrible condena envejecer,esperemos que alguién nos recuerde con ternura.
UN ABRAZO DAVID
18 oct 2009
ciudadanoNick dijo
Acabo de leerte algo muy grande, David, palabras de tu alma al alma de tu "segunda" madre, la señora Petra, que "no es muy diferente a los demás viejos". Admirable, y te agradezco este escrito que sirve perfectamente para ilustrar lo que a muchísimos nos ocurre con nuestros mayores queridos. Varias frases tuyas me han impactado: "aún dueña de su vida", "sin saber cómo afrontar la muerte y el vacío que nos trae", "muertes sin avisos", "terrible condena la de envejecer", "¿en qué se convierte el tiempo de nuestras vidas?". Muchas gracias David y compañeros.
Pd: Al final el post de David me ha motivado a escribir este mensaje que envío a continuación, perdón por la extensión y si tiene algunos fallos, es que sale directamente del horno ;-)
18 oct 2009
ciudadanoNick dijo
Creo que la vejez es en cierto modo como la niñez, juventud o madurez, puede ser una condena o una bendición. Creo que saber de la muerte termina implicando saber morir, o tratarlo, porque es la primera o de las primeras dudas, crisis o presión (más que depresión) existenciales del nuevo ser cuerdo, consciente o adulto, el conocimiento de la muerte, de que eres mortal y morirás. Esta noticia existencial y fundamental de la vida a la mayoría llega ya de niños grandes, 8, 9, 10, 11 y aunque esté algo encubierta por la religión o el agnosticismo, incluso simulada por el ateísmo, ya sabemos, de niños o pre adolescentes que hay algo grande que tenemos que "digerir" existencialmente a nivel individual: la muerte.
Parece drástico, cuando cortaron el cordón umbilical "tikaron el billete" de ida y vuelta al viaje de la vida. Y el tikador siempre espera el billete o boleto, que es el cuerpo, para tikear de nuevo ante la llegada, bajada y fin del viaje. ¿Pero de verdad bajaremos a algún lugar?, ¿en qué lugar?, dudas existenciales que para muchos terminarán sumando en certezas parciales y a otros en variados agnosticismos. Pero queda otra duda casi mayor directamente vinculada al individuo, ¿cuándo moriré?. Y así comenzamos a vivir la edad adulta, donde de vez en cuando nos golpea la existencia con la muerte repentina de un ser querido por accidente de tráfico, laboral u otro imprevisto letal. Otra vez nos cuestionamos la muerte y ya comienza a iluminar un deseo común; llegar a ancianos, muy anciano, y además sin molestar a nadie mucho tiempo y con muerte rápida.
Pero no es un respuesta, es un aplazamiento cómodo de la respuesta y... a los que van llegando a ancianos se les agota el aplazamiento. Hay que responder, el tiempo se acaba: ¿Qué es la vida, qué me parece ahora a mí la vida cuando estoy a punto de morirme y abandonarla?. ¿Y si cuando me tiken el billete de vuelta aparece una estación donde llevo maletas y me las piden para ayudarme y conducirme a algún lugar nuevo?. Más allá de la vida iremos, vayamos o no vayamos a algún lugar. Pero si hay algún lugar, probablemente, nuestros ojos del alma mirarán como niños por muy ancianos que acabáramos de ser ;-)
Por eso veo a los que son muy ancianos, más de cien años, cuando aparecen por televisión, y si no están enfermos, les veo siempre con buen ánimo, con sonrisas y bromas. Por eso le dije a Casado que a su lado o al lado de quienes hacen de reír asiduamente se alarga la vida. Quiero ser un anciano feliz, por favor, al menos satisfecho y si para ello tengo que responder, me responderé algo que lo facilite o descubra ;-)
"Sin cimentación lanzaré una estructura al barro y navegaremos, porque si tratamos de construir aquí abajo algo sólido e inamovible: aquí nos hundiremos. Naveguemos buscando la isla sólida aunque utopía resulte ser. Allí cimentaremos, mientras tanto: ¿alguien sabe cómo navegar con buena vida y buen humor?."
(Del arquitecto navegante).
18 oct 2009
yyue (desde Italia) dijo
David, ¿estamos/estás de bajón otoñal? últimamente te leo un poco apagado... Y cuando alguien está mal, le da vueltas en su cabecita a todo... se da cuenta de que es un ser humano, de que siente... y sólo entonces es capaz de expresar con palabras sus sentimientos rozando la perfección. Últimamente lo estás clavando. Personalmente, mi hoja de word también está creciendo a pasos agigantados en las últimas semanas.
Un enorme y caluroso abrazo!
18 oct 2009
Laura de Durango dijo
Muy bonito David, siempre tan delicado. Has expreado lo que no he podido yo nunca, el valerse pr si mismo hasta que te haces mayor y de repente no eres dueño de ninguno de tus actos... Me ha emocionado.
18 oct 2009
Rosa dijo
Jolin David, me has dejado casi sin palabras...
Muchas veces he pensado en la vejez, porque la tengo cercana, la siento y la veo. Por fortuna, tengo a mis cuatro abuelos vivos, y he podido disfrutar de ellos, de como cuentan aquellas viejas historias con alegría y orgullo, como viven los tiempos de ahora entre la agonía y la incertidumbre . Y como ven su posible final con resignación y paciencia. Mis abuelos me transmiten una mezcla de: admiración, tristeza y alegría. Nadie los puede reemplazar aunque el tiempo les haga mella, ya que ellos son pura experiencia viva, nadie como ellos sabe tanto de la vida. Así que aunque tengan arrugas, canas y sus pasos sean lentos, perezosos, son admirables por todo lo que han luchado, y por seguir siendo los que eran, a pesar de todo.
Genial escrito David, sabes... Amo a la personas que son muy humanas, y que saben tocar el corazón de las personas, gracias por ser así.
Besazos!!!
18 oct 2009
koniek dijo
Petra, María, Antonio, un viejo como tantos otros.
No muy diferente, pero muy diferente David.
Petra no está ene el olvido, tú la recuerdas, tú escribes pensando en ella.
¿Cuántos viejos hay "muertos en vida" porque nadie les recuerda?
Nadie se acuerda de ellos, y a veces, ni quieren acordarse.
Su existencia se limita a estar.
Sí, Petra no es muy diferente, pero muy diferente David.
Tú has podido verla, escribirla, tomarte unos vinos. Otros no tienen ni esa oportunidad. Otros no tenemos ni esa oportunidad.
¿Y qué decir de las vidas de otros tantos, mucho menos viejos, quizá sólo adultos, que se limitan también a "estar"?
Seguir con una mecánica fisiológica y vital (levantarse, desayunar, trabajar, almorzar, trabajar, familia, cenar y dormir) en ocasiones nos despista. No nos deja ver que si queremos, podemos darle un rumbo a nuestra vida (larga o corta), pero podemos darle un rumbo. Es decir, "vivirla"
Y a medida que avanzan los años, nos damos cuenta que "ya queda menos", que "ahora es mi momento" Y la pregunta que me hago es: ¿Queda menos para qué? ¿es tu momento, de qué?
¿De hacer algo, para que después digan que hemos vivido?
Lo decía John Lennon, y lo suscribo: "La vida es lo que ocurre, mientras te empeñas en hacer otras cosas"
18 oct 2009
Maribel dijo
Hola, David... tengo los pelos de punta, precioso escrito, yo tengo una abuela de 98 años, esta estupenda, ha sido autosuficiente hasta los 95, ahora necesita un poquito de ayuda , pero dignamente convive con todos esos años, tiene muy buen sentido del humor y es una joya, desde aquí un beso enorme para mi abuela. Su nombre es Gloria.
P.d. Al final, se me va a escapar alguna lagrimilla .. jajaja
Besos para todossssss .....
18 oct 2009
Teresa dijo
¡Hola, David!
Me ha conmovido tu relato... No sé qué decir.
La verdad es que, a veces, es preferible morirse a estar ya tan mayor y tan enfermo... A veces no sé qué pensar, la verdad. Ahora ya no se puede hacer nada... lo único es que la vayas a visitar, aunque la tengas que ver en este estado... Que debe ser muy duro. Y sí, ya es muy mayor, la mujer, ha vivido mucho ya. Estos temas de la muerte y la vejez no lo tenemos en cuenta muchas veces... Yo he cumplido un año más hace poco, pero claro, yo soy joven y no puedo decir nada. Pero cada año las personas nos hacemos mayores, luego vemos que la vida se pasa... Y cuando ves que eres mayor y ya te planteas que algún día llegará la hora (y a veces, por desgracia, te llega cuando eres joven, nunca se sabe)... Recuerdo a mi abuela que a veces decía que quería ya morirse... Y tampoco estaba mal la mujer, pero mi abuelo nos había dejado hace ya mucho y claro, muchas veces se sentía sola. Se murió con ochenta y pocos.
A mí la verdad es que la muerte, no sé... No sé qué sentiré... Es un tema tan complicado... En fin...
Precioso relato. A mí también me gustan mucho las personas así, tan humanas, como comenta Rosa.
Un beso fuerte, David!
18 oct 2009
MZur dijo
Leerte siempre un gusto por lo que dices y cómo lo expresas (somos much@s a los que se nos remueven cosas, recuerdos), pero -esta vez- no estoy muy de acuerdo en algo.
Envejecer no es condena si la persona llega, a la edad de tu tía, por ejemplo, hasta sufrir la embolia, en condiciones de valerse por si misma y de decidir dónde, cómo o con quién quiere vivir y sigue teniendo ilusión, no importa cual sea (los hijos, los nietos, los biznietos, los sobrinos, las charletas con los amigos, la partida de cartas, la lectura ...).
Sí es injusta la vida cuando a esa persona mayor se le deteriora la salud, pasa a tener que depender de otros, pierde su actividad y no puede (porque el tiempo la ha convertido en otra que, a ratos, se resigna y, en otros, se indigna: no puede hacer más), como dices, morir sin aviso, de manera plácida y serena -igual a como quizás vivía últimamente-, pues esta es la mejor muerte que puede tener y se puede desear a cualquiera -añado.
Y más injusta lo es aún y más cruel (lo comento por la noticia del TD y el concierto de la fantástica Luz) cuando a alguien joven, 56 años, se la lleva un cáncer de mama, que a los cuatro años se reproduce -en una faena del destino- aquí y allá. Se llama Marian, trabajó conmigo
(le dieron la invalidez hace unos dos años), era un encanto y murió ayer.
Un saludo.
18 oct 2009
ciudadanoNick dijo
Ya que habéis despedido el Tedé con Luz Casal, permitidme que dedique esta canción a todos y cada uno de vosotros, no diré nombres porque estáis todos. Creo que el viento, los árboles y el horizonte, otros muchos y todos los días, a cada uno de los que leemos estas líneas, en el fondo nos quieren decir algo así:
S e n t i r
;-)
18 oct 2009
Jenny dijo
David, los últimos relatos que has escrito me han llegado de verdad. Y es que este en particular me recuerda a mi tía que acaba de morir. Simplemente con 91 años se fue apagando como una velita. Su cuerpo no resistió más, el último mes estuvo postrada en una cama, pero hasta el último momento estuvo lúcida y supo quién era cada cual. Murió sabiendo que todos todos los sobrinos que la quisimos tanto la fuimos a visitar en sus últimos momentos. Yo soy joven aún pero mi madre tiene ya 70 años y sé que va hacia la recta final de su vida. Ella siempre le pide a Dios que el día que la muerte le llegue se vaya de un solo golpe y no quede postrada en una cama. Lo más triste, y creo que lo que todos tememos o no queremos padecer es no poder valernos por nosotros mismos. Eso, y morir solos y olvidados. Un abrazo David, para ti y todos los blogueros. Buena semana.
19 oct 2009
Inés dijo
Hola David: Ayer cuando ví tu relato no pude dejar de emocionarme. No he conocido el cariño de mis abuelos, solamente el padre de mi madre, que murió joven, y estaba enfermo ( tengo algun vago recuerdo) y mi padre como hace ocho años que murió lo hizo mayor, tenía unos hermanos, mis tios mayores, que eran como nuestros abuelos. Los hemos querido mucho, además eran solteros y ellos a nosotros también, mis hermanos y primos. Ahora al trabajar en una residencia ( gracias por el homenaje a los mayores) yo tengo un montón de abuelos/as. Va hacer el 2 de noviembre 9 años que se abrió la residencia. Imaginaros la cantidad de abuelos y abuelas que han pasado, más los de centro de día. Para mi son muy especiales. Les ha tocado pasar sus últimos años en la residencia y lo único que les queda es un poco de cariño y atención. Yo intento darsélos porque los considero como mi familia. Hemos pasado muchos juntos, tanto buenos como malos ratos; y a su manera han estado ahí en el momento que lo necesitaba o a ellos igual. Son muy vulnerables. Nunca sabemos como vamos a estar en edad de ellos, ni en que condiciones llegaremos, también es una pena que no se pueda llegar porque nuestra vida ha acabado joven. Lo siento si estoy muy sensible, en estos días siempre me pasa. Gracias por recordar a tu tía David, yo hago muchas veces lo mismo con mi familia o con mis " abuelos ". Es muy importante los recuerdos y el cariño; como dice alguíen del blog, no estará en el olvido porque tu la recuerdas y en extensión todos nosotros que recordamos a los nuestros, que ellos también se han preocupado por nosotros. Bueno feliz semana a todos y muchos besos desde Zaragoza
19 oct 2009
koniek dijo
A Ciudadano Nick : el enlace creo que no funciona. :-(
La he buscado, y al ser una de mis favoritas, pues eso. Lagrimón. (sensibilidad, le llaman)
Como dice Jenny, quizá, sabiendo que todos tenemos fecha de caducidad, lo mejor sea acabar con esta.
Gipsy Kings: A mi manera! (no me deja poner el enlace)
Que tengáis un buen día.
19 oct 2009
Inés dijo
Hola a todos: A Koniek pincha en sentir de ciudadanick y te saldrá la canción, acabo de hacerlo y me ha salido. Por cierto ciudadano muy bonita y sensible. Gracias
19 oct 2009
Ana dijo
Hace un año, yo tenia dos tias que me criaron, a las que quería con locura, una tenía 81 años y la otra 78, siempre vivieron y trabajaron juntas esperaron para jubilarse las dos a la vez una con 64 y otra con 60 años, vivieron muy bien la jubilación eran felices, tenían planes y siempre estaban pendientes de sus sobrinos, sobrinos-nietos y algun sobrino viznieto que mi hija le había dado.
La mas joven empezo con unos dolores que los médicos no sabian diagnosticar.... La mayor las últimas palabras que me dijo fueron "ocupate tú de los médicos de la tia Conchi, yo ya estoy mayor", eso fue un domingo por la tarde, esa madrugada le dio un ictus y no se recuperó, murio a los diez dias. Yo cumpli con mi promesa y me ocupe de los médico, la joven ingreso en el hospital a los diez días para una operación que parecía sin importancia. Todos nos ocupamos de ella, pero a los dieciseis días murió. Hasta en eso estuvieron juntas. El vacio que me quedó todavía no se puede llenar....
19 oct 2009
RAQ dijo
David simplemente precioso.SIN PALABRAS.
BESOS Y XXXXXXXXXXXXXXXXXX
19 oct 2009
BÁRBARA dijo
¡Hola David!que precioso relato.Me he quedado sin palabras, me he sentido identificada con éste relato, pues yo tengo ahora a mi padre pasando por esos últimos momentos de vida, en un estado terminal en el cúal se une el sufrimiento de él y la impotencia de los que lo estamos cuidando, el no poder hacer nada más por él. Es muy triste ver como un ser querido se te va, pero es más penoso verlo sufrir. Lo importante de esto es que cúando ya no esté, quedará la conciencia tranquila de que hemos hecho todo lo que estaba de nuestra parte por que se sintiera cuidado y querido.
También en estos casos es muy importante la ayuda que te prestan los profesionales de la sanidad, que en mi caso es la médico de familia, una persona humana y muy buena profesional, que nos está ayudando tanto a él cómo a los familiares en ésta tan díficil situación.
Por eso dedico un gran reconocimiento a todos los presionales que se entregan por completo a los demás.
un fuerte abrazo y hasta pronto.
19 oct 2009
rosa dijo
Estaba buscando informacion sobre tus cuadros y he descubierto que escribes. Comprare algun libro a ver si lo haces tambien como pintas.Me gustaria saber si tienes cuadros expuestos en alguna galeria.
19 oct 2009
Carlos Y Mara dijo
No sé si es porque se acerca el frío ( mi estación favorita) que el relato me ha gustado bastante aunque algunos me han gustado más.De todas formas es bonito David y lo que sí que me ha encantado es la canción de Tracey Thorn.Abrazos David.
19 oct 2009
JOSE LUIS dijo
Hola DAVID. Maravilloso relato , entre otras razones, porque como es costumbre en tí, siempre sabes utilizar las palabras adecuadas . Además , tengo otro motivo para que este relato me haya calado muy hondo, y es que, yo también estoy viviendo una situación similar a la que relatas, con la única tía que me queda viva, de seis que llegué a tener en su día, por lo que me he identificado mucho con el. Gracias David.
20 oct 2009
Merche-Cáceres dijo
Una vez más, David, nos brindas con el homenaje que haces a tu entrañable tía Petra, la oportunidad de reflexionar sobre lo más trascendente que hay en cualquier ser pensante: "LA VEJEZ" y "LA MUERTE".
Yo me re-encuentro con ello cada día y, no precisamente porque sea mayor, que no lo soy.No sé por qué extraña razón desde mi infancia tanto "LA VEJEZ" como "LA MUERTE" han sido tema de mi interés. La mirada de una persona anciana, el paso del tiempo por sus débiles cuerpos, sus rostros marcados con los surcos de los años... consiguen que yo me adentre en el interior y, de alguna manera, sentir "su sentir".
Temo a estar postrada, a la soledad, a las molestias que pueda ocasionar a los que me quieren. Intento prepararme para saber envejecer y estar convencida que tan sólo somos un eslabón más de este MISTERIO.
Mientras tanto me digo cada día: "DEBO DISFRUTAR DE CADA INSTANTE Y NO ESPERAR A QUE SUCEDA ALGO ESPECIAL MAÑANA, MAÑANA, MAÑANA..." ¡¡¡¡¡¡¡ESTO ES VIVIR!!!!!!!!
También sé, por no sé qué otra extraña razón, que VIVIR MERECE LA PENA. No hay día que no deje de sorprenderme.
Un abrazo inmenso para todos.
20 oct 2009